Los países de la Unión Europea intervinieron en 2021 una cantidad récord de cocaína -303 toneladas-, con el 75% del total de la droga decomisada en solo tres países: Bélgica, Países Bajos y España. Este es uno de los datos incluidos en el Informe de 2023 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que se publicó este martes en Viena.
Los países donde se produjeron las mayores incautaciones fueron Bélgica (96 toneladas), Países Bajos (72 toneladas) y España (49 toneladas), sumando entre los tres el 75% del total en toda la UE.
La JIFE destaca en particular la situación en el puerto de Amberes (Bélgica), el segundo más grande de Europa, que ha visto incluso crecer la cantidad de cocaína interceptada, pasando de 91 toneladas en 2021 a 110 en 2022.
Según el informe, existe una tendencia creciente a utilizar puertos más pequeños en toda Europa para que la cocaína llegue al mercado europeo. En el Reino Unido, las incautaciones de cocaína por parte de la policía y las autoridades fronterizas se dispararon un 68% en un año, marcando el récord de más de 18.700 kilos entre marzo de 2021 y marzo de 2022.
Este aumento en las incautaciones refleja una expansión global sin precedentes del mercado de la cocaína, según la JIFE, el órgano de la ONU que vela por el cumplimiento de los tratados internacionales contra las drogas.
La ONU ya advirtió en un informe de marzo del año pasado que la producción de cocaína se había disparado hasta máximos históricos.
Además del cultivo récord de hoja de coca y de cifras de producción sin precedentes de cocaína en América del Sur, el informe señala que la participación desde 2012 de grupos criminales de los Balcanes, que obtienen la cocaína directamente en el continente americano, ha intensificado la competencia en el narcotráfico hacia Europa.
La cadena de suministro de la cocaína
Esto llevó a una mayor eficiencia en la cadena de suministro, "a un incremento en la pureza de la droga y a un abaratamiento de precios" que, como resultado, supuso un aumento del consumo.
La ONU ya advirtió en un informe de marzo del año pasado que la producción de cocaína se había disparado hasta máximos históricos tras un pequeño parón por la pandemia de covid-19, con una demanda enorme y cada vez más grupos criminales implicados.
El Informe Mundial sobre Drogas de la ONU publicado en junio de 2023 señala que en 2021 se produjeron más de 2.300 toneladas de clorhidrato de cocaína, más del doble que siete años antes.
Esa producción es de la máxima pureza, por lo que la cifra que llega al mercado es mucho mayor, al mezclar los narcotraficantes la droga con otras sustancias para aumentar sus beneficios.
El incremento de la producción se debe tanto a la expansión del cultivo de arbusto de coca como a las mejoras en el proceso de transformación en cocaína.
Según los datos de la ONU, el cultivo de coca se disparó un 35% entre 2020 y 2021, una cifra récord y el mayor aumento interanual desde 2016.
El fuerte crecimiento de la oferta va acompañado de una subida constante de la demanda de cocaína. Aunque los mercados tradicionales de esta droga, América del Norte y Europa, siguen siendo los más importantes, la enorme producción puede permitir una expansión hacia África y Asia.
Aumento del consumo de ketamina en Europa
El consumo no médico de la ketamina, un sedante de uso veterinario con efectos alucinógenos, ha aumentado en varios países de Europa hasta el punto de que la ONU ha pedido en su informe publicado este martes vigilar estrechamente esta sustancia.
"En varios países europeos ha aumentado el consumo de ketamina con fines no médicos, lo que ha llevado a un incremento del número de personas que solicitan tratamiento", indica la JIFE en su análisis.
Ese organismo de la ONU señala que países como Bélgica, España, Francia e Italia han informado de un aumento de las personas que solicitan tratamiento por consumo de esa droga. Esa tendencia, señala la JIFE, muestra "la necesidad de vigilar de cerca tanto el uso como sus efectos en la salud pública".
Tanto Naciones Unidas como el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) señalan la preocupación por "las graves consecuencias sanitarias que ello podría desencadenar".
En 2022, el OEDT publicó que en algunas ciudades de Dinamarca, España, Italia y Portugal se detectaron los niveles más elevados de ketamina en las aguas residuales, un indicador de los niveles de consumo.
La JIFE informó de que entre diciembre de 2022 y enero del pasado año varios países europeos colaboraron en una operación para combatir la fabricación y distribución ilícitas de varias sustancias, entre ellas la ketamina, que era traficada a través de servicios de correos y mensajería.