Primera subasta del Tesoro a largo plazo tras la rebaja de rating de S&P, superada con éxito tanto en demanda como en tipo de interés. Había un punto de expectación añadida, ya que esta puja excedía en todos sus plazos los tres años a los que el Banco Central Europeo (BCE) otorga la 'barra libre' de liquidez y que es empleada por muchos bancos para adquirir activos a con vencimiento corto y efectuar un beneficioso arbitraje. Pero el organismo encargado de la financiación del Estado que comanda desde este año Iñigo Fernández de Mesa logró más dinero del previsto con tipos ajustados a mercado y en general, inferiores a las anteriores subastas.
Ayer había un objetivo máximo de captación de 4.500 millones de euros y se adjudicaron 6.600. Una cifra que cierra las necesidades de financiación para enero y febrero y permiten al Ejecutivo enfilar un complicado ejercicio de vencimientos, en el que tiene el firme propósito de rebajar el saldo vivo de la deuda por debajo del 70%.
Conviene recordar, además, que la colocación se hizo con una amenaza previa por parte de la agencia calificadora Fitch de recorte de rating, justo un día después de que Moody´s dijera que de momento no secundaba a S&P. Las duras palabras de Fitch no tuvieron efecto apenas.
La colocación ha sido calificada como “buena” por parte de casas de análisis como Mirabaud. “El Tesoro ha captado más dinero de lo previsto y a unos tipos muy buenos, en línea con el secundario”, indican.
Un dato a subrayar es que los ratios de demanda fueron de 3,2 veces para los bonos a 5 años, de 2,007 para los activos a 7,5 y de 2,1 a 10. Es preciso recordar, además, que en la última puja a 10 años, la rentabilidad alcanzó el 7%, muy poco antes de que tuviera lugar una intervención concertada por parte de los bancos centrales que calmó los convulsos mercados de deuda.