Este fin de semana, en España se estrena el horario de invierno con el que se pretende ajustar las horas de luz al horario de trabajo. En este caso, tocará atrasar las manecillas del reloj y todos los países de la Unión Europea tienen la obligación de realizar este cambio para ajustar sus diferentes horas al solsticio de invierno de 2021.
El cambio de hora se producirá durante el fin de semana de octubre que en el caso español coincide con puente, puesto que el lunes 1 de noviembre es festivo nacional por la festividad de Todos los Santos.
Así, a partir del domingo, amanecerá y anochecerá más pronto.
¿Cuándo es el cambio de hora de 2021?
Este año se producirá el último día del mes, en la madrugada del domingo 31, cuando los relojes deberán atrasarse una hora para entrar en el horario de invierno.
Durante la madrugada del sábado al domingo, los españoles tendrán que atrasar la hora de sus relojes y a las 3.00 de la mañana volverán a ser las 2.00, por lo que se dormirá una hora más.
Cambio de hora en Canarias
En el caso de las Islas Canarias, el cambio también se realizará la noche del sábado al domingo, es decir la noche del 30 al 31 de octubre. Aunque en el caso canario se producirá a las 2.00 horas, momento en el que volverá a ser la 1.00.
Origen del cambio horario
El origen del cambio horario se remonta a la Antigua Roma, cuando las clepsidras o reloj de agua de los romanos tenían diferentes escalas en función del mes del año que fuera.
Así, en la latitud de Roma, la tercera hora tras el amanecer, la 'hora tertia', empezaba (usando el horario moderno) a las 09:02 y duraba 44 minutos en el solsticio de invierno, pero en el de verano comenzaba a las 06:58 y duraba 75 minutos, según relata el historiador Jérôme Carcopino
Mucho más cercano, otro de los antecedentes del moderno horario de verano se remonta al 30 de abril de 1916, cuando, en mitad de la Primera Guerra Mundial, el gobierno alemán decidió que todos los relojes se adelantarán una hora para reducir el uso de luz artificial y ahorrar energía.
Dos años más tarde y, con el mismo propósito de ahorrar energía en el marco de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson firmó un decreto en 1918 para adelantar la hora. No obstante, todas estas iniciativas fueron revertidas una vez que acabó la guerra.
La costumbre de atrasar el reloj en invierno y adelantarlo en verano se empezó a usar de forma generalizada en 1974, tras la primera crisis del petróleo, para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad.