El control del FROB del 100% de Unnim Banc deja a las tres cajas fuera de su accionariado y, por tanto, corta su vía de financiación a través de los beneficios. Las tres entidades sólo cuentan ahora con los fondos de la obra social para sobrevivir.
Una de las consecuencias de la bancarización de las cajas de ahorro será, precisamente, la conversión de estas entidades en otra figura jurídica. Es decir, su desaparición. Un proceso que se adelantará en el caso de las entidades intervenidas (CAM) o nacionalizadas. Ese doble camino tendrán que andar las cajas de Manlleu, Sabadell y Terrasa, las tres entidades fusionadas en Unnim, que tendrán que desaparecer para salvar su obra social, apenas año y medio después de su integración. Si el proceso de reestructuración ejecutado por el Banco de España ha reducido el mapa de 45 cajas a tan solo 15, la toma del FROB de la CAM y Unnim reduce la cifra en cuatro nuevas entidades.
La nacionalización total de Unnim por parte del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), el pasado 30 de septiembre, ha dejado a las tres cajas fuera del accionariado, y por tanto de la capacidad de obtener financiación a través de los beneficios de Unnim Banc, que gestiona ahora todo el negocio financiero bajo la batuta del Estado. Jordi Mestre, antiguo director general de Unnim, es el único representante del Consejo de las antiguas cajas que ha logrado un puesto en el nuevo organigrama de decisión del banco controlado por el FROB, que compró la entidad por tan solo un euro.
Esa asfixia económica obligará a las cajas de Manlleu, Sabadell y Terrasa a su reconversión total o su desaparición. Lo mismo sucede con la intervenida CAM, cuya caja tendrá que convertirse en fundación para cumplir con sus compromisos de la obra social. Desde la entidad se pretende continuar con el estatus de caja. Para ello, tienen previsto una sensible reducción del número de los representantes en sus órganos de gobierno. Así, la Asamblea General, formada hasta ahora por más de un centenar de representantes, que perciben poco más de 200 euros al mes como dieta por reunión, quedará adelgazada hasta la mínima expresión. El recorte también afectará al Consejo y Comisión Delegada.
“Esa estructura de caja ahora ya no se puede mantener al no tener la financiación del negocio financiero”, reconocen en la propia entidad. De hecho, tras la exclusión del accionariado de Unnim Banc, las tres cajas apenas cuentan con el presupuesto de la obra social (alrededor de 15 millones de euros) y una serie de fondos propios, de pequeña cuantía, para poder sobrevivir. “Con esos fondos, las cajas están abocadas a desaparecer porque sólo el organigrama de una caja los fagocitaría en un corto plazo de tiempo”, explican fuentes del sector financiero. Ni la intervención política de la Generalitat, que ya reportó tanto a Unnim como a CatalunyaCaixa la posibilidad de obtener el dinero del FROB mediante préstamo en un momento del proceso en el que el Banco de España sólo lo permitía en forma de capital, podrá impedir la desaparición de las cajas de Unnim.
Con este panorama, los representantes de la tres cajas manejan ya la opción de su conversión en fundación como única vía para poder mantener la obra social, el único encargo del que son responsables las cajas, tras exportar todo su negocio financiero a los nuevos bancos. Una posibilidad que ya está asumida en la propia entidad como solución de futuro para poder optar a las subvenciones estatales y autonómicas, amén de otras vías de financiación, como puede ser el alquiler o venta de inmuebles. CatalunyaCaixa y Novacaixagalicia se plantean también estas últimas vías de entrada de dinero para poder continuar dotando de fondos a su obra social.
La obra social de Unnim llega a más de dos millones de beneficiarios de Cataluña, Madrid, la Comunidad Valenciana y las ciudades de Zaragoza y Sevilla, y cuenta con equipamientos culturales y medioambientales, además devarios centros para ancianos.