Nasarre recibió 30.000 euros de su partido en 2003, que destinó a la Fundación Humanismo y Democracia, de la que era patrono. El apunte consta en el cuaderno supuestamente escrito por Luis Bárcenas, junto a los 40.000 euros recibidos por José Ramón Pin, vinculado a la misma firma. Los recelos que ésta y otras notas han sembrado dentro del Grupo Parlamentario Popular han llevado al diputado a remitir un correo a cada uno de sus compañeros de escaño, 185 en total, en el que explica que el dinero era un donativo contabilizado que no tiene ni trampa ni cartón. En el mismo envío, Nasarre incluye el registro de la Fundación donde consta el ingreso de este dinero. Es decir, la demostración de que no fue a su bolsillo ni a su enriquecimiento personal.
En el correo enviado por Nasarre a sus compañeros de escaño se incluye el registro de ingreso de los 30.000 euros en la Fundación Humanismo y Democracia
¿Hacía falta este gesto protagonizado por uno de los diputados más respetados del hemiciclo? Varios compañeros suyos de escaño responden que la reacción de Nasarre tiene su explicación. “Hay quien pregunta con ironía quién ha cobrado sobresueldos y quién no, pero, en el fondo, detrás se esconde un serio malestar porque todos sospechamos que durante muchos años en Génova había dos varas de medir y que mucha gente se aprovechó de ellas”.
En el secreto, dicen las mismas fuentes, están los parlamentarios que desde hace casi dos décadas han compatibilizado su presencia en el Congreso o en el Senado con cargos de responsabilidad en el partido. Casi todos ellos han echado en falta una respuesta más contundente por parte de Génova a este escándalo porque concluyen que la improvisación no solo no ha surtido efecto sino que va a entorpecer la recuperación de la iniciativa política por parte del Gobierno y del grupo parlamentario que le apoya.
Los diputados del PP esperan que Rajoy establezca un antes y un después en el debate de la nación para infundir ánimo a los suyos
La reforma local, que este viernes volverá a abordar el Consejo de Ministros, al igual que el resto de las iniciativas que el Gobierno tiene pendientes de aprobar y en las que ha venido trabajando durante meses, corren el riesgo de verse eclipsadas por la madeja del escándalo Bárcenas. De hecho, entre los parlamentarios se respira una especie de huelga de brazos caídos debido al desinterés de muchos de ellos en subirse a la tribuna del Congreso para defender propuestas legislativas. “El caso Bárcenas nos ha provocado una auténtica conmoción y vamos a tardar tiempo en recuperarnos”, confiesa un veterano parlamentario del PP, deseoso de que Mariano Rajoy utilice el debate del estado de la nación, 20 y 21 de febrero, para establecer un antes y un después que revitalice el ánimo de sus diputados.