España tendrá que esforzarse mucho para conseguir su objetivo de reducción de déficit este año dada la ralentización de su crecimiento económico. Esta es la conclusión a la que llegan expertos internacionales consultados por Bloomberg, poniendo de manifiesto la amenaza creciente ante nuevos contagios en la crisis de deuda, agudizada por la falta de soluciones de la última cumbre europea.
“Nunca lo lograrán, nuestras últimas previsiones sitúan el déficit de España en el 7% del PIB este año”, afirma Ludovic Subran, director económico de Euler Hermes SA en París, quien añade que estas estimaciones se hicieron antes incluso de que el rating de la deuda española fuera rebajado dos veces en lo que va de mes. El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se había fijado un objetivo de déficit del 6% del PIB este año, por debajo del 9,2% de 2010.
“Los líderes europeos fracasaron en su intento de acabar con el círculo vicioso de la crisis de deuda soberana, en la que la reducción del déficit se basa en el crecimiento económico. Esto propicia que aparezcan objetivos inalcanzables y da rienda suelta a las rebajas de rating por parte de las agencias de riesgo”, declara Ángel Laborda, director económico de la fundación Funcas en Madrid. “Los dirigentes deben garantizar que la deuda de los países de la Eurozona se pague independientemente del crecimiento”, añade.
El desempleo, principal lacra del déficit público
Con la mayor tasa de desempleo de la región (21%) condicionando el consumo de las familias, la economía española se ralentizó en el segundo trimestre con un crecimiento del 0,2% frente al 0,4% de los tres primeros meses de 2011. “El sistema laboral español es el principal riesgo para el déficit público”, afirma Luis de Guindos, ministro de economía durante el gobierno de José María Aznar.
“No cumplir los objetivos de déficit acabará con la demanda de bonos españoles en el sector privado. Si finalmente los niveles de deuda alcanzan cifras próximas al 7%, la situación se volverá muy complicada”, declaraHarvinder Sian, estratega de Royal Bank of Scotland en Londres.