El Liberal

La ANC amenaza a consumidores y empresas en Cataluña

Los dos estallidos insurreccionales vividos en Cataluña en otoño de 2017 y octubre de 2019 no fueron erupciones más o menos espontáneas de malestar social sino dos intentos fallidos de

  • La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, durante la manifestación independentista de este fin de semana

Los dos estallidos insurreccionales vividos en Cataluña en otoño de 2017 y octubre de 2019 no fueron erupciones más o menos espontáneas de malestar social sino dos intentos fallidos de implementar la “hoja de ruta 2014-2015”, aprobada por la ANC pocas semanas antes de celebrarse la consulta ilegal del 9-N en 2014. Además de su incansable labor proselitista, difundiendo falsedades y medias verdades sobre el Estado español y nuestro sistema judicial, la ANC ha puesto en marcha algunas campañas de carácter económico que ilustran perfectamente las inclinaciones intervencionistas y coactivas de sus actuales líderes. Acciones, por otra parte, coherentes con una organización cuyos estatutos fundacionales contemplan un único objetivo: “promover la creación de las condiciones políticas y sociales necesarias para alcanzar y constituir el estado catalán propio, independiente”.

Consumo estratégico

La primera iniciativa, denominada eufemísticamente “consumo estratégico”, pretende convencer a los catalanes e instar a los Ayuntamientos afiliados a la AMI a adquirir únicamente bienes y servicios producidos por empresas y entidades financieras comprometidas con el objetivo de alcanzar la independencia de Cataluña. Al iniciar la segunda fase de la campaña, Palazui anunció la puesta en marcha de un registro secreto donde consumidores y empresas pueden darse de alta y un buscador de empresas “que quieran contribuir a la independencia de Cataluña” y “respeten las decisiones democráticas de los ciudadanos", una afirmación capciosa con la que la presidenta de la ANC da a entender que la inmensa mayoría de catalanes avalamos la independencia.

La organización patronal Foment del Treball denunció esta campaña ante la Agencia catalana de la competencia (Acco) por fomentar “una conducta anticompetitiva prohibida, porque es contraria a la buena fe, falsea la libre competencia en el mercado y afecta al interés público”. La denuncia debió tener escaso recorrido en la Acco, ya que la campaña siguió adelante y si damos por buenas las cifras que proporcionó Fernández, coordinador de la Comisión Fem República (Hagamos República) y de la campaña de ‘consumo estratégico’, la ANC habría realizado 115 charlas, participado en 92 ferias y logrado “148.000 cambios de contratos” entre noviembre de 2018 y junio de 2019. En un alarde de cinismo, Fernández justificó una iniciativa que coarta la libertad de consumidores y empresas apelando precisamente a unos y otras para que estén a la altura del momento, de lo que les pide el mercado [subrayado mío] y de esta nueva manera de hacer negocios y de consumir “con conciencia de país”. Lo han entendido bien: el mercado pide por boca del oráculo Fernández independencia.

Y la ANC tomó la Cambra

La segunda iniciativa económica de calado de la ANC este año fue la campaña para hacerse con el control de la Cambra de Comerç de Barcelona, con el propósito de aglutinar al resto de Cámaras en torno a ella y poner todas al servicio de la independencia. La ANC ganó con facilidad las elecciones celebradas el pasado mayo y, pese a las dudas surgidas en el escrutinio, Canadell se convirtió con tan sólo 955 votos en el nuevo presidente de la institución. Pocos días después de que Barcelona ardiera y algunos gobiernos recomendaran a sus ciudadanos abstenerse de visitar la ciudad, Canadell presentaba ante Torra el plan estratégico “Catalunya 2030/40. Construïm un nou model econòmic de país”. Tras loar la contribución histórica de los empresarios catalanes al ‘territorio’, Canadell resaltó la fortaleza de la economía catalana, capaz de sobreponerse al déficit fiscal del 8% del PIB que soporta.

