El pasado 19 de julio, Boris Johnson abolió toda la normativa relacionada con el COVID-19 para regresar a la vieja normalidad. Aquel día se denominó Día de la Libertad (Freedom Day) y supuso el fin oficial de las restricciones. Ahora, en un paseo por Londres, parece que los británicos han viajado a través del tiempo para regresar a 2019: la ausencia de mascarillas es absoluta y tan solo quedan algunos vestigios en el transporte público, donde sigue siendo obligatorio su uso.
Reino Unido es el país menos restrictivo con sus ciudadanos, mientras que España se muestra como el país con más cautela a la hora de afrontar su desescalada. Poniendo a nuestro país ante un espejo, ¿nuestras normas siguen teniendo sentido? ¿Debemos seguir el ejemplo de Reino Unido o mejor mantener una actitud cautelosa? Con comparar los datos, podemos sacar algunas conclusiones.
Comencemos por el principio, aquel famoso 19 de julio. Llegó el ‘Día de la Libertad’ en plena cuarta ola de contagios. De hecho, el pico (46.125 nuevos casos) se alcanzó un día después de la proclamación de la libertad por parte de Boris Johnson. Desde entonces, la cifra de contagios, presión hospitalaria y fallecidos descendió. Lo llamaron milagro.
Tras analizar los datos de los últimos tres meses, vemos como Reino Unido ha vivido sobre una meseta durante los últimos tres meses, sin enormes variaciones en la curva de contagios y fallecidos, con picos muy poco destacables. Pese a ello, desde la proclamación del Día de la Libertad, la cifra más baja de contagios registrada en el país es alta, con 21.466 casos, registrada el 3 de agosto. Y estas no han mejorado con el paso de los meses, ya que desde el 18 de septiembre, el número de nuevos positivos no ha parado de aumentar.
El pico de contagios de la última ola británica fue el día después a la proclamación del Freedom Day con 46.125 nuevos casos
Los contagios son importantes, pero lo son más los fallecidos. El día que se proclamó el Día de la Libertad, murieron 19 personas por la enfermedad, con una media semanal de 42 fallecidos diarios. Desde entonces, Reino Unido ha visto una escalada constante en sus números: desde el 23 de agosto, la media de semanal de fallecidos no baja de 100 personas.
En España, donde mantenemos multitud de restricciones, las cifras siguen bajando, con una incidencia acumulada inferior a cincuenta puntos. Una vez superada la sexta ola el pasado agosto, los datos no han hecho más que mejorar y los contagios siguen en decrecimiento. Por su parte, las cifras de fallecidos, desde el pasado 8 de septiembre, nunca han superado la centena.
Que estas cifras sean tan positivas en España también es a causa de la vacunación, no solo por las restricciones. En España, el porcentaje de población con las dos dosis es superior (78,1% frente al 67,3%) a las de Reino Unido, por lo que sus números deberían bajar a medida que haya más inoculaciones.
España posee un mayor porcentaje de población vacunada con pauta completa: 78,1% frente al 67,3%
Esto quiere decir que con libertad absoluta y con unas cifras de vacunación como las que tiene España, viviríamos un fenómeno similar al que vive Reino Unido: un aumento de los contagios lento pero progresivo hasta tener una estabilización y formar una meseta con pequeños repuntes, que en nuestro caso, tendría una media de contagios y fallecidos notablemente inferior.
Del Día de la Libertad, al 'Freedom to Party'
Sobre las diferencias entre España y Reino Unido, hemos hablado con una sanitaria española que trabaja allí. Se llama Nuria Villanueva y realiza sus funciones en el Wexham Park Hospital, a las afueras de Londres, por lo que conoce bien la situación social y sanitaria del país. El Freedom Day (Día de la Libertad), según nos cuenta, fue más bien un "Freedom to Party" (Libertad para ir de fiesta), tal y como allí se cataloga, porque "semanas antes, las normas ya se respetaban poco".
Las diferencias básicas eran la reapertura del ocio nocturno y el poder volar fuera con mayor facilidad, aunque esto último era prohibitivo: "Tener que hacerte un test al marcharte y otro al llegar puede encarecer el vuelo en 200 libras". Ahora, viajar a los países seguros es más económico gracias a que se ha sustituido la PCR por un test de antígenos.
Asegura que cuando viaja a España para ver a su familia sufre "un shock cultural", ya que en España siente que la gente vive "mucho más asustada por el COVID" que allí. De hecho, afirma que cuando habla con amigos que viven en nuestro país, le resulta chocante escuchar que "se quejaran con tanta dureza sobre otras personas por saltarse las restricciones o que los hijos no diesen besos a sus padres" dado que allí "se ha vivido la pandemia de otra forma, con medidas menos duras".
Pese a la escasa normativa que hay en Reino Unido, Nuria afirma que "es fácil ver a gente sin mascarilla en el metro, aunque por lo general sí se utiliza". De hecho, en los hospitales tampoco es obligatoria aunque ahí, "por sentido común", es religión llevarla.
En cuanto a la situación sanitaria, afirma que no observa una fuerte presión hospitalaria en estos momentos y que la mayoría de los contagiados que entran están sin vacunar. "Sin poder dar cifras exactas, diría que un 70% de los hospitalizados no tienen vacuna". Por tanto, en cuanto los rezagados decidan inocularse las dos dosis, la situación en Reino Unido debería mejorar.