El alcalde socialista de Mollet del Vallés (Barcelona), Josep Monràs, ha denunciando que tanto él como su familia sufren "acoso personal y coacciones" por parte de la comunidad islámica Al Huda y la asociación cultural Al Huda por denegar los permisos para abrir una mezquita.
No es un conflicto de ahora, sino que, como recoge 'La Vanguardia', lleva enquistado casi una década, tras denegarse varios permisos de apertura del centro de culto de esta comunidad.
Desde el pasado 21 de diciembre, en seis ocasiones más de un centenar de musulmanes se ha reunido para rezar y protestar contra el último rechazo de la licencia.
El regidor asegura que se está produciendo un "silencio administrativo" por parte de la Conselleria de Interior para que se paralicen los escraches. "Hice un petición personalmente a la consellera, que no ha tenido la dignidad de darme respuesta", asegura al medio.
El alcalde del PSC asegura que no está en contra de las protestas, pero sí si se producen delante de su mujer, sus hijos y los vecinos. Según Monràs, se crea una "tensión innecesaria que no ayuda a resolver el conflicto".
El socialista señala que se trata de un proceso administrativo, con sentencias firmes que deniegan el permiso de apertura tanto de la mezquita como del centro cultural.
"Opresión administrativa en silencio"
Por parte de la asociación Al Huda, su presidente, Ahmed Balghouch, asevera que tras ocho años de "opresión administrativa en silencio", han decidido "salir a la calle para denunciar la injusticia provocada por el alcalde".
Protestas en la puerta de la casa del alcalde de Mollet
Con escraches convocados hasta febrero, asegura que van "a la puerta de su casa" para "informarle de los daños económicos, morales y materiales" de su decisión.
Ante la imposibilidad de construir la mezquita, en 2015 la asociación solicitó al Ayuntamiento una licencia por cambio de uso y actividad para instalar un centro cultural y educativo. Pero en 2018, el tribunal consideró que había un "intento de fraude de ley" por parte de la comunidad musulmana, presuponiendo que el "objetivo era, igualmente, utilizar el espacio como centro de culto".
La asociación ha asegurado en un comunicado que "cancela las manifestaciones previstas los días 28 y 30 de enero" porque quieren permitir el "descanso vecinal".
