Los delincuentes siempre acaban yendo un paso por delante de las fuerzas y cuerpos de seguridad, y esto principalmente ocurre por la falta de personal y medios que sufren nuestros agentes y con "la ventaja" que nuestro Código Penal le da a los ‘malos’ para poder escabullirse sólo con sanciones administrativas.
El último eslabón de la cadena de narcos, está en 'los petaqueros'. Estos se encargan de llevar en garrafas, hasta 3.000 litros de combustible en lanchas rápidas hasta donde se encuentran fondeadas las narcolanchas, encargadas de hacer en transporte de la droga. Además, les llevan víveres y ropa, los que les ayuda a mantenerse en alta mar varios días. Sin este eslabón, a los narcos le sería mucho más difícil llevar a cabo el transporte y por supuesto, no sobrevivirían tantos días sin tocar tierra. Los agentes lo saben, pero no cuentan con medios para frenar a estos ‘petaqueros’ que cada vez campan más a sus anchas por Adra.
Uno de los casos más sangrantes, lo contábamos en estas páginas hace sólo unos días. La Guardia Civil tuvo que dejar ir a un ‘petaquero’ que transportaba 3.000 litros de combustible. La imposibilidad de almacenar esa cantidad, en un lugar homologado, con el peligro inflamable que conlleva, y la falta de lugares para ello, provocó que se fuese con esa cantidad. En muchas ocasiones, cuando eran sorprendidos con estas cantidades, por no utilizar el transporte adecuado eran sancionados. Pero tal y como reclaman desde AUGC Almería, las sanciones son sólo administrativas, por tanto no suponen un perjuicio para estos clanes. De hecho, en los últimos días, estas mafias que operan en Adra han comprado un vehículo homologado para este transporte por lo que los agentes ya no podrán ni siquiera sancionarlos.
Los narcoembarcaderos del clan del Latero
Víctor Vega, portavoz de AUGC Almería, ha relatado a este periódico que existen varios clanes que se dedican a suministrar a las narcolanchas. Según asegura se trata de "empresas" que se dedican abiertamente a ese negocio y cada vez se esconden menos. Además estos clanes cuenta con narcoembarcaderos en los que ya se han producido algunos registros por parte de los agentes de la Guardia Civil. Uno de estos clanes tiene su ‘sede’ en Cortijo del Latero que cuenta con un amplio historial de operaciones delictivas, incluyendo la incautación de barcos y un tractor, y sigue abierta con una actividad bajo sospecha. Un punto negro que nadie ha conseguido atajar, al igual que el embarcadero que tienen en funcionamiento en el espigón desde el que parten botes que suministran gasolina y todo tipo de avituallamiento a las mafias en alta mar. Ante esto, el portavoz ha asegurado que “la situación desde tierra es imposible, porque Adra lo atraviesa un río y dificulta seguirlos si ‘los petaqueros’ van en lancha porque tienen narcoembarcaderos en las dos orillas”.
Sin embargo, la persecución en el agua no es una tarea secilla. “Por mar no es mucho más fácil seguir a estas mafias, las embarcaciones de la Guardia Civil salen, si hay suerte, una embarcación al día y si tienen trabajo en el Cabo de Gata como ocurrió en el día de ayer, puedes olvidarte” asegura el portavoz de AUGC Almería.
Desde la asociación se piden más medios personales y materiales, porque las embarcaciones tampoco son ninguna garantía para los agentes. El Servicio Marítimo de la Guardia Civil en Almería tiene cuatro embarcaciones destinadas a luchar contra el narcotráfico y la inmigración ilegal. Río Guadiana, Nacimiento, Río Jiloca y una embarcación auxiliar conocida como ‘La Lata’, similar a la que usaron en Barbate los agentes que fueron asesinados por una narcolancha. De estas cuatro embarcaciones y durante mucho tiempo solo ha estado operativa ‘La Lata’, una embarcación casi inútil cuando debe enfrentarse a las narcolanchas con 4 motores.
Victor Vega, ha asegurado que la deficiencia de medios es tan alta que, en la última década, “nunca ha habido cuatro o tres patrulleras operativas en Servicio Marítimo. Ya sea por la edad de las embarcaciones o por las averías de motores. A la falta de material se une también la falta de personal y es que Vega asegura que las vacantes que van quedando libre “nunca se cubren”.