El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) utiliza a la gran banca española y a la banca de inversión radicada en España para luchar contra el yihadismo. Este es al menos uno de los motivos por los que desde hace años puestos relevantes del sector financiero mantienen reuniones y contactos habituales y regulares con las unidades de inteligencia del Estado y con representantes del Gobierno (Moncloa y Ministerio de Economía), tal y como han señalado a Vozpópuli diversas fuentes conocedoras de esta colaboración.
¿Qué busca la inteligencia española en los banqueros? Uno de los ámbitos de más interés en las reuniones es el de las inversiones llevadas a cabo por magnates y las élites en países árabes, Malasia e Indonesia, entre otros. La dificultad para detectar las posibles vías de financiación del terrorismo internacional ha llevado al CNI a buscar fuentes de información alternativas que puedan conocer las tendencias e intenciones de los grandes inversores cuando mueven su dinero por el mundo.
"Son encuentros comunes y normales, que se desarrollan como cenas o almuerzos. La idea es estar al día y casi siempre son iguales: desde el CNI les preguntan sobre inversiones, tendencias, etc, y a cambio a los agentes les piden alguna información que pueda serles de utilidad", relata un analista conocedor de estos contactos entre cuerpos de inteligencia y banqueros, quien además amplía los mismos también a otras organizaciones con acceso a información exclusiva, como think tanks o instituciones académicas.
La colaboración entre CNI y banqueros españoles alcanzó su mayor relevancia entre 2010 y 2012, a medida que la prima de riesgo y la salida de capitales fue incrementándose durante la crisis económica. Ahora que parte de aquellos riesgos parecen haberse disipado, los contactos sin embargo siguen manteniéndose con regularidad, y dentro de su informalidad han alcanzado la categoría de regulares.
Creado por Zapatero en 2010
La unidad de inteligencia económica que trabaja dentro del CNI ha conseguido estrechar la coordinación entre el mundo financiero y algunos de los principales centros de decisión –Ministerio de Economía, Oficina Económica de Moncloa, Banco de España, empresas del Ibex y cámaras de comercio– superando así una larga travesía del desierto que se inició en 2010 y que reportó magros resultados durante los años más convulsos de la recesión.
La recuperación económica ha hecho que el Gobierno haya dejado en un papel secundario la tarea de esta unidad dentro de la estrategia de seguridad nacional, aunque en estos momentos los medios con los que trabaja son mayores que los que había en el arranque de la legislatura así como la eficiencia de su trabajo, aseguran fuentes del Ejecutivo, “pues se está en mejores condiciones que antes para prevenir de los riesgos de un colapso como el que España vivió entre 2011 y 2012”.
La propia vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, llegó a pedir personalmente a presidentes de bancos y empresas que auxiliaran al CNI
El grupo de inteligencia económica fue creado por el último Gobierno de Zapatero en 2010 cuando las presiones para que España acudiera al rescate se dispararon y el PSOE llegó a sospechar de una confabulación de intereses anglosajones y de las agencias de calificación para colocar a nuestro país en el mismo saco en el que acabaron Grecia, Irlanda y Portugal.
Cuando el nuevo Gobierno del PP tomó las riendas, observó que esta unidad de inteligencia apenas rendía frutos debido, en parte, a las dificultades para infiltrarse en los centros de poder internacionales y a la falta de colaboración prestada por los principales bancos y empresas españolas, reacias a compartir información sobre lo que entonces se cocía en las tripas de Wall Street o en la City londinense, así como en el resto de los principales centros financieros del mundo. Con esta unidad llegó a colaborar como coordinador el exsecretario general de la OTAN Javier Solana, según fuentes consultadas por este diario.
Esta falta de colaboración con el CNI de los núcleos de poder económico llevó a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, a pedir personalmente a algunos presidentes de bancos y grandes empresas que auxiliaran con su información a la unidad de inteligencia económica, pues ello podía ayudar a anticipar, por ejemplo, decisiones de las principales agencias de rating sobre la calificación crediticia de España y amortiguar su impacto negativo sobre la actividad, a la vista de los niveles que llegó a alcanzar la prima de riesgo.
Un complot contra España
La desesperación llegó a tal extremo en el último Gabinete de Zapatero que encomendó investigar al CNI si existía o no un complot contra España movido por especuladores de los mercados para abocarla a un rescate obligado, con el entusiasta acompañamiento de influyentes medios de comunicación extranjeros. En aquella época, fueron frecuentes las reuniones de la exvicepresidenta Elena Salgado y otros ministros del equipo económico de Zapatero con editorialistas de Financial Times y Wall Street Journal.
Donde sí ha rendido más frutos el trabajo de la unidad de inteligencia desde su creación ha sido en Latinoamérica, en particular en países como Argentina o Venezuela donde la inseguridad jurídica está a la orden del día y los intereses de las empresas españolas han podido resultar más dañados.