Las aguas siguen bajando muy revueltas dentro del PSOE y los congresos regionales que Rubalcaba tenía previsto aprovechar para consolidar su liderazgo son buena prueba de ello. El nuevo secretario general ha conseguido hasta ahora extender sus tentáculos a Castilla-La Mancha, Baleares y La Rioja, está a punto de hacerlo a Asturias, Murcia, Cantabria y Castilla y León, pero ha encontrado serias dificultades en Madrid, donde se consolida Tomás Gómez, y le esperan problemas en la comunidad valenciana, Aragón y Andalucía.
Según fuentes de la dirección socialista, la celebración de elecciones en esta última comunidad ha influido de forma decisiva en que el ejército de Rubalcaba no haya plantado batalla real en los territorios hostiles, Madrid es el principal de ellos, ya que el nuevo secretario general no ha querido mermar aun más las escasas posibilidades que tiene José Antonio Griñán de retener el gobierno andaluz ni tampoco la difícil carrera que tiene Javier Fernández hacia el Principado de Asturias. “Agitar todavía más el gallinero en plena campaña de las andaluzas hubiera sido irresponsable”, dicen voces de Ferraz para explicar la victoria que este fin de semana ha obtenido en Madrid Tomás Gómez, enfrentado a Pilar Sánchez Acera, una candidata muy floja y prácticamente desconocida que, pese a todo, ha reunido el 40% de los apoyos.
Esta es la versión del equipo de Rubalcaba, si bien contrasta con la que ofrece el sector crítico del PSOE, donde se subraya que el nuevo secretario general no hubiera tenido posibilidad alguna de arrebatar el bastón de mando a Tomás Gómez aunque realmente lo hubiera intentado con un personaje como, por ejemplo, Jaime Lissavetzky.
La federación madrileña, que este fin de semana ha superado su congreso regional, se ha convertido de esta forma en la principal fortaleza del sector crítico frente a Rubalcaba, a pesar de que el crédito de Gómez es muy menguado si se tiene en cuenta que el PSM solo gobierna en 19 ayuntamientos de la comunidad, solo dos de ellos con población superior a los 50.000 habitantes, y que desde hace más de 20 años no toca bola ni en el Ayuntamiento de la capital ni en la comunidad autónoma, donde el PP mantiene un reinado bien consolidado. De los podridos aires de renovación que recorren el socialismo madrileño da buena cuenta el ascenso a su presidencia de Juan Barranco, un personaje al que cabe anclar en la prehistoria de la antigua Federación Socialista Madrileña.
A pesar de su derrota en Madrid y de que los críticos siguen vivos sin necesidad de ampararse en el frustrado liderazgo de Carmen Chacón, Rubalcaba va a conseguir a través de los congresos regionales sanear parcialmente las estructuras territoriales del PSOE gracias a la jubilación de buena parte de sus dirigentes más quemados. José Montilla, José María Barreda, Francesc Antich y Marcelino Iglesias han pasado a la reserva, como probablemente ocurra con José Antonio Griñán si pierde las andaluzas.
El futuro de Griñán es objeto de múltiples especulaciones dentro del PSOE pues ocupa la presidencia del partido habiendo apostado por Chacón en el reciente 38º Congreso. Si el próximo 25 de marzo pierde Andalucía, como anticipan las encuestas, podría incluso dimitir del cargo que le facilitó Rubalcaba de forma provisional. Este último no olvida que por culpa de Griñán estuvo a punto de perder su pulso con Chacón, finalmente superado por 22 votos de diferencia.
“Alfredo ha empezado con buen pie, pero es consciente de sus limitaciones y por eso ha evitado entrar a fondo en las guerras de familias que siempre han anidado en el partido”, asegura un veterano diputado que forma parte del equipo de confianza del secretario general. La próxima gran batalla orgánica se dará a finales de mes en la comunidad valenciana, donde el candidato crítico, el alcalde de Morella Ximo Puig, cuenta con posibilidades de derrotar también al ‘aparato’ de Ferraz. Si finalmente se diera este escenario, el eje Madrid-Valencia amenazaría la hoja de ruta que se ha marcado Rubalcaba para el control del PSOE y del próximo cartel electoral.