Pedro Sánchez le giró el pasado día 10 una factura de 2017 a Ximo Puig. La desautorización de las listas para el Congreso y el Senado que el líder de los socialistas valencianos presentó al comité federal de listas tuvo su principal motivación en el apoyo que en 2017 el propio Puig le prestó a la entonces líder del socialismo andaluz, Susana Díaz, frente al propio Pedro Sánchez en el proceso de primarias por el control del partido.
Esa decisión de Ximo Puig siempre ha marcado la relación con el presidente del Gobierno y, aunque ha habido momentos de más sintonía durante el segundo mandato del presidente valenciano, siempre ha estado llena de altibajos.
Sánchez tiene una huella profunda de aquella época en la que apenas 7 meses después de ser destronado logró ganar ampliamente frente a Susana Díaz y Patxi López. El todavía líder de los socialistas valencianos midió mal sus fuerzas frente a Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler (los secretarios provinciales de Valencia y Alicante).
Boix: una línea roja
La peor equivocación, según las fuentes del PSOE consultadas por Vozpópuli, no fue ese error de cálculo, sino que, cuando cambió las listas que éstos enviaron a Ferraz, incluyó un nombre que para el comité federal era una línea roja: Alfred Boix.
Puig apostó por él para encabezar la lista al Senado por Valencia frente al alcalde de Paterna, Juan Antonio Sagredo y eso hizo saltar por los aires toda su propuesta que, de otra forma, podía haber prosperado parcialmente sin que se hubiera interpretado como un fracaso total como acabó siendo.
Alejandro Soler viajó a Madrid la víspera del comité federal donde se aprobaban definitivamente las listas y advirtió de esta situación, al igual que Bielsa, que remató la faena.
Boix fue el encargado de ir agrupación por agrupación recogiendo los avales para Susana Díaz en la Comunidad Valenciana. Es más, en caso de victoria de la andaluza frente a Sánchez, su nombre sonaba como posible secretario de Organización –aunque también se encargó de airearlo en la federación socialista valenciana con demasiado entusiasmo y vehemencia–.
La derrota de Susana Díaz en la Comunidad Valenciana fue inapelable y el entonces hombre fuerte de Sánchez, José Luis Ábalos, logró que el actual presidente del Gobierno lograra el 63% de los apoyos en tierras valencianas. En la provincia de Valencia el apoyo se disparó hasta cerca del 70%, mientras que en Alicante y en Castellón no llegó a esas cifras, pero también superó a Díaz y a López.
La 'traición' de Puig
La inclusión de Alfred Boix, que ya no es secretario de Organización del PSOE valenciano (y que también ha quedado fuera de las listas de las Cortes autonómicas), permitió a Alejandro Soler y a Carlos Fernández Bielsa argumentar la 'traición' de Puig al secretario general del PSOE y allanó el camino para que sus propuestas iniciales (que salieron con total respaldo de los comités provinciales) volvieran a su estado original.
Esa desautorización ha rebajado mucho la ascendencia de Puig dentro de la federación socialista valenciana, ya que esta circunstancia se sumaba a la derrota del pasado 28 de mayo en las elecciones autonómicas, que aunque se saldó con 4 diputados más, no permitió reeditar un gobierno con Compromís y Podemos por el retroceso de ambos.
Pulsos con el Gobierno
Tampoco ha sumado a su favor que en la última legislatura haya mantenido pulsos con el Gobierno de España en varias cuestiones. La falta de una reforma de la financiación autonómica ha estado presente en las reivindicaciones de Puig durante los cuatros años, al igual que los conflictos con el trasvase de agua Tajo-Segura que ha acabado en los tribunales.
La fallida designación de Alicante y Elche como sedes de las agencias de Inteligencia Artificial y Espacial, respectivamente, ha sido otra piedra en el camino de la relación Sánchez-Puig. La Coruña y Sevilla se llevaron el premio gordo.
Las críticas del Gobierno valenciano fueron agrias en este asunto que se solapó con el trasvase Tajo-Segura en la recta final de la campaña electoral del pasado 28 de mayo y lastró las opciones del PSOE valenciano en tierras alicantinas.
Los impuestos
Y tampoco hay que olvidar que en el capítulo de la rebaja de impuestos, cuando el Gobierno trataba de hacer frente a la propuesta del PP para reducir la presión impositiva, Puig decidió aplicar esa rebaja en la Comunidad Valenciana sin consultar con Ferraz. Pedro Sánchez quedó al descubierto con la maniobra del barón socialista y sus ministros tuvieron que salir a matizar la posición del Ejecutivo.
Por encima de todos esos desencuentros, según las mismas fuentes, a Sánchez le sigue escociendo la falta de apoyo que le brindó Puig cuando estaba en el momento más delicado de su carrera política.
Esa factura pendiente de cobro desde 2017 le ha llegado al presidente valenciano en el que parece el ocaso de su trayectoria política y que puede acabar de animar a los críticos a dar un paso adelante para forzar su salida del liderazgo del socialismo valenciano en un congreso extraordinario.
maullador
Sánchez es de los que no perdonan ni olvidan, te la guardan y cuando no te lo esperas te corta el cuello, quiere y exige fidelidad inquebrantable. O conmigo o contra mi, y según interese en cada momento para sus propios intereses. Miente, engaña, falsea, todo por seguir en el poder como sea.
NormaDin
El dic San Chinflas es un fascista. Que gente tan antifascista aún no lo haya calado duce mucho d este infecto personal que un competente tratadista ha calificado como 'izquierda reaccionaria'.