La obsesión por evitar que se grabara una imagen de la hija del Rey ante un juez ha sido tal que dos de los abogados de la causa llegaron 20 minutos tarde al interrogatorio. El motivo fueron los controles de seguridad del juzgado que les obligaron a vaciar maletines, bolsos e incluso a desmontar algunos de los objetos que portaban. Fueron, precisamente, los abogados de la acusación los más vigilados. A una de las letradas, la policía le llegó a obligar a desmontar cada uno de sus bolígrafos que portaba para evitar que colara una cámara oculta.
Todo fue inúlti. Durante el interrogatorio, alguien colgó en wouzee.com una imagen en directo de la declaración en la que se podía ver a la infanta de espaldas frente al juez de instrucción de Palma. La imagen desapareció después de la red pero fue capturada por algunos internautas.
Los agentes también pidieron examinar los relojes de algunos de los letrados ante la sospecha de que algunos cronógrafos de pulsera pueden servir para camuflar cámaras ocultas. Los abogados tuvieron que volcar el contenido de sus bolsos y maletines para un escrutinio que el juzgado de Palma no había vivido nunca, según sus funcionarios.
La Policía revisó los relojes de pulsera para comprobar si tenían cámaras ocultas
Los equipos de seguridad a la puerta del tribunal fueron dobles: no sólo estaban los agentes habituales del juzgado de Palma sino que también Zarzuela desplegó a sus guardias. Fueron ellos los que han exigido a los abogados que pasaran por el escánner y que vaciaran sus maletines y bolsos.
La infanta no pasó el escánner
Paradójicamente, los controles de seguridad se relajaron cuando entró en el juzgado de Palma Doña Cristina. A las 9:44 de la mañana, la esposa de Iñaki Urdangarín bajó en coche la rampa del tribunal y entró al recinto sin pasar por el escánner por el que están obligado a pasar todos aquellos que no son funcionarios del juzgado.
Al llegar, los abogados tenían bolsas de plástico transparentes rotuladas con sus nombres para que depositaran en ellas su móviles, tabletas y otros aparatos electrónicos. El interrogatorio se desarrolló bajo un "apagón tecnológico" en el que todas las pruebas que se han mostrado habían sido impresas en papel. De hecho, las más de 50 facturas que el magistrado mostró a la imputada estaban agrupadas en una pila de folios sin que hubiera posibilidad de recurrir a internet.
Oficialmente, su declaración no ha sido grabada en vídeo sino en audio. Ninguno de los otros 42 imputados en la causa ha recibido este trato. Castro argumenta que ninguno de ellos pidió ser grabado sólo en audio. El objetivo de que no se filtrara la imagen de la hija del Rey ante la Justicia no se ha conseguido. La filtración en internet hizo vanos esos esfuerzos y quizá también ha hecho vanas las palabras del Rey cuando aseguró que "todos somos iguales ante la ley".