"Estoy harto de que me de lecciones la señora Turá. Harto". Antoni Balbón, número dos del PSC, se refería hace unas horas en estos términos a la actitud de Montserrat Turá, consellera en tiempos del tripartito y una de las cabezas visibles de la línea soberanista del socialismo catalán.
La proximidad de la Diada y la convocatoria de una cadena humana independentista para reclamar la celebración de un referéndum ha disparado las tensiones en el PSC, que contempla ya la posibilidad de una escisión que podría transformarse en una fuga de dirigentes y cuadros que representan al 25% de la militancia, según fuentes del partido.
Desconcierto de la dirección
Desde que en 1978 se unieran en Cataluña varios partidos de orientación socialista, esta formación ha sido fundamental en la vida política catalana. Ha pasado por crisis anteriores, diferencias y tensiones, pero nunca como hasta ahora, cuando cayeron en la trampa saducea del "derecho a decidir", lanzada por los nacionalistas, en contra del alma mayoritaria de lo que piensa el PSC. Pere Navarro, actual líder de la formación, ha sido incapaz de manejar la endiablada situación con habilidad, hasta el punto de aparecer en algunos momentos más próximo a CiU que a su partido nacional hermano, el PSOE.
Una de las señales más ostensibles de esta esquizofrenia de los socialistas catalanes ha sido la huída hacia Miami de Carme Chacón, una de sus figuras más notables, ex ministra de Defensa y aspirante a ocupar la Presidencia del Gobierno, que incurrió en el error político de abstenerse en la crucial votación sobre el "derecho a decidir", con lo que se quedó en terreno de nadie, es decir, fuera de juego.
Ahora Pere Navarro y su equipo parecen haber decidido plantarle cara a la deriva independentista que impulsa Artur Mas y ha optado por mostrarse distante, aunque no abiertamente beligerante, con los preparativos de la gran movilización del 11 de Septiembre. Esta actitud ha tensado las estructuras internas de la formación hasta el punto de que se ha creado una corriente de disidencia que bajo el nombre de "Agrupamiento Socialista", se ha sumado con entusiasmo a los actos que promueven CiU y ERC. La exconsejera Marina Geli, el alcalde de Lérida, Ángel Ros y otros destacados dirigentes socialistas han plantado cara a Pere Navarro y han defendido la cadena humana como "plenamente legítima". La respuesta de la organización ha sido contundente: "En el PSC sobra gente de actitudes poco respetuosas e irresponsables".
Reclaman contundencia
La escisión se da por descontado en algunos medios catalanes, aunque Pere Navarro intenta evitar esta fractura que supondría la salida de casi una cuarta parte de los altos cargos del PSC rumbo seguramente a Convergencia y a ERC, hasta ese punto llega el disparate que se está viviendo en el socialismo de Cataluña. Muchos de los suyos reclaman a Pere Navarro más contundencia hacia los soberanistas, puesto que consideran que cuando el PSC le hace el juego a Convergencia siempre pierde. Optan por defender la vía federalista que ha caracterizado desde siempre al partido y no entrar así en el juego secesionista que se está preparando con motivo del 300 aniversario de 1714, la fecha-trampa del victimismo nacionalista catalán.
Si Pere Navarro no actúa, como se le pide desde su propio partido y desde Madrid, el PSC quedará tocado y, tras la hecatombe electoral que ya sufrió en los últimos comicios autonómicos, emprenderá el camino más recto hacia la desaparición. El tiempo corre en su contra. No hay opción para la duda o el titubeo. La fiebre de la Diada sube de tono por momentos y es imposible ponerse de lado a esperar que pase la marea.