El máximo responsable de los servicios de inteligencia llegó ayer a la comisión de secretos oficiales con la lección bien aprendida. Con una carpeta en la mano en la que constaba el cintillo “secreto”, el general Félix Sanz hizo su paseo militar ante media docena de diputados eludiendo en todo momento facilitar cualquier detalle que pueda comprometer al Rey Juan Carlos. Tan pobre fue la información que facilitó a sus señorías sobre las actividades de la “amiga entrañable” del monarca que el portavoz de CiU, Josep Antoni Durán i Lleida, llegó a espetarle: “General, ¿tiene algo que contarnos sobre Corinna?”.
"General, ¿tiene algo que contarnos sobre Corinna?, le espetó un tanto molesto el portavoz de CiU, Durán i LLeida, ante la pobre información transmitida por el director del CNI
Y ni con esas reaccionó Félix Sanz. A saber: el Centro Nacional de Inteligencia nunca tuvo tratos con Corinna Zu Sayn Wittgenstein, la princesa nunca se benefició de la protección de sus agentes, tampoco el Centro conoció los lugares donde residió durante su estancia en Madrid, ni mucho menos tuvo la tentación de encargarle trabajo “delicado” alguno. Lo que el general no se atrevió a confirmar, y esa fue la única palanca que dio a IU y a UPyD para seguir tirando del hilo, es si desde el Gobierno, incluida la etapa de conducción de José Luis Rodríguez Zapatero, se le encomendó a la princesa lo que ella en una de sus entrevistas a la prensa española ha definido como “asuntos clasificados, en situaciones puntuales que yo he ayudado a solucionar por el bien del país”. Estos encargos, en el caso de que hayan existido, insistió ayer el director del CNI, no partieron del Centro.
Sanz sí admitió que ha coincidido en varias ocasiones con la princesa, sin mayores precisiones, y que la conoce “por pura casualidad”, como alguien que se encuentra por la calle con una persona a la que ve por primera vez, comenta uno de los parlamentarios que escuchó ayer la versión del general. Según distintos relatos, estos tropiezos “casuales” entre Corinna y el general surgieron cuando desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo contactó con la bella consultora para que apaciguara a los inversores árabes que se sentían maltratados por el Gobierno español después de la reducción de las ayudas a las renovables. Pero el director del CNI también evitó pisar ayer este charco.
El jefe de los servicios secretos negó que el CNI encargara trabajos a la "amiga entrañable" del Rey y que haya sido protegida por los agentes del Centro
“Como una tumba”, comentan los diputados que le escucharon hablar de forma tan superficial sobre Corinna. Así estuvo el director de los servicios secretos en su comparecencia de dos horas, a puerta cerrada. Pero aunque los grupos parlamentarios integrados en la comisión de secretos oficiales han guardado las formas, no todos ellos asumen como veraz, al menos en privado, las afirmaciones del general. Ni Izquierda Unida ni UPyD han cuestionado públicamente las explicaciones de Félix Sanz, pero las van a utilizar como palanca para alimentar la bola de nieve en torno a Corinna. Lo primero que han hecho es registrar en el Congreso la petición de comparecencia del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, cuyos portavoces han reconocido que mantuvo varias reuniones con la princesa para calmar a los inversores árabes después de la reducción de las primas a las renovables. La película, pues, continúa.
En cambio, donde sí se esforzó en expresar su malestar el director del CNI fue ante la posibilidad de que alguien pueda pensar de verdad que el numeroso grupo de espías que dirige desde la madrileña carretera de La Coruña haya podido caer tan bajo como para contratar a una agencia de detectives privados, en este caso Método, 3, con la misión de servir como tapadera para hacer descarrilar el proceso de secesión de Cataluña. El CNI, advirtió el general, nunca ha trabajado a este nivel con ninguna empresa de detectives porque se vale por sí mismo para cumplir con los trabajos que le encarga el Gobierno.
Félix Sanz admitió que los servicios secretos contrataron al mismo 'pirata' informático que ordenó los correos de Urdangarin en Nóos para facilitar sus respuestas al juez Castro
En cambio, el jefe de los espías sí admitió que el Centro contrató al hacker utilizado por la defensa de Iñaki Urdangarin antes de 2008 como experto en recuperación de datos informáticos, hasta que agentes del propio organismo aprendieron la lección. Se trata del argentino Matías Bevilacqua, encargado por el yerno del Rey de revisar los correos electrónicos del Instituto Nóos para facilitar la declaración ante el juez Castro del duque de Palma. Bevilacqua llegó a estar detenido por su presunta implicación en una red de tráfico de datos personales.
La conclusión que extraen los parlamentarios que ayer escucharon al director del CNI es que el general se limitó a seguir la ruta que previamente le han marcado desde el Gobierno y desde el principal partido de la oposición. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha reiterado que desde el Ejecutivo no se le ha encargado trabajo alguno a Corinna, en sintonía con la negativa realizada también por Alfredo Pérez Rubalcaba para arropar al equipo de Zapatero. El mismo esquema siguió ayer Félix Sanz para abordar el escándalo de espionaje en Cataluña protagonizado por Método 3 y también para responder sobre el fichaje de Bevilacqua: el ministro de Defensa, Pedro Morenés, había reconocido que el ‘empleado’ de Urdangarin había trabajado ya para el CNI, por lo que no había margen alguno para el desmentido. En este sentido, el jefe de los servicios secretos se marchó ayer sin comprometer en modo alguno al Rey, ni tampoco al Gobierno. Le va en el sueldo.