Esta mañana estaba convocado el ministro de Defensa, Pedro Morenés, para rendir cuentas en el Congreso y no se ha presentado. No ha sido ninguna sorpresa, pero ha obligado al presidente de la Cámara, Patxi López, a pronunciarse. Y no lo ha hecho como hace unos días, cuando amenazó con llevar al Tribunal Constitucional la negativa del Ejecutivo en funciones a someterse al control del Congreso, sino dejando esta prerrogativa en manos de los grupos parlamentarios, es decir de una sesión plenaria que aun no está convocada.
La próxima Junta de Portavoces del Congreso está prevista para el día 29, fecha que ha tomado López como referencia para convocar esta sesión plenaria y ver cual es la decisión final de los grupos. Al contrario que hace unos días, cuando amenazó con llevar al Gobierno en funciones al Tribunal Constitucional por negarse a rendir cuentas ante la Cámara baja, López ha apostado esta vez por "no abrir guerras institucionales" y rebajar la tensión. "La guerra entre el Gobierno y el Congreso seguro que no es la principal preocupación de los españoles", ha añadido.
El presidente del Congreso planea reunirse mañana viernes con el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, para intentar pactar una solución que no dispare las tensiones entre el Parlamento y el Gobierno. López ha recordado que todos los grupos parlamentarios, a excepción del PP, defienden que los ministros, aún estando en funciones, se sometan al control del Parlamento, "aunque no se trate de un control formal y ordinario". A su juicio, lo que se decida finalmente tendrá su importancia porque marcará precedentes no solo para futuras situaciones similares en el Parlamento, sino también para el funcionamiento de las comunidades autónomas.
José Luis Ayllón ha insistido en declaraciones a los periodistas que lo más urgente no es entrar en una guerra entre instituciones, sino negociar con urgencia la formación de un Gobierno que acabe con el actual bloqueo político. El Gobierno en funciones insiste en que al estar en funciones y no tener la confianza del actual Parlamento, es de todo punto de vista improcedente que los actuales ministros acudan al Congreso a rendir cuentas.