España

Zapatero invita al matrimonio Rajoy a un almuerzo familiar en La Moncloa

Si Zapatero y su mujer, Sonsoles Espinosa, filtraron en marzo de 2000 que la decoración que tenía Ana Botella en La Moncloa les parecía un horror y se proponían dar a su vivienda un ambiente minimalista, en esta ocasión se desconocen los gustos decorativos de Elvira Fernández, Viri para los amigos, como se conoce familiarmente a la mujer de Mariano Rajoy.

Si Zapatero y su mujer, Sonsoles Espinosa, filtraron en marzo de 2000 que la decoración que tenía Ana Botella en La Moncloa les parecía un horror y se proponían dar a su vivienda un ambiente minimalista, en esta ocasión se desconocen los gustos decorativos de Elvira Fernández, Viri para los amigos, como se conoce familiarmente a la mujer de Mariano Rajoy. Probablemente, la dura crisis que golpea al país y el discurso mismo de la austeridad limitará mucho el margen de los nuevos inquilinos del palacio para realizar ambiciosas reformas. De hecho, ambos se han llegado a plantear la posibilidad de seguir en su vivienda de siempre, aunque los servicios de seguridad se lo han desaconsejado.

En estos días, sus jefes de Gabinete cierran las agendas respectivas para que el matrimonio Zapatero reciba en La Moncloa a los que serán dentro de unas semanas sus próximos inquilinos. Zapatero y Sonsoles ya han quedado con Rajoy y su esposa para un almuerzo familiar en el que tendrán oportunidad de hablar en la intimidad de las ventajas y los inconvenientes que tiene vivir en el palacio presidencial, ese mismo recinto que termina siendo para casi todos los presidentes una especie de campana en la que tienden al aislamiento.

La relación personal entre Zapatero y Rajoy ha mejorado muchos enteros desde semanas antes de las elecciones, cuando el ahora presidente en funciones ya intuía que le quedaban dos telediarios. El tiovivo en el que se ha convertido la crisis de la deuda y la colocación de España al borde del rescate durante el pasado agosto, sirvió de pretexto para que ambos hicieran más frecuentes sus contactos telefónicos, hasta llegar a comunicar a diario después del 20-N, en paralelo al traspaso de poderes que realizan sus equipos.

Si se revisan las actas de sus últimos duelos parlamentarios y se contrastan con la luna de miel en la que parecen haber caído embelesados los dos protagonistas, se llega a la conclusión de que en política cualquier trasiego es posible
 

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