Oficialmente, ha pasado la tormenta. El Primer ministro británico David Cameron ha aceptado que Reino Unido participe a las reuniones de expertos que servirán para preparar el pacto fiscal de los 26 países europeos, a pesar de haberlo rechazado en la última cumbre del Consejo europeo. “Necesitáis a los 27 (países de la Unión europea) para determinar cómo poner en marcha el pacto presupuestario", ha anunciado un portavoz del 10 de Downing Street. Pero, mientras tanto, David Cameron se dispone a lanzar una fuerte respuesta contra los que quisieran ‘más Europa’.
Buscar a oponentes potenciales
Londres confiaba en que Reino Unido encontrara aliados en la cumbre de la UE, pero la realidad obligó a Cameron a quedarse sólo contra todos. Sin embargo, el Primer ministro sigue con su firmeza: según el periódico The Guardian, Cameron declaró que estaba “fuera de discusión” que Gran Bretaña se encontrase sola contra 26. “Hay un cierto número de otros países que no están convencidos de lo que les piden aceptar”, añadió Cameron.
Entre estos países figuran Republica Checa y Suecia, percibidos como oponentes potenciales a la integración fiscal. Irlanda podría también ser victima del pacto, ya que dañaría su propio sector financiero, por lo que sería de su interés unir su posición a la de Reino Unido. Lo que explica sin duda el hecho de que David Cameron haya hablado con sus homólogos europeos durante toda la semana pasada. Llamadas a los dirigentes checo y sueco, entrevista con el Primer ministro irlandés Enda Kenny: Downing Street asegura que no es un intento para sabotear la unión pero más bien una necesidad de “emprender la discusión de manera constructiva”.
Recurso jurídico
Si esta estrategia puede provocar más disensiones en el seno de la UE, servirá ante todo a los intereses de Cameron en Gran Bretaña. Debatido entre los liberales-demócratas eurófilos y los conservadores -convencidos de que su país tendría que salir de la Unión- el Primer ministro intenta nadar entre dos aguas. Para satisfacer a sus aliados, Cameron multiplica los contactos con los dirigentes europeos, pero piensa a la vez en un recurso para seducir a los conservadores.
Gran Bretaña parece dispuesta a ir muy lejos para poner trabas en la Europa de los 26. La idea sería oponerse al uso de las sedes de la UE por parte de un grupo del que Cameron se ha excluido él mismo. El Eurogrupo, de 17 miembros, ya usa los recursos de la Unión, lo que estaba previsto por los tratados europeos, contrariamente a lo que se está tramitando en este nuevo grupo de los 26.
Downing Street ha confirmado que el gobierno británico busca un recurso jurídico en esta cuestión. Londres no entiende por qué tendría que contribuir a la financiación de instituciones donde hay reuniones a las que no está invitado, y donde se toman medidas contrarias a sus intereses. Así, atacando a los 26 en el campo judicial, Cameron espera desunir este grupo y obtener lo que desea, un acuerdo que vincularía solamente a los 17 países de la zona euro, fuera del marco del Tratado de Lisboa.