Hay muchos escenarios posibles para Cataluña de aquí a un año. Desde la ruta del desafío al Estado que ha vuelto a renovar Artur Mas después del 9N hasta el menos probable, una negociación con el Gobierno de Mariano Rajoy para sacar adelante alguna de las 23 propuestas que el presidente de la Generalitat le entregó en mano el pasado julio. El calendario depende de Mas, pero ni él mismo conoce todavía las fechas de su itinerario, pues dependerá del tiempo que tarde en hacer su ‘lista de país’ y de los movimientos que haga Oriol Junqueras (ERC) para no perder el pie en las encuestas. Con estas incertidumbres por medio, Rajoy ha decidido arrancar a su manera la batalla electoral en Cataluña intentando seducir a los sectores que pueden derrotar al bloque soberanista. En realidad, el sucedáneo de consulta del 9N ha dejado las cosas un poco más claras, pues de un censo superior a los 6 millones de ciudadanos solo 1,8 votó a favor de la independencia. El PP catalán empieza ahora a darse cuenta de que el frente soberanista juega a mantener la tensión narrativa hasta las elecciones municipales de mayo, convencido, junto al Gobierno, de que Mas retrasará todo lo que pueda las plebiscitarias para no quemar su proyecto en una apuesta que sería a cara o cruz. Hay más de cuatro millones de catalanes que pueden inclinar la balanza y a esos se ha empezado a dirigir el Gobierno.
El mensaje de Rajoy: si los catalanes dan la espalda a Mas, saldrán más deprisa de la crisis
Ayer sábado el presidente viajó a Barcelona para participar en una reunión con alcaldes del PP y aprovechó el acto para responder al guion marcado por Mas después del 9N. No se reunió con el presidente de la Generalitat y buscó que el encuentro sirviera para dejar claras las pautas con las que el Gobierno seguirá haciendo frente al desafío soberanista. En el fondo, su objetivo es movilizar a los sectores de población que, aunque no voten al PP, pueden contribuir a enterrar el proyecto de Mas cuando éste convoque a las urnas. Las armas que maneja el Gobierno son potentes, se recuerda en la dirección nacional del PP y en el propio Gabinete, teniendo es la Hacienda estatal la que está evitando la quiebra de Cataluña a través de herramientas como el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).
La quiebra catalana y su repercusión en los mercados
Rajoy se ha comprometido a seguir utilizando estos resortes, no solo porque sirven para poner en evidencia el actual desgobierno catalán, sino también porque no tiene muchas otras salidas: dejar caer a una comunidad como Cataluña tendría serias consecuencias en los mercados para el conjunto de España, problema que sigue blindando las nóminas de los 160.000 empleados públicos que dependen de la Generalitat. Por este procedimiento, el Gobierno ha bendecido la mutualización de una parte de la deuda catalana, más de 60.000 millones de euros. Al ser una comunidad sujeta al FLA, tendrá una inyección extra de liquidez de 1.700 millones de euros, gracias al retraso del pago de la deuda que Cataluña tiene contraída con el Estado. La iniciativa lleva consigo una reducción al 1% de los intereses estipulados para el FLA correspondientes a los ejercicios de 2012, 2013 y 2014. El tipo de interés del Fondo en 2012 era del 5,18%, un año después del 3,91% y en 2014 se ha situado en algo más del 2%.
El mensaje de Rajoy, informan fuentes gubernamentales, quiere ser claro: si los catalanes renuncian a la independencia y dan la espalda a Mas, saldrán mucho más deprisa de la crisis y el Gobierno pondrá los medios para ello. Si el aviso cala, tal vez lo mejor sería que las elecciones se celebraran cuanto antes, aunque el carácter plebiscitario que se propone darles el presidente de la Generalitat, afirman diputados del PP, complica mucho la situación. Es el objetivo más o menos inmediato de Mas si consigue elaborar su ‘lista de país’, al que seguiría un proceso constituyente y la convocatoria de nuevas elecciones, estas ya en 2016, que lo ratifiquen.
Desidia prolongada de los dos grandes partidos nacionales
Hay amplios sectores del PP que consideran que Rajoy llega tarde y que debería haber actuado antes. En su opinión, los dos grandes partidos han actuado durante demasiado tiempo con desidia a la hora de frenar al soberanismo e, incluso, algunos miembros del Gobierno han contribuido a fomentarlo con su torpeza. Este es el tablero de maniobras en el que desde hace meses lleva trabajando la plataforma Sociedad Civil Catalana, en su intento de crear un cortafuegos que evite que el independentismo hable en nombre de todos los catalanes.
Artur Mas es consciente de que su 'lista de país' puede fracturar a su partido y a la coalición nacionalista
En el Gobierno, los ministros que con mayor atención siguen los movimientos de Mas opinan también que su calendario electoral va a verse condicionado por los problemas internos en Convergencia y en CiU. Según su tesis, el presidente de la Generalitat es consciente de que su ‘lista de país’ puede fracturar a su propio partido y, de paso, a la coalición nacionalista después de casi 35 años de matrimonio. “Hay personas de su entorno, como Francesc Homs, y otras como Oriol Junqueras, que han tenido secuestrado a Mas y buscan la independencia al margen de los destrozos que ésta origine. Pronto sabremos si Mas logra liberarse de sus ataduras y retoma el control del proceso o, por el contrario, pasa a la historia como un mártir”, afirma un miembro del Gobierno.