España

El desplome de cargos públicos entre los delegados del 38º Congreso beneficia a Chacón

 En los buenos tiempos del PSOE en el Gobierno, ya sea en la etapa de Felipe González o en la de José Luis Rodríguez Zapatero, la mayoría de los delegados que participaban en los congresos federales eran cargos públicos y sujetos, por tanto, a las directrices de los aparatos provinciales o regionales. Quien no obedecía las órdenes del jefe de la delegación incurría en el riesgo de perder el sueldo público, de ahí que la mayoría de los cónclaves de esta naturaleza anteriores a 2004 se celebraran ya con el resultado cerrado.

 En los buenos tiempos del PSOE en el Gobierno, ya sea en la etapa de Felipe González o en la de José Luis Rodríguez Zapatero, la mayoría de los delegados que participaban en los congresos federales eran cargos públicos y sujetos, por tanto, a las directrices de los aparatos provinciales o regionales. Quien no obedecía las órdenes del jefe de la delegación incurría en el riesgo de perder el sueldo público, de ahí que la mayoría de los cónclaves de esta naturaleza anteriores a 2004 se celebraran ya con el resultado cerrado.

La cosa cambió algo a partir del 34º Congreso, cuando se aprobó el voto secreto y en urna de cada compromisario, pues con el anonimato siempre cabía la posibilidad de dar la espalda al jefe de la delegación sin incurrir en posteriores ajustes de cuentas. Fue, en parte, lo que le valió a Zapatero su triunfo por nueve votos de diferencia en el 35º Congreso de 2000. Ahora, en Sevilla se producirá otro cambio cualitativo nunca vivido en un congreso socialista: la mayoría de los delegados que votarán al nuevo secretario general y a la nueva ejecutiva no tendrán nada que arriesgar porque entre las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo y las pasadas legislativas han perdido la poltrona pública tras su desalojo de centenares de ayuntamientos, las comunidades autónomas que antes controlaba el PSOE o los altos cargos en la Administración central. En esta ocasión, solo el 10% de los delegados que decidirán el relevo de Zapatero están enchufados al grifo del dinero público, según fuentes de Ferraz.

La falta de obediencia debida a los aparatos provinciales y regionales y la ausencia también de miedo a posibles represalias, influirán en que el voto sea más libre, se opina en el equipo de Carmen Chacón. En anteriores congresos, explican las mismas fuentes, la media de delegados que llegaban con el cargo público bajo el brazo no bajó del 60%. Incluso en 2004, año del primer triunfo electoral de Zapatero, este porcentaje rondó el 80%.

Si bien en el equipo de Rubalcaba se hace públicamente una lectura optimista del perfil de los delegados elegidos el pasado fin de semana, sus colaboradores reconocen en privado que el Congreso está muy abierto ya que Chacón ha obtenido ventaja en las federaciones que aportan mayor número de votos. Es el caso de la de Madrid, donde Tomás Gómez ha exhibido más músculo que Jaime Lissavetzky, la comunidad valenciana, donde los partidarios de Rubalcaba se han llevado también una desagradable sorpresa, y Cataluña, donde el cartel de Chacón, como era previsible, ha triunfado por amplia mayoría. En Andalucía, uno de los territorios más disputados, José Antonio Griñán respalda con claridad a la ex ministra de Defensa. En el conjunto de las federaciones se calcula que hay alrededor de un centenar de indecisos, foco en el que se centran ahora los dos candidatos. Muchos de ellos aseguran haber recibido ya llamadas telefónicas personales de Chacón y de Rubalcaba. Se ha abierto lo que en Ferraz se denomina la caza del “delegado independiente”.

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