Una fuerte explosión ha sacudido el puerto de Beirut (Líbano) este martes, como consecuencia de la deflagración de una carga de cerca de 3.000 toneladas de nitrato de amonio que se encontraba almacenada en él desde hacía seis años.
El número de heridos es de 179 y se estima que haya alrededor de 50.000 heridos. Los destrozos materiales han sido masivos en la capital libanesa, han dejado a entre 200.000 y 250.000 personas sin vivienda, y han causado unas pérdidas de entre 3.000 y 3.500 millones de dólares.
La catástrofe vivida en Líbano puede asemejarse a la detonación del barco de vapor Cabo Machichaco, que arrasó con la ciudad de Santander (Cantabria) el 3 de noviembre de 1893. Al menos 590 personas murieron y hubo más de 2.000 heridos.
1.720 cajas de dinamita
El barco de vapor, Cabo Machichaco, tenía la función de transportar mercancías entre Bilbao y Sevilla, con escala en el puerto de Santander. El navío partió del País Vasco el 24 de octubre de 1893 con dirección a Cantabria.
La nave llevaba 1.616 toneladas de carga: barras de hierro, lingotes, cubos de hierro, clavos, raíles, hojalata, harina, vino, papel, tabaco, madera, licores, aceite... Además, transportaba 12 toneladas de ácido sulfúrico en toneles de vidrio y 1.720 cajas de dinamita, con un peso neto de 43 toneladas aproximadamente. Oficialmente, existía un reglamento que obligaba a los barcos que transportaban material explosivo declararlo a las autoridades, un trámite que el Cabo Machichaco no ejecutó.
¿Cómo sucedió?
En medio de su trayecto, durante la escala en Santander, donde se descargaba parte de la mercancía en el Muelle de Maliaño, se declaró a las autoridades locales un incendio a bordo del Cabo Machichaco. Una de las bombonas de vidrio, llena de ácido sulfúrico, estalló en cubierta y el fuego se extendió rápidamente a la proa.
A pesar de los esfuerzos de los bomberos locales y de barcos colindantes que se encontraban en el puerto, no se consiguió sofocar el incendio y las llamas alcanzaron las 1.720 cajas de dinamita, lo que causó una masiva explosión que destrozó más de la mitad de la ciudad de Santander.
La detonación fue de tal intensidad que se encontraron fragmentos de hierro y otros materiales a varios kilómetros de distancia del puerto. Al menos 60 edificios fueron totalmente derruidos, incluida una ermita en San Juan de Maliaño, y el fuego devoró las calles de Santander. Además, la ola generada por la explosión arrastró a centenares de personas mar adentro.
El barco quedó semihundido en el puerto donde se produjeron los hechos, y en marzo de 1894, después de un año, se volvió a producir una explosión que causó la muerte de 15 operarios.
Después de la catástrofe
127 años después de una de las mayores catástrofes de España, en Santander no hay rastro de la explosión. La ciudad fue reconstruida y se levantó un monumento en el cementerio de Ciriego para recordar a todas las víctimas.
La estructura actual de la ciudad cántabra es el resultado de la remodelación que se hizo tras la explosión, pues las 25 manzanas que formaban Santander fueron totalmente arrasadas. De esta manera, se optó por centralizar la urbe, que hasta entonces estaba volcada al mar, hacia un interior más seguro.