España

La caja fuerte de la Comisión Nacional de la Energía provoca un ajuste de cuentas entre ex altos cargos socialistas

Comidas, viajes, regalos, todo tipo de gastos corrientes salieron hasta julio del año pasado de la caja fuerte del organismo regulador, donde sus actuales responsables heredaron 30 millones de remanente de tesorería que el mes que viene podrán pasar a las arcas del Estado.

El actual director gerente de la CNE es Antonio Fernández Segura, ex secretario general de la Energía en la etapa de José Montilla como ministro de Industria, que cuando aterrizó en el cargo tras producirse el relevo en la presidencia de Maite Costa por Alberto Lafuentese llevó una gran sorpresa al encontrar 30 millones de euros en la caja fuerte. Se trata de un remanente de tesorería por el que los anteriores responsables del organismo no obtuvieron rentabilidad alguna y que emplearon, en parte, para sufragar gastos corrientes, desde comidas a viajes de trabajo, pasando por regalos y todo tipo de partidas de representación.

Los anteriores responsables del regulador pagaron con el remanente de tesorería todo tipo de gastos corrientes, incluidas comidas, viajes y regalos

Estos recursos se obtienen por el regulador a través de las tasas cobradas al sistema eléctrico ya que la CNE se financia con ellas y no mediante los Presupuestos estatales. En realidad, se trata de tasas que terminan pagando los clientes finales a través de las diferentes facturas energéticas. La novedad es que el mes que viene, mediante una modificación legislativa, este dinero pasará a las arcas del Estado y, por tanto, a reducir, aunque sea en una cantidad poco representativa, el peso del déficit.

Fuentes del actual equipo gestor de la CNE consideran un disparate que hubiera 30 millones en caja sin obtener rentabilidad alguna durante el mandato de Maite Costa, que duró desde junio de 2005 hasta julio del año pasado. La ex diputada socialista se defiende: “No recuerdo cuanto había en caja, pero yo tenía delegadas todas las responsabilidades financieras en el gerente, Pablo Fernández, hoy director general de Fomento. No tuve responsabilidad alguna en la gestión de esos recursos, pero entiendo que era superávit. En ningún caso el dinero estaba en un cajón, además, tanto la Intervención General del Estado como el Tribunal de Cuentas han corroborado que mi gestión en la CNE fue impecable, no como la de Fernández Segura, que tiene dos salvedades a sus espaldas en el poco tiempo que lleva como gerente”. Costa concluye: “El dinero no se utilizaba para grandes regalos, yo solo tuve detalles por Navidades con los empleados de la Comisión, a los que se regalaba turrón…”.

La anterior presidenta de la CNE elude todo tipo de responsabilidades en la gestión de la tesorería del organismo

Pablo Fernández justificó el elevado montante de este remanente a partir de las necesidades de liquidez ya que debía efectuar algunos pagos en efectivo. Sin embargo, los actuales responsables del regulador, nombrados durante la última etapa del Gobierno Zapatero, recuerdan que los movimientos habituales de caja para el abono de gastos corrientes de funcionamiento no justifican de ningún modo la existencia de 30 millones de euros en efectivo. En el fondo, detrás de estas denuncias se esconde una guerra interna entre ex altos cargos socialistas, concretamente entre las personas más cercanas a Antonio Fernández Segura y los que dieron apoyo en su día a Maite Costa.

Hace tiempo que desde el sector energético y desde las propias organizaciones de consumidores se pide la revisión a la baja de las tasas que la CNE cobra a las empresas del sector ya que el regulador no necesita para su funcionamiento de ingresos tan cuantiosos. Ex diputados socialistas que fueron agasajados en su día por Maite Costa en el edificio de la CNE describen la existencia de “comedor y cocinero particular” para la ex presidenta del organismo, además de sus gustos por el lujo, la compra de obras de arte y muebles de alto valor, extremos que ella niega con rotundidad.

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