Puede que la crisis abierta entre la dirección de Podemos y Yolanda Díaz por el envío de armas a Ucrania se haya cerrado, pero el recelo mutuo existe. Tanto el partido como la vicepresidenta segunda lo intentan, pero la relación no funciona. Y, muestra de ello, es el sentir de buena parte de la (poca) disidencia morada que habita los círculos. Según ha sabido Vozpópuli de algunos miembros de la formación que piden anonimato, "todos los que [dentro de Podemos] apoyen a Yolanda Díaz serán expulsados". Todo un aviso a navegantes. Las fuentes consultadas, además, advierten: "Habrá más expulsiones".
Y es que precisamente ese es el argumento al que se agarró este viernes la única consejera de Podemos en el Gobierno de La Rioja para justificar la patada que le dio el partido. Raquel Romero, titular de Igualdad, Participación y Agenda 2030, dejó la familia morada, según la dirección, por incumplir el código ético de Podemos que la insta a limitarse el sueldo y a donar parte de él a las arcas moradas. Pero eso, dice el partido, no ha ocurrido.
El problema es que Romero no comparte diagnóstico sobre su expulsión. Como recoge el diario rioja2, según el entorno de Romero, su expulsión se debe a su apoyo a Yolanda Díaz y a su trabajo en pro del frente amplio para la vicepresidenta segunda en La Rioja: "Hace tiempo que Raquel Romero y su equipo están trabajando por un espacio más amplio y abierto a la ciudadanía, que supere 'la estrecha suma que representan hoy IU y Podemos'. Y ante esta iniciativa de ampliar la confluencia social y política, la cúpula nacional de Podemos ha reaccionado con la expulsión de la Consejera".
La gente que tiene conflictos en Podemos con el aparato suele dejar de donar y eso es lo peor que se puede hacerUna fuente morada
Fuentes oficiales del partido desmienten que la salida de Romero esté, en absoluto, relacionada con Yolanda Díaz. Es más, hay quien se jacta en Podemos de que la titular de Trabajo "no tiene ni idea de quién es" la consejera de La Rioja. Además, el partido recuerda que el primer interesado en que a Yolanda Díaz le vaya bien es el propio partido. Si ella no está fuerte, las siglas moradas perecerán. Pero una fuente que en su día tuvo altas responsabilidades y que pide anonimato explica cómo funciona el sistema de desavenencia entre una facción del partido y la dirección en Madrid: "La gente que tiene conflictos con el aparato suele dejar de donar y eso es lo peor que se puede hacer".
Podemos, no obstante, está muy tranquilo respecto a cómo terminará la guerra con Romero si se complica por la vía judicial, según confiesa a este diario una fuente oficial de la formación: "Ni Romero ni ninguna de las demás personas expulsadas han recurrido en ninguna de las instancias ni han presentado alegaciones tras la sentencia".
Otra fuente que en su día tuvo relevancia en la familia morada y que también pide anonimato confirma que la salida de Romero se debe a su alineamiento en solitario con los planes de Yolanda Díaz. En plata, a hacerle el trabajo de campo en la comunidad riojana a la titular de Trabajo: "Irene Montero no puede ver a Yolanda Díaz. Son celos, puros celos. Y, por eso, ella y Belarra purgan a todo el que se acerque a ella sin consentimiento".
El aparato del partido, según algunos sectores, no va a tolerar que los territorios se entreguen por su cuenta a la vicepresidenta segunda. La dirección quiere manejar el proceso de integración. Y eso rodea el 'caso Alberto Rodríguez'. Según ha sabido Vozpópuli, en la militancia morada hay runrún por si el canario termina organizando alguna plataforma por su cuenta o, incluso, siendo el enlace de Díaz en las islas. Por supuesto, Podemos niega la mayor.
El control de la plataforma de Díaz
Lo cierto es que los ataques que Podemos lanzó contra Yolanda Díaz cuando se alineó con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre el envío de armas a Ucrania, solo tienen una explicación para los afines a la titular de Trabajo: que Díaz se niega a ceder a los morados y a su exlíder, Pablo Iglesias, el control de su proyecto político. Ella repite que su proceso de escucha arrancará esta primavera, sin concretar fecha y sin decidir si será o no candidata de una hipotética plataforma electoral para ser presidenta del Gobierno.
Los dardos morados responden a una doble derivada. Por un lado, presionar a Díaz para arrancarle una cuota de poder que garantice la supervivencia de sus activos políticos (Irene Montero e Ione Belarra) y, por otro, diferenciarse de ella de cara al electorado más de izquierdas. Pese a que Díaz es la preferida para encabezar la reconversión de Unidas Podemos, las bases del partido no están alineadas con sus resultados.
Ni les llenó de alegría la reforma laboral ni el apoyo al envío de armas. Con esa presión, los morados pretenden dejarle claro a su lideresa que los votantes morados deben ser atendidos si pretende contar con ellos. Y parece que esa presión surtió efecto esta semana, cuando Díaz frenó las hostilidades y se alineó con las propuestas económicas de los de Ione Belarra para el paquete de medidas con el que Moncloa pretende salvar la economía del shock que vendrá por la guerra.
Díaz decide qué, cuándo y con quién
La izquierda española está larvando un conflicto interno que amenaza con arrasar cualquier atisbo de unidad. Podemos se está quedando sin mando dentro de los planes electorales de Díaz. La situación entre ambos, según las fuentes consultadas, es una disputa descarnada por el poder ante un futuro electoral incierto para los morados.
Y es que la vicepresidenta segunda lleva tiempo insistiendo en que ella decide qué, cuándo y con quién respecto a su criatura política. En plata: dará el paso ayudada por los sindicatos y para abrirse a la sociedad civil. Los partidos tienen que tener el peso justo.
En verdad, pese a los esfuerzos de Yolanda Díaz por apartarse de la desgastada marca morada, en el fondo, el cuartel electoral de la vicepresidenta sabe que el grueso de sus apoyos en caso de que decida concurrir como candidata a la presidencia vendrán de los simpatizantes de los partidos a la izquierda del PSOE. Y ahí Podemos sigue siendo la súper estrella.