Nada te prepara para despedir a un joven de 18 años, menos si es uno de tus mejores amigos y tampoco te prepara para tener el “honor” de ser el último en verlo con vida. Ese difícil papel le ha tocado a Álvaro Cabrera, el joven cordobés que estudia periodismo en la Universidad de Sevilla y que pasó la noche del 11 de octubre con Álvaro Prieto, de fiesta, en una discoteca sevillana y del que se despidió sin saber que no volvería a verlo jamás.
“Mi hermano, ¿cómo andas por allí? Ya se te echa muchísimo de menos, yo sé que tú a nosotros también como cuando me escribías y me llamabas para preguntarme qué tal me iba por Sevilla y comentarme las ganas que tenías de verme. Ya pasadas 24 horas te escribo esto, aunque nunca podré expresar con palabras lo que significas para mi”. Así comienza el texto que acompaña a un video de fotos de ambos jóvenes a lo largo de estos años. Álvaro Cabrera que además de haber sufrido la pérdida de su amigo, ha tenido que “soportar” que numerosos usuarios de Instagram comentasen en una foto del joven “ya me fastidiaría tenerte como amigo” o “yo no dejo solo a un amigo que no tiene dinero ni batería, hay que ser mal amigo”. Sin embargo, el joven estudiante de periodismo no ha respondido a ninguna de estos dolorosos comentarios, y ha sido esta mañana, 24 horas después de haberse localizado el cuerpo sin vida de Álvaro Prieto, cuando su amigo ha querido expresar lo que siente.
Te quiero dar las gracias por estar todos los días desde muy chicos pegado a mi, de mi mano. La de recuerdos que tengo contigo y que no se van a borrar de mi cabeza jamás. Quizás me ha tocado una parte muy dura en esta situación (ser la última persona que estuvo contigo) pero jamás diría que no. Me siento muy afortunado de haber podido recibir ese último "te quiero bro" allí sentados en la acera de la carretera antes de entrar en la discoteca. En esta parte hace referencia a la noche de fiesta del 11 de octubre que dio lugar al fatídico día de la desaparición del juvenil del Córdoba C.F.El chico es plenamente consciente que le ha tocado la “peor parte” sin embargo asegura que no cambiaría ese último te quiero de Álvaro antes del desgraciado final.
El escrito continúa hablándole a Álvaro Prieto con la confianza y el respeto de un amigo, prometiendo que cuidará a su familia. “Se que nos vas a cuidar desde arriba. No sabes lo que te quiere la gente y la huella que dejas en el mundo, es muy muy muy grande de verdad. La gente te quiere mucho y eso es por algo. Sigue disfrutando, haciendo feliz a la gente por allí arriba y con esa lucha incansable que no hay cosa que se te dé mejor. Aquí abajo yo me encargaré de cuidar en todo lo máximo a tu gente, tus amigos que son muchos y tu familia te lo prometo”.
Álvaro Cabrera concluye su escrito con lagrimas, aunque le asegura a su tocayo que se las va a guardar porque sabe que a él no le gustaba ver sufrir a los suyos. Una lección de empatía y amor incondicional hacia su amigo, pese a lo duro de su papel. No te olvidaré jamás, estoy escribiendo esto con lágrimas en los ojos pero intentaré no soltar muchas más estos días que se que no te gusta vernos sufrir ( no sé si lo voy a conseguir cabrón). Cuídanos mucho, tu huella es eterna. Nos vemos pronto amigo mío, gracias por ser de mis mejores amigos siempre y por no fallarme nunca.
Así finaliza el joven un desgarrador mensaje que no ha sido capaz de poder escribir antes, por todo lo vivido estos días atrás. El joven que ha querido así despedirse de su amigo, ha acompañado el video con una emotiva canción del onubense Manuel Carrasco donde la letra reza “Qué bonito es saber que siempre estás ahí, quiero que sepas que voy a cuidar de ti, afortunado yo por tener tu amistad”.
“El balón siempre pegado al pie”
El profesor cordobés Emilio Leiva, que también se ha volcado en sus redes buscando pistas sobre el paradero de Álvaro Prieto, aprovechaba también su perfil de Instagram en el día de ayer para decirle un nostálgico hasta siempre al joven juvenil del Córdoba C.F.
Leiva utilizaba expresiones futbolísticas y aseguraba “Nosotros también hemos llegado tarde, Álvaro, como tú en aquel tren, y hemos muerto hoy contigo. Hemos movido todos los vagones de todas las estaciones con una camisa verde v un pantalón beige hasta que te colaras en el corazón de todos los pasajeros de este viaje a ninguna parte. Hemos llegado tarde, Álvaro. Y te prometo que hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance como si tuviésemos dieciocho queriendo volver a casa sí o sí y algo hubiera ahí que no nos dejaba llegar. A destiempo y con las lágrimas de quien siente que ha fallado a quien no lo merece. Estamos en deuda, chaval. Teníamos preparado aquí la fiesta de la vida con una ciudad hecha estadio para ti en el mejor partido de tus días. Hemos jugado con los miedos sin regatear ni un pase a la esperanza y nos hemos quedado llorando como aquel niño que perdió su • y nunca más la encontró porque se le perdió en cualquier parte. Solo los que vuelan alto se quedan en el corazón de millones de personas y tú lo has hecho siendo uno más de millones de familias que extrañan lo mejor que tienen en su casa porque no regresa a tiempo. Y qué tonto tú creyendo que habría algún regaño cuando aún no se sabe de nadie en este lugar que, sin aparecer, haya hecho llover por dentro a cientos de miles de corazones que se han quedado en dos por aquello de que no todas las historias salen siempre bien. Tengo claro que en el cielo ya están los mejores peleando por su fichaje estrella ahora que hoy nadie tocó una pelota en esta ciudad por ti. Es el saque de honor antes de volar muy alto ahora que no tienes miedo a las alturas. Y NO te OLVIDES NUNCA, en cualquier parte donde estés, que aquí nadie te abandonó a tu suerte porque si la tierra te tragó en un segundo, te dejamos el cielo para toda la vida.
Emilio Leiva.
Posdata
Te queremos, tío. Te que re mos.
Hasta pronto, amigo. Hasta pronto.
Toohope
Ya os vale, hablar de lo que importa. Muy triste la muerte de un joven, pasa todas las semanas.
Yomismo
Con la cantidad de noticias importantes que están ocurriendo en el mundo y la prensa lleva ya algunos días con esta matraca.
cotelo
Tener que compartir el espacio-tiempo con tanto limitado es descorazonador.