La batalla de las primarias socialistas se encuentra en pleno hervor. Pasado el tsunami electoral, los candidatos se afanan por la refundación del PSOE. ¿Y qué mejor regeneración que la económica, corrigiendo los errores del pasado reciente? Rubalcaba, el 14 de enero: “Hay que ajustar, naturalmente, pero es algo compatible con los incentivos. Si solo ajustamos, no crecemos y no creamos empleo”. Chacón, tres días después: “Queremos una Unión Europea que esté unida y no el modelo de Alemania y 26 de rodillas”.
Detrás de estas peroratas -nada extrañas para dos aspirantes a secretario/a general- hay mucho más. En las postrimerías del Gobierno de Zapatero, el PSOE y el PP maquinaron la reforma exprés de la Constitución, la cual dará pie en febrero a la Ley de Estabilidad. Poco después, el propio Zapatero, ya presidente en funciones, firmó el pacto fiscal que, de acuerdo con Merkel y Sarkozy, pronto se plasmará en un tratado. Ambas iniciativas tienen un objetivo: imponer un límite al déficit del 0,5% y otro a la deuda del 60%, lo que también se conoce como regla de oro.
Una medida que, hasta ahora, no han puesto en entredicho ni Rubalcaba ni Chacón pero que en absoluto comparten ni el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) ni el Partido Socialista Francés (PSF). “La postura del PSOE es muy difícil de entender”, explica Pascal Delwit, politólogo de la Universidad Libre de Bruselas. “La regla de oro es un suicidio, una forma de negar la política: se introduce un mecanismo automático en la Constitución que invalida cualquier margen de acción. La oposición al PP no va a ser creíble”.
El PSOE rechaza el cisma
Los dirigentes socialistas consultados rechazan el cisma con el Partido de los Socialistas Europeos (PSE). No así la regla de oro. Inmaculada Rodríguez-Piñero, de la comisión económica socialista, defiende que hay que “revisar el calendario económico” porque ahora “las previsiones son peores para España”. “La reforma constitucional fijaba el déficit en el 0,4% y el pacto de la UE –del que solo se conoce el borrador- lo deja en el 0,5%. Pedimos al PP que se ajuste al calendario europeo”, dice Rodríguez-Piñero. “No vayamos a ser más papistas que el Papa”.
Otro socialista avezado en asuntos europeos, Diego López Garrido, solo ve buena sintonía con sus hermanos de la UE. “El PSE ha introducido dos conceptos que poco a poco la derecha quiere hacer suyos: los eurobonos y la tasa a las transacciones financieras”, comenta el ex secretario de Estado. “Somos conscientes de que la disciplina fiscal en seco no conduce a nada”.
Queda una cuestión por dilucidar en el PSOE: ¿regla de oro sí o no? Nadie consultado parece proclive a lo segundo.
"Un fantasma gigante"
Algo que no ocurre en las formaciones socialdemócratas de los dos pesos pesados de la Eurozona, Alemania y Francia. Elegido en octubre en primarias abiertas, las posiciones del PSF las ha marcado su candidato, François Hollande. Hollande, es verdad, es impreciso sobre sus intenciones si vence a Sarkozy en mayo. Pero refuta la regla de oro. “No es una regla que hace una política, es una política que permite respetar las reglas”, aseguró en la radio francesa. “Podremos votar todas las reglas de oro en todos los países; si no hay crecimiento, no alcanzaremos ningún objetivo”. Hollande ha afirmado que, de ser presidente, renegociará el tratado para suprimir el límite presupuestario.
Más indefinido todavía que el PSF, el SPD alemán cabalga estos días sobre un triunvirato: Frank-Walter Steinmeier, Peer Steinbruck y Sigmar Gabriel. Aunque con menos énfasis, los socialdemócratas germanos también rechazan la regla divina, que Steinmeier, un veterano dirigente estrechamente vinculado al Ejecutivo del ex canciller Gerhard Schröder, tilda de “fantasma gigante”.
“Existen muchos matices que diferencian a los partidos de un lado y otro del Rhin”, señala Pascal Delwit. “Y es cierto que ambos están en la oposición. Pero los dos han soltado amarras y se han declarado contrarios a la regla de oro. No entiendo por qué el PSOE, que ha sido vapuleado en dos elecciones consecutivas, no aborda sin demora este hecho”. Los sondeos vaticinan una victoria del PSF y el SPD para este año y el que viene. A los socialistas españoles, que votan líder en marzo, coincidiendo con la entrada en vigor del tratado europeo, les aguarda, en cambio, el desierto.