Pero no contento con repetir esta cantinela, el copropietario de la red de gasolineras independentistas “Petrolis independents” fue un paso más allá y se preguntó a dónde habría llegado Cataluña de haber dispuesto de los 400.000 millones supuestamente expoliados por el insaciable Estado español en los últimos 30 años. No contestó la pregunta pero sí  propuso “que trabajemos para explicar qué modelo de país queremos para Cataluña” porque “tener una renta media como Austria convencería a miles si lo vieran factible”. ¿De qué los convencería, se preguntarán? De la bondad de la independencia, claro está. En esta hora decisiva para Canadell, la tarea de las Cambras es “explicar bien al tejido empresarial y a la gente como lo haremos y conseguiremos”. Llegado a este punto, Canadell se limitó a enumerar “15 ejes de trabajo” desdibujados y faltos de contenido: “máxima internacionalización de la economía”, “infraestructuras descentralizadas”, “Barcelona, puerta de entrada del turismo”… “Nuevo sistema fiscal”. Los empresarios catalanes tendrán que esperar para saber cómo se llega a Austria sin cruzar los Alpes.

Joan Canadell en su primera rueda de prensa como presidente de la Cámara de Barcelona

Al margen del cambio de referente dentro del campo austracista –hace algunos años el espejo de Cataluña era Holanda, ahora lo es Austria–, llama la atención la puerilidad y autocomplacencia del nuevo presidente de la Cambra. Ningún economista libre del virus independentista ignoraría que la creciente inestabilidad política en que vive inmersa Cataluña desde 2012 y los estallidos de violencia registrados en los dos últimos años han empezado ya a pasar factura a la economía catalana y que de seguir por estos derroteros podrían asestarle un golpe irreversible. Ante el hecho indubitable de que más de 4.100 sociedades han trasladado su sede fuera de Cataluña desde octubre de 2017, la única respuesta de la ANC y de las Cambras ahora bajo su control, es apretarles las tuercas y amenazarlas con perder sus clientes y los contratos de las Administraciones catalanas si no apoyan la independencia. Mal vamos si éste es el “nuevo modelo de la economía catalana” y ésta la forma de “hacer negocios y consumir con conciencia de país”.

No deja de resultar paradójico que quienes quieren boicotear a las empresas que no comparten el objetivo de la independencia, fíen el futuro de Cataluña al crecimiento de las exportaciones, cuando gran parte de las exportaciones ‘catalanas’ las realizan multinacionales que podrían acabar deslocalizándose de continuar la inestabilidad política, y cuando los destinos principales de dichas exportaciones son precisamente el resto de España y el resto de la UE, dos mercados que podrían perderse en caso de que la república catalana quedara fuera de la UE. En mi artículo, “Una panorámica del argumentario economicista a favor de la independencia de Cataluña: mitos y realidad” examiné en detalle esta cuestión. Me pregunto qué futuro tendría una empresa como “Petrolis Independents” si, siguiendo las pautas de ‘consumo estratégico’ de la ANC, las refinerías rehusaran suministrar sus productos a gasolineras comprometidas con la independencia.

Alianza inquietante

No quisiera terminar esta columna sin mencionar la cada vez más estrecha colaboración que han establecido la ANC de Palazui y la CSC-intersindical de Carles Sastre, miembro del grupo terrorista EPOCA que fue condenado en 1987 a treinta años de cárcel por asesinar al empresario Josep María Moltó en 1977. Gracias al apoyo recibido de la ANC, CSC-intersindical ha pasado de ser una organización marginal con 4 delegados en la Generalitat a convertirse con 36 delegados en la primera fuerza sindical de la Administración catalana. En compensación, CSC-intersindical se ha prestado a convocar varias huelgas generales (no respaldadas por CCOO y UGT) en los últimos años para respaldar las movilizaciones convocadas por la ANC, la última de ellas el pasado 18 de octubre. Así que a la coacción que supone para consumidores y empresas la campaña de ‘consumo estratégico’ y  la instrumentalización de las Cámaras de Comercio para alcanzar la independencia, hay que sumar también la amenaza que representa a la libertad de sindicación el crecimiento de CSC-sindical.
 

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