Hasta hace escasos días, la actitud de algunos de los responsables de La Zarzuela frente al ‘caso Urdangarin’ rayaba casi la arrogancia. “¿La infanta Cristina imputada? Esto no está en nuestro guión, no se admitirán como hechos probatorios correos que no prueban, en realidad, nada…”. Al margen de las intrigas judiciales que rodean el caso, las mismas fuentes de la Casa Real adelantaban sin ningún tipo de escrúpulos a altos dirigentes de los dos grandes partidos su pronóstico sobre el final del proceso: “Tenemos asumido que lo único que se va a probar es un delito fiscal”. Por supuesto, solo contra el duque de Palma, sobre quien la reina Sofía, sobre todo, vierte en privado, con grandes dosis de vehemencia, todas las culpas del declive que soporta la Corona. De momento, la Fiscalía ha concluido que tanto éste como Diego Torres, su ex socio en el Instituto Nóos, pudieron haber cometido este tipo de delito en los ejercicios comprendidos entre 2004 y 2007, aunque solamente este último estaría sin prescribir. En todo caso, sobre Urdangarin pesan también las acusaciones de prevaricación, malversación, fraude, falsedad y blanqueo de capitales.
"Tenemos asumido que lo único que se va a probar contra Urdangarin es un delito fiscal", se le ha comunicado desde la Casa Real a los dos grandes partidos
Frente a las esperanzas y especulaciones de la Casa Real, el juez José Castro ha dado una patada en la mesa y, al imputar a la Infanta Cristina, ha introducido a la Casa Real en estado de 'shock' y ha roto buena parte de los esquemas sobre los que se sustentaba la relativa tranquilidad con la que desde Zarzuela se había trazado una línea roja sobre el Rey Juan Carlos y la infanta Cristina. Ahora, no se descarta nada, ni siquiera que ésta última renuncie a sus derechos sucesorios como el gesto más propicio para amortiguar los daños sufridos por la propia Institución.
Hay desorientación en el equipo que asesora al Rey porque ya carece de una estrategia definida para encarar el escándalo ante una maquinaria judicial aparentemente decidida a demostrar su independencia que, en cualquier caso, se le ha ido de las manos debido a dos errores que se reconocen en la propia Casa Real. El primero, la incapacidad de pactar con Diego Torres para desactivar la colisión entre sus intereses y los del duque. Y el segundo, menospreciar el arrojo del juez Castro para imputar a la Infanta.
La incapacidad para pactar con Diego Torres y el menosprecio al juez Castro, dos de los principales errores cometidos por Zarzuela en el 'caso Urdangarin'
Desde que Diego Torres fue citado como imputado a mediados de 2011 hasta que en febrero pasado sus disparos apuntaron directamente al Rey y a la Infanta Cristina, hubo, según las mismas fuentes, un intento de mediación que se ha visto frustrado por la táctica empleada por Urdangarin y su abogado para librarse de la cárcel. El marido de la infanta ha basado buena parte de su defensa en señalar a su exsocio como cerebro de la trama societaria que alimentó de dinero público al Instituto Nóos y, al final, Torres ha terminado por lanzar las “bombas atómicas” contra La Zarzuela con las que venía amenazando desde hacía tiempo, interpretan las mismas fuentes.
Después de lo ocurrido con la infanta Cristina, dentro de la Casa Real se opina que si alguna vez hubiera pasado por la cabeza de don Juan Carlos la idea de abdicar y ceder en vida el trono al Príncipe Felipe, ahora las salidas para hacerlo se han obturado. “Dar este paso significaría para el Príncipe comenzar su reinado salpicado por los escándalos y heredar a lo grande el desprestigio de la Corona, mientras que si la sucesión se produce por muerte natural, podría dar mejor la sensación de que parte el recorrido desde cero”, se ha trasladado desde la Casa Real a los dos principales partidos.