España

El PSOE teme que el enroque de MAFO le quite margen para pactar el nombre del subgobernador

 
La tradición rezaba que los dos grandes partidos decidían los nombramientos del gobernador y el subgobernador de común acuerdo, hasta que en 2006 el PSOE rompió con todos los precedentes e impuso a Miguel Ángel Fernández Ordóñez al frente de la institución sin contar con el visto bueno del PP. La situación desembocó en un proceso de tensiones y cada vez que el gobernador compareció en el Congreso dejó de suscitar el mismo respeto que se profesaba antaño por Luis Ángel Rojo o por Jaime Caruana. Ya nada fue como antes.

 
La tradición rezaba que los dos grandes partidos decidían los nombramientos del gobernador y el subgobernador de común acuerdo, hasta que en 2006 el PSOE rompió con todos los precedentes e impuso a Miguel Ángel Fernández Ordóñez al frente de la institución sin contar con el visto bueno del PP. La situación desembocó en un proceso de tensiones y cada vez que el gobernador compareció en el Congreso dejó de suscitar el mismo respeto que se profesaba antaño por Luis Ángel Rojo o por Jaime Caruana. Ya nada fue como antes.

La paradoja es que si el PP estaba descontento con MAFO, el PSOE y el Gobierno de Zapatero lo estaban todavía más por las continuas lecciones que le gustaba dar al Gabinete sobre la reforma laboral, la de las pensiones o la política salarial. Y mientras tanto, su propia casa sin barrer. Que MAFO no era santo de la devoción del PSOE lo demuestra una operación desconocida hasta ahora que se inició a principios de 2006, antes de que Caruana fuera relevado en el Banco de España y viajara al Fondo Monetario Internacional. El entonces secretario de Organización del PSOE, José Blanco, habló con Miguel Sebastián, al frente de la Oficina Económica de Moncloa, para intentar convencer a Zapatero de la conveniencia de nombrar como gobernadora a Soledad Núñez, quien ya formaba parte del equipo del Banco en su calidad de directora general del Tesoro.

Sebastián y Blanco, una pareja que por aquella época solía actuar unida para ésta y otras muchas batallas, trasladaron a Zapatero que Fernández Ordóñez solo traería problemas en un puesto tan sensible como el Banco de España y que era mejor apostar por alguien menos egocéntrico y más profesional. El presidente del Gobierno fue permeable al principio a estas sugerencias, pero después de un corto periodo de meditación contestó que no tenía margen para un nuevo enfrentamiento con el entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes, pues los roces entre él y la Oficina Económica que dirigía Sebastián habían generado no pocas tensiones y muchas incomodidades en la relación personal entre Solbes y el propio Zapatero.

Fuentes conocedoras de estas tiranteces recuerdan que los problemas que vinieron después del nombramiento de MAFO fueron asimilados por el propio Zapatero con enorme resignación y como producto de un profundo error personal: el presidente siempre se arrepintió de haber dado este paso. Esta impresión de Zapatero se disparó, sobre todo, cuando Elena Salgado sucedió a Solbes y la relación con el gobernador fue a peor. Pero ya era tarde y la crisis económica anuló cualquier margen para “domesticar” a MAFO, explican las mismas fuentes.

Estos precedentes explican la razón por la cual el gobernador ha llegado a esta situación de aislamiento, tan solo amortiguada por la relación cordial que mantiene de hace tiempo con el actual titular de Economía, Luis de Guindos, bien entrenado en la mediación entre Mariano Rajoy y el propio MAFO en los meses que precedieron a la convocatoria de las últimas elecciones generales.

El previsible nombramiento de José Manuel González Páramo como gobernador ha ganado puntos tras conocerse la propuesta del Gobierno de designar al economista Antonio Sainz de Vicuña, actual director del servicio jurídico del Banco Central Europeo, para ocupar el puesto que el primero dejará libre en marzo. González Páramo es considerado en el PSOE como un profesional de prestigio y su posible ubicación al frente del Banco de España no levantará, por tanto, polémica, aunque todavía falta por saber quien estará al frente de las riendas socialistas en julio, mes en el que se producirá, previsiblemente, el relevo en el despacho de la calle Alcalá.

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