España

Botella descarta pasar la factura de los destrozos del 22-M a los organizadores

La alcaldesa de Madrid ha admitido haber hablado tanto con los organizadores de las marchas de la dignidad como con los dueños de negocios en Recoletos, que presenciaron los actos, y concluye que todo ocurrió una vez finalizada la manifestación, de manera que no es partidaria de exigir esa factura. 

  • La alcaldesa de Madrid en una imagen reciente

"El coste establecido de 655.000 euros en daños engloban los gastos para reparar los destrozos en el mobiliario urbano, para las horas extras de la Policía Municipal, del Samur, de los servicios de limpieza y de jardinería del día siguiente. Esta factura debería pedirse a los organizadores de las marchas, porque todas las manifestaciones tienen un servicio de orden. Los actos vandálicos del sábado se produjeron después de la manifestación, y hay que distinguir la misma de los actos de vandalismo. Ese sábado 22 de marzo claramente se vulneró la ley y el derecho de manifestación. Al día siguiente hablé con los organizadores, y con los que tienen negocios en Recoletos, que habían visto todo lo ocurrido, y todos te decían que había ocurrido una vez que había terminado la manifestación", explicaba Ana Botella en una entrevista radiofónica.  

La alcaldesa de Madrid comentaba que en 2013 hubo cerca de 3.000 manifestaciones en la ciudad, de las cuales una gran parte se desarrolló por el centro, ocasionando problemas de movilidad para los madrileños. "Madrid tiene derecho también a que sus ciudadanos puedan vivir con cierta normalidad", defendía. 

Sobre su propuesta de limitar este tipo de concentraciones por el centro de la ciudad, Botella comparaba la situación de Madrid con la de otros lugares europeos, poniendo el ejemplo de París, donde "se ha dejado una serie de zonas en las que no se autorizan manifestaciones", como alrededor de la Asamblea Nacional o ciertas plazas donde el turismo es fundamental. "Tenemos que hacer compatible el derecho a manifestarse con el de una gran mayoría de ciudadanos que quieren ir al trabajo libremente o llevar a los hijos al colegio, o con el comerciante al que le es imposible abrir o que no va nadie a comprar a su tienda por estas concentraciones. Debemos preguntarnos si 40 personas deben producir que se corte un eje fundamental de la ciudad", comentaba. 

Pese a que su propuesta de limitar estas manifestaciones obtuvo una respuesta negativa de algunos miembros del Gobierno, Botella dice no sentir soledad escénica, ya que tanto el Ejecutivo como el Ayuntamiento y el gobierno de la Comunidad de Madrid tiene un interés, que es compatibilizar ambos derechos. "Mi trabajo mientras sea alcaldesa es defender los derechos de los vecinos de Madrid, y esto entra dentro de la normalidad. Tampoco es malo que se produzcan estos debates, a lo mejor podemos mejorar un poquito, y existe voluntad de que haya una solución que sea la mejor para todos", afirmaba.

La alcaldesa, quien repite en cada entrevista que no le preocupa la candidatura a las elecciones municipales ya que "está muy ocupada trabajando para los madrileños", se mostró también orgullosa de que una emigrante española como Anne Hidalgo haya logrado la alcaldía de París, del mismo modo que Manuel Valls haya sido nombrado Primer Ministro francés.

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