Mariano Rajoy recibió este miércoles a las 11 al presidente de la Generalitat y éste no solo entró en La Moncloa debilitado por el terremoto provocado por Jordi Pujol y su patrimonio sino también por la crisis interna que desde hace tiempo castiga a Convergencia i Unió. Nadie en el Gobierno se cree la firmeza y la energía con la que suele exhibirse últimamente Artur Mas, entre otras razones porque a algunos ministros les llegan informaciones bastante precisas de cuanto acontece dentro de la coalición nacionalista y también en el resto del frente soberanista.
En Convergencia se admite que Mas ya no tiene espacio para recular en la convocatoria del referéndum
Los cálculos que en estos momentos se hacen en Convergencia Democrática, previos, incluso, al escándalo levantado por la confesión de Pujol, son muy claros. Artur Mas ha fiado todo su itinerario en la legislatura abierta en noviembre de 2012 a la celebración del referéndum soberanista, un objetivo que fracasará por la evidente intención del Gobierno de impedirlo. “Mas no puede dar ahora marcha atrás en la consulta por mucho que se lo reclame Rajoy porque carece de elementos para recular. Cuando el 9 de noviembre se constate que no ha podido hacerla, lo más lógico y lo que la mayoría del partido piensa es que ceda el paso a alguien de su confianza”, vaticina un alto dirigente de Convergencia.
Caída en desgracia de Oriol Pujol
Altos cargos del Partido Socialista de Cataluña (PSC) también le han trasladado a la nueva dirección del PSOE el mismo vaticinio: Mas tirará la toalla el próximo 9 de noviembre cuando se certifique su derrota y se quede sin motor de arranque para continuar la legislatura. Uno de los nombres que más suena para sustituirle y tomar el relevo de la bandera secesionista es el de Jordi Turull, portavoz de Convergencia en el Parlament, considerado uno de los duros del sector soberanista. Otra posibilidad es la de Josep Rull, de un perfil muy similar, quien acaba de ocupar el puesto que desempeñaba como ‘número dos’ de la organización, antes de su caída en desgracia, Oriol Pujol, la persona en la que confiaba su padre y el núcleo caliente de CiU como reemplazo natural antes de que estallara el escándalo de las ITV.
Los perfiles de Turull, de Rull o del también dirigente de Convergencia Felipe Puig son muy parecidos en lo que afecta a su pasión independentista. Si fuera por Mas, aseguran en esta formación, su relevo sería Francesc Homs, consejero de Presidencia, considerado como uno de los cerebros del plan soberanista. Pero sus anclajes en el partido no son tan sólidos como los antes citados y, por tanto, carece de tantas posibilidades.
Mas preferiría dejar como sustituto a Francesc Homs, pero carece de anclajes en Convergencia
Con estas inseguridades en el cuerpo llega este miércoles el presidente de la Generalitat a Madrid, sabiendo ya de antemano que La Moncloa le ha cerrado las puertas a la consulta del 9 de noviembre y se opone, por el momento, a la reforma constitucional que defiende el PSOE. Esta actitud de Rajoy pudo ser ratificada el pasado lunes en persona por el nuevo líder socialista, Pedro Sánchez, partidario de canalizar esta solución a través de una ponencia parlamentaria como la que quiso crear, y nunca pudo, Alfredo Pérez Rubalcaba.