Los mediadores empleados por la dirección del PP –Javier Arenas, José María Michavila, Ángel Acebes…– para calmar a su extesorero cuando en enero pasado aparecieron publicadas por primera vez sus anotaciones contables, tuvo unos efectos de corto recorrido a medida que fue avanzando el cerco judicial. Al principio, creyéndose amparado por el Gobierno y el partido, Luis Bárcenas no solo negó que en Génova, 13, se operara con caja b, sino que difundió la tesis de que los documentos publicados por El País habían sido manipulados. También negó la entrega de sobresueldos a exdirigentes del PP, así como el ingreso en su tesorería de donativos que vulneraran la ley. En marzo, el extesorero elevó el listón de su arrogancia al resistirse a declarar ante el juez Pablo Ruz y rechazar inicialmente la prueba caligráfica que perseguía probar si los manuscritos publicados habían salido de su puño y letra. Pretextó que había comparecido más de media docena de veces ante el tribunal y no volvería a hacerlo. Sin embargo, su orgullo se truncó cuando el pasado 27 de junio tuvo que presentarse de nuevo ante Ruz y éste le envió directamente a la prisión de Soto del Real por considerar que existía riesgo de fuga.
El extesorero elevó el listón de su arrogancia al resistirse a declarar ante el juez Ruz, pero su orgullo se truncó cuando hace 12 días le envió a prisión
El encarcelamiento del extesorero, avalado por la fiscalía, dividió al Gobierno a la hora de anticipar sus consecuencias. Hubo ministros convencidos de que Bárcenas reaccionaría rebajando los humos y otros que opinaron justamente lo contrario, que su estancia entre rejas iba a radicalizar su actitud y a conducirle al temido sálvese quien pueda. En esto último está, según fuentes del PP, y es lo que le ha llevado a prescindir de Miguel Bajo y Alfonso Trallero como abogados, con el fin de reorientar su defensa, que a partir de ahora estará guiada por la firme intención de colaborar al máximo con el juez Ruz tanto en la instrucción sumarial del ‘caso Gürtel’, en su fase final, como en la pieza separada que afecta de lleno a la contabilidad del partido. Hasta ahora, el 'despido' de Bajo, uno de los penalistas más prestigiosos, se había presentado como una iniciativa del propio abogado por discrepar con su cliente sobre el enfoque de la defensa.
El abogado Javier Gómez de Liaño es uno de los mejor colocados para tomar el relevo del bufete Bajo en la defensa de Bárcenas, aunque todavía no ha confirmado su fichaje. Lo que sí ha transmitido el extesorero a personas de su confianza es el interés que tiene en coordinar su asesoría legal con la que el abogado Miguel Durán, ex director general de la ONCE y de Telecinco, ejerce para Pablo Crespo, considerado como el lugarteniente de Francisco Correa en la trama Gürtel, quien cuatro meses después de salir de prisión ha amenazado a los cuatro vientos con tirar de la manta en cuanto se abra juicio oral. Durán visitó el lunes a Bárcenas en la cárcel y este martes ha extraído en público su conclusión de la entrevista: “Los papeles publicados sobre la contabilidad b del PP son originales, puede haber más y pueden hacer caer al Gobierno”. En el PP se sospecha que las amenazas de Crespo transitan por otras coordenadas diferentes a las de Bárcenas, más vinculadas con la vida sentimental tan ajetreada que han podido llevar algunos ministros y dirigentes de su partido.
En el PP se sospecha que Pablo Crespo, lugarteniente de Francisco Correa, cumplirá sus amenazas filtrando la ajetreada vida sentimental de algunos ministros y dirigentes del PP
A partir de ahora, en Génova, 13, se temen réplicas encadenadas del terremoto provocado por el extesorero, siempre condicionadas por las decisiones que tome su nueva defensa y por el ritmo que marque la voluntad de Bárcenas de colaborar al máximo con la Audiencia Nacional, rompiendo así con el camino que desde 2009 le marcó Miguel Bajo, primero a sueldo del PP y después del propio encausado.