El despliegue de los antidisturbios de la Guardia Civil en Cataluña va "de mal en peor" tras 45 días de operación Ícaro. Tal es el descontrol y desorganización que los agentes, especialmente los venidos de Zaragoza, han tenido que pagar de su bolsillo la estancia, escogida por los mandos de la Guardia Civil.
Pueden estar alojados en hoteles con todas las comodidades, como en sitios con capacidad para siete personas en una misma habitación, según han denunciado fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) a El Liberal.cat. En concreto afirman que se trata del GRS número 5 de Zaragoza, que abonado 616 euros cada uno al hotel. En su mayoría, algunos han tenido que utilizar la tarjeta de crédito al no disponer de efectivo suficiente para realizar el pago. "La Guardia Civil no les ha adelantado nada", han afirmado las fuentes. Otros agentes han tenido que pagar casi 400 euros. "No es un hecho aislado", han criticado.
En la capital de Aragón, los permisos los tenía que firmar un comandante que lleva 40 días sin aparecer por el cuartel al estar destinado en Cataluña. "Sin firma no hay permiso", han aseverado las fuentes, y por tanto "debemos adelantar el dinero". "No somos el cajero de la Guardia Civil", han lamentado.
De Cataluña a Tenerife para proteger al presidente de China
Otros grupos, como los desplazados desde Tenerife a Tarragona, han tenido que hacer el petate rápidamente para dar servicio de seguridad por la visita relámpago del presidente de China, Xi Jinping, a Canarias, para después ser llevados de nuevo a Cataluña. No todos han regresado. "Hay varias bajas" debido a las pésimas condiciones en Cataluña.
Otros, como los de Valencia, aún no han tenido descanso tras cuarenta días y lejos de disfrutarlo se han destinado a ensayar en desfiles de la Armada en Sevilla.
"Es vergonzoso", han exclamado las fuentes consultadas de este sindicato. Las condiciones de trabajo y la falta de información están a la orden del día para los agentes destinados a Cataluña. "Nos tratan como si no tuviéramos esposas, pareja, ni hijos ni otras cargas familiares".
Los guardias civiles de Barcelona, en Melilla
En vez de resolverse la situación se ha agravado. Primero por la incertidumbre de si van a ser trasladados a otros hoteles de Cataluña o bien a cuarteles, como el de San Andreu. De cara a Navidad tampoco hay previsión de relevos, por lo que muchos de los agentes que llevan cerca de dos meses en Cataluña podrían pasar las fiestas lejos de sus familias.
"Nos tratan como esclavos", con jornadas maratonianas de 14 horas, con traslados de madrugada, sin previo aviso ni descansos como sí han tenido los antidisturbios de otros cuerpos.
Mientras, el GRS 4 de Barcelona, que tienen las viviendas familiares y su alojamiento ya establecido, está destinado en Melilla para custodiar la frontera desde hace cuarenta días. Allí aún no saben cuándo van a volver y tienen los permisos anulados.