Dos votaciones y diez minutos. El tercer pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) convocado para elegir al sustituto del dimitido Carlos Dívar se resolvió con una celeridad inaudita vistas las catorce horas consumidas en las dos reuniones de la semana pasada. El magistrado Gonzalo Moliner, a punto de cumplir los 68 años y miembro de la progresista Jueces para la Democracia, será el nuevo presidente del órgano de gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo tras conseguir recabar los doce votos necesarios para su elección. Cinco vocales votaron en contra y tres más lo hicieron en blanco. El juez, presidente de la Sala de lo Social del alto tribunal y experto en derecho laboral, se ha manifestado en contra de la reforma laboral del Gobierno, de cuya constitucionalidad ha dudado públicamente.
La elección es, de hecho, un importante varapalo para el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, quien en las últimas semanas, y tras la caída de su aliado Carlos Dívar, había maniobrado en la sombra para mantener 'desactivado' al menos hasta septiembre el CGPJ y, de este modo, poder llevar adelante con la menor oposición posible la profunda reforma del Consejo que ha planteado y que, en opinión de jueces y fiscales, relegan a este órgano a una función meramente testimonial. De hecho, en los tres plenos celebrados hasta ahora, un grupo de cuatro vocales, considerados cercanos al ministro, habían conseguido bloquear con sus continuas abstenciones la elección de un sustituto de Dívar.
Ayer, sin embargo, un cambio en el sistema de votación que la vocal Margarita Robles ha calificado de "clave", desbloqueó la situación. Hasta ahora, los candidatos propuestos eran votados en grupos de tres o cinco nombres, sin que ninguno de ellos hubiera podido alcanzar los necesarios diez apoyos para ser elegido entre otros motivos por la abstención de los bautizados como 'los Cuatro de Gallardón', que el pasado jueves llegaron a ser cinco. Este martes, sin embargo, se han votado de modo individual a los candidatos. Así, se puso en primer lugar sobre la mesa el nombre del juez José Ramón Ferrándiz, uno de los 'favoritos' en las anteriores votaciones. Sin embargo, este magistrado, que había sido presidente de la conservadora y mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura (APM) sólo recabó nueve votos a favor. Otros ocho votaron en contra y tres más se abstuvieron. El siguiente nombre fue el de Moliner, quién salió finalmente elegido. Este magistrado ya había sido protagonista en otras siete votaciones celebradas en los dos anteriores plenos, sin que hasta ahora hubiese conseguido recabar los apoyos suficientes.
Ayer era evidente los rostros de satisfacción de los vocales. Las caras largas de días anteriores dejaron ayer paso a las sonrisas y algunas bromas. Margarita Robles, la más locuaz al término del consejo, reconocía la importancia de que el CGPJ tuviera ya un presidente "no impuesto" para poder hacer frente a las reformas que pretende sacar adelante el ministro de Justicia. Significativo es también que la elección se haya acelerado sólo unas horas después de que todas las asociaciones de jueces y fiscales se hayan unido para hacer público un comunicado en el que cargan duramente contra el Gobierno por los recortes en Justicia.