Los CDR se han encontrado con un pobre respaldo en la huelga de este jueves. Con llamadas a "echar fuera a las fuerzas de ocupación" y en protesta al "juicio farsa", los CDR apenas han congregado a medio millar de personas en Gerona, y a unos pocos miles en Barcelona.
Tal es la situación de normalidad, exceptuando los cortes de carretera que han provocado fuertes retenciones debido a la quema de neumáticos en algunos tramos, que la inmensa mayoría de comercios del centro de Barcelona han abierto sus puertas. En otros puntos de la región, como en Gerona, los piquetes han obligado a cerrar las persianas en grandes centros comerciales, cuyas fachadas han sido pintadas con palabras como "traidores" o referencias a Vox y a la "injusticia" española.
El suflé separatista se deshincha como un globo en los últimos meses, y este 21-F se ha constatado su fracaso. Su repercusión ni se ha seguido en directo por el máximo altavoz del independentismo, TV3, más pendiente de las declaraciones de Jordi Sánchez y Santi Vila ante el Supremo que de la movilización, donde aparecían imágenes en un cuadrado pequeño en la pantalla.
A diferencia del 3-O, la huelga independentista no ha tenido repercusión importante en el comercio de barrio, como tampoco ha tenido afectación alguna en la industria y grandes empresas. Todo pese a que el objetivo era precisamente "paralizar" Cataluña social y económicamente. Frases que ahora se disuelven como un azucarillo en el café.
Hace año y medio, los CDR provocaron una huelga masiva y salvaje, con cortes en principales estaciones de ferrocarril y cierre de carreteras. Este 21-F se han registrado varios incidentes, como el atropello involuntario a un CDR, o cargas de los Mossos en distintos tramos de carretera para volver a reabrir las vías.
Para camuflar el número de efectivos de estos grupos, los CDR han utilizado bengalas para impedir la visibilidad de conductores e incluso barricadas compuestas por material inflamable, como neumáticos, que han ardido durante varias horas. El grupo que las ha prendido apenas alcanzaba la veintena.
Pese a que la huelga ha estado apoyada por la Generalitat, con toda la anulación de la agenda pública de los consejeros, y también con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, los CDR no han obtenido el respaldo esperado. "Son cuatro gatos", han asegurado varios testigos en Meridiana a Vozpópuli en el momento en el que los Mossos comenzaban a desalojar la vía de salida de Barcelona hacia la C-58.
En las imágenes de los vídeos también se comprueba la débil movilización. Se pueden visualizar grupos que no llegan al centenar de personas en los cortes de carreteras, nada que ver con el pasado 3-O, dos días después del referéndum del 1-O.
En las Consejerías se ha trabajado, igual que en Justicia y hospitales. En Educación, los servicios mínimos han funcionado con normalidad y en algunos colegios de la Ciudad Condal apenas se había adherido al paro el 10% de los profesores.
En toda la movilización ha habido dos detenciones, una de ellas por golpear a un mosso de Esquadra, mientras que la otra se ha producido en un grupo que cortaba una vía. También se ha identificado a un conductor por atropellar involuntariamente a un CDR.
Sin incidencias en los grandes centros
Mercabarna, SEAT, puerto y aeropuerto no se han visto afectados por estas movilizaciones, una muestra más del fracaso de los CDR en su intento de paralizar Cataluña. Fuentes de los Mossos d'Esquadra han constatado a este diario que el número de personas que han salido a las calles es significativamente menor al de otras huelgas.
"Los cortes de carreteras con neumáticos ardiendo tampoco es una novedad", han apuntado. "Con esto consiguen más tiempo para realizar más actividad y enmascarar así el número real de personas", han asegurado.
Esta vez sí los Mossos han actuado con celeridad para restablecer rápidamente el tráfico. En la C-17, cerca de Gurb, y en la C-58, a la altura de Sabadell, ha habido cargas policiales para dispersar a los manifestantes. En el centro de Barcelona y en la salida por Meridiana, los Mossos han procedido a retirar a los manifestantes uno a uno.
Los momentos de mayor tensión se han producido en Gerona, cerca de la estación del AVE, que ha sido acordonada por la policía autonómica. En Tarragona se ha tenido que emplear a fondo para poder reabrir el acceso al puerto.