El presidente de Andalucía, José Manuel Moreno Bonilla, tendrá las manos libres para elegir la fecha de las próximas elecciones andaluzas, previstas para finales de 2022 si no hay un adelanto electoral. En la sede nacional del Partido Popular se vive ahora con más tranquilidad el horizonte de los comicios en Andalucía después de meses de tensión, admiten fuentes de Génova a Vozpópuli.
Hay dirigentes que hubieran preferido unir el destino de las andaluzas a las del 4-M en la Comunidad de Madrid tras la inesperada moción de censura del PSOE y Ciudadanos en Murcia en marzo, que finalmente no salió adelante por la división interna entre los naranjas. Pero Moreno Bonilla, lejos de amagar con esa opción, descartó de plano el adelanto y se comprometió por escrito con su vicepresidente y líder de Cs Andalucía, Juan Marín, a no fichar cargos naranjas en lo que quedase de legislatura. Fue el único barón popular que dio ese paso.
La posterior crisis política en Granada a lo largo de junio fue otro foco de preocupación en Génova. Si bien la parálisis se desencadenó con la salida del PP de la corporación municipal que dirigía Luis Salvador (Cs), previamente hubo en mayo una inesperada salida -la de su portavoz en la ciudad nazarí, Sebastián Pérez- que debilitó la opción de reeditar un pacto del centro-derecha para la segunda parte de la legislatura.
El PP nacional vio desde el inicio de la crisis un pacto oculto entre Salvador y el PSOE que cristalizó el día de la investidura, pese a que los socialistas habían declarado que no irían "ni al tranco de la puerta" con el alcalde naranja. La ruptura de la coalición en Granada dio alas a los que en Génova veían necesario un adelanto electoral en Andalucía tras el verano.
En primer lugar, porque las encuestas internas dan un colchón de 50 escaños a Moreno Bonilla -el doble que los 26 cosechados en 2018 y cuando la mayoría absoluta está en 55-. Un margen lo suficientemente amplio que seguramente le permitiría gobernar al presidente andaluz como Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Es decir, en solitario y con el apoyo externo de Vox o Ciudadanos en función de los resultados de los naranjas, vaticinan las citadas fuentes.
La respuesta de la Junta es clara. Fuentes del Gobierno andaluz afirman que el dirigente autonómico tiene la "competencia exclusiva" para convocar elecciones en Andalucía. "Esa potestad la ejercerá con total libertad, independientemente de lo que pueda señalar el partido a nivel nacional o las presiones de los partidos del cambio en la región. Así lo ha señalado reiteradamente y así lo hará", añaden.
Estas mismas fuentes señalan que el momento actual puede "ser idóneo electoralmente", pero que un adelanto de los comicios "supone parar cinco meses la Administración" andaluza. "Juanma Moreno ya ha señalado que va a anteponer los intereses de los ciudadanos a los de partido o a los particulares", recalcan.
Moreno rehúye el adelanto
La tentación en Génova para llamar a los andaluces a las urnas en el mes de noviembre se debe, por un lado, a la opción de asestar un segundo golpe electoral a Pedro Sánchez tras la debacle del 4-M y el congreso federal que el PSOE celebrará en Valencia a principios de octubre. Pero, en especial, para evitar que a Juan Espadas le dé tiempo a afianzar su liderazgo al frente de los socialistas andaluces.
Sin embargo, desde el Palacio de San Telmo -sede de la Presidencia andaluza- se rehúye ese adelanto de comicios al otoño a pesar de que el apoyo externo de Vox está cada día más caro y complicado en el Parlamento autonómico.
Tanto Moreno Bonilla como su 'número dos', Elías Bendodo, han mantenido en las últimas semanas que la estabilidad de la Junta de Andalucía no corre peligro de la mano de Ciudadanos y que es conveniente agotar la legislatura. “El pacto que alcanzamos goza de muy buena salud", subrayó el segundo durante la crisis de Granada.
Un posible foco de inestabilidad para Moreno Bonilla podría venir de una hipotética ruptura del grupo parlamentario de Ciudadanos en el Parlamento andaluz. De los 21 diputados con los que cuenta Marín, casi una decena se muestran críticos con el líder naranja. Si cuatro de ellos se marchasen al grupo de los no adscritos, entonces el Ejecutivo de coalición quedaría en minoría parlamentaria.
Marín ha tensionado el grupo esta semana con varios cambios internos al sustituir tanto al portavoz, Sergio Romero, como al portavoz adjunto, Fran Carrillo, conocido en el Parlamento regional por sus duras intervenciones contra Sánchez y el PSOE. Ambos aceptaron disciplinadamente su nueva situación, aunque fuese dispar: el primero quedó como vicepresidente tercero de la Mesa -con un mayor sueldo- y el segundo como diputado raso -con menos emolumentos al perder la condición de portavoz adjunto-.
Perfiles más progresistas
Por el momento, no se esperan fugas, pero las citadas fuentes constatan que algunos de los perfiles de los diputados entrantes en puestos de la dirección del grupo son más progresistas. Por ejemplo, el onubense Julio Díaz, sustituto de Carrillo, estuvo vinculado al PSOE durante muchos años. Mientras, Enrique Moreno -nuevo secretario general del grupo- es diputado por Jaén e hijo del alcalde de Porcuna, quien fue uno de los artífices de que Ciudadanos se mantuviese junto al PSOE en la capital de provincia tras la reciente crisis de los naranjas en el ayuntamiento.
En Génova ven una serie de "coqueteos" entre Ciudadanos y el PSOE. Sobre todo, el hecho de que los ediles de Granada -el citado Luis Salvador y su escudero José Antonio Huertas- no hayan sido aún expulsados del partido. Salvador está suspendido de militancia, pero se mantiene formalmente en los cargos internos de Cs -coordinador en la provincia, responsable de Finanzas a nivel autonómico y miembro del Consejo General- y en los grupos de comunicación dentro del partido naranja.
Además, Huertas acaba de entrar en la junta de gobierno local del nuevo alcalde socialista, Francisco Cuenca. Si Ciudadanos hubiese tramitado su expulsión como anunciaron, sería concejal no adscrito y, por tanto, no podría ostentar cargos de gobierno según la ley de Régimen Local.
El PP también critica que la formación de Inés Arrimadas esté "blindando" gobiernos del PSOE -en algunos casos con Podemos-, mientras prepara una veintena de mociones en Murcia contra los 'populares'.
La lista de ayuntamientos que son gobernados por socialistas y naranjas la encabezan en importancia Jaén, Ciudad Real, Albacete, Murcia, Guadalajara, Burgos, Alcobendas, Alcalá de Guadaira, Lorca y Mijas. "Algo se está moviendo en Ciudadanos y, especialmente, en Cs Andalucía y esos movimientos van girando todos hacia la izquierda", hacen hincapié las citadas fuentes.