Los principales accionistas de Ono, los fondos españoles y americanos, dan por perdido el 2012 pero todos esperan que sea 2013 el año definitivo para cumplir su deseo de salir de la compañía, la segunda operadora de telefonía fija en España “aunque sea lo comido por lo servido”, según explican fuentes cercanas a Eugenio Galdón, ex presidente (1998-2008), fundador y accionista de la operadora.
Así, todos, incluído Galdón, confían en 2013. El empresario murciano, que posee un 6,3% de Ono a través de Multitel, se suma a la ola de los fondos extranjeros de intentar desinvertir en la compañía cuanto antes y da carpetazo así al plan inicial de intentar recuperar el control de la empresa que creó en 1998.
Los fondos americanos (Quadrangle -9%-; Providence -15%; CCMP`-15%-...) unieron fuerzas a finales de 2008 y lograron forzar la salida de Eugenio Galdón como presidente de la operadora por un conflicto en la gestión de la compañía (Ono se encontraba muy endeudada por el movimiento de Galdón de comprar el negocio fijo de Auna por 3.500 millones en 2005). A raíz de este golpe, Galdón dimitió del consejo de administración con la única idea de recuperar la compañía.
La guerra entre fondos americanos y españoles era total. De hecho, un fondo próximo a Galdón (Val Telecomunicaciones, que posee el 5,3%, un grupo de inversores españoles con intereses en la antigua Retecal, entre los que destacan los Tomas Fuertes o José Luis Ulibarri) abrió una batalla jurídica en 2010 con el fin de romper el proceso de reestructuración de la deuda (los 3.500 millones vinculados a la compra de Auna), que era un tanto muy favorable que se apuntaba José María Castellano, el sustituto de Galdón en la presidencia de Ono. Esta demanda de los accionistas españoles sigue su curso, pero según fuentes próximas, tiene ahora menos sentido. "No está previsto jugar esa baza de momento".
Ajustes en 2012
Durante el próximo año, la compañía que dirige Rosalía Portela deberá preparar el camino para sentarse de nuevo con los bancos refinanciadores de la deuda (vence en 2013); es el año de la reestructuración de plantilla, y de ahorro de costes (incluido un cambio de su sede central al edificio que tiene en propiedad en Madrid, en Pozuelo), y sobre todo de sacar jugo a la inversión en frecuencias móviles con nuevos proyectos (13,3 millones de euros que le permiten operar en Cantabria, Cataluña, Valencia, Madrid, Murcia, Navarra, La Rioja, Ceuta y Melilla).
Con estos procesos en marcha, la mayoría de los accionistas pretenden que 2013 sea el año definitivo de su salida de la compañía. La crisis económica y la fuerte tensión de los mercados frustraron los planes de OPV que anunció Portela en abril de 2010; y en septiembre de 2011 perdió la oportunidad de crear un megaoperador de cable con la adquisición de Telecable (el fondo Carlyle se impuso en la puja por ser un oferta en cash –Ono pensaba comprar ampliando capital-).