España

El doble rasero de Sánchez al acusar: Begoña frente a las parejas de Ayuso, Mato o la Infanta Cristina

El presidente del Gobierno ha atacado a algunos enemigos políticos a través de sus parejas, pero exige que no se haga lo mismo cuando es su esposa la investigada por la justicia

La hemeroteca ha vuelto a traicionar a Pedro Sánchez. Hace una década, durante la investigación judicial sobre Iñaki Urdagarín por aprovechar su condición de marido de la Infanta Cristina para conseguir acuerdos económicos, el líder socialista criticó a la hija del rey con dureza. Una manera de plantear las cosas completamente opuesta a lo que afirma ahora sobre la investigación que recae sobre su esposa, Begoña Gómez.

El presidente primero se presentó como víctima de una campaña de acoso y difamación por parte de "la derecha mediática, política y judicial" y después comenzó a desacreditar a todos aquellos que publicaron informaciones o las utilizaron para criticar al matrimonio. Términos como "la fachosfera" o "la máquina del fango" han sido recurrentes en sus mítines del último mes y medio... salvo cuando es la pareja de un rival político quien está afectado.

La táctica habitual del presidente del Gobierno consiste en utilizar investigaciones en marcha de las respectivas parejas para cargar contra sus enemigos, pero esa furia vira contra los críticos cuando las tornas cambian y es su entorno el afectado por las informaciones periodísticas. El PSOE de Sánchez, desde que es presidente, no ha dudado en acusar a Isabel Díaz Ayuso, la Infanta Cristina o Ana Mato a través de sus parejas incluso antes de que ningún juzgado hubiese decidido tomado una decisión sobre su culpabilidad.

De hecho, en el caso de la Infanta Cristina, las acusaciones terminaron siendo falsas: Sánchez llegó a pedir en 2014 que la hija del Rey perdiese sus "derechos dinásticos" y que hacerlo sería "uno de los mejores servicios que podría hacer, no solo a la democracia, sino también a las instituciones y a la Casa Real". Pero después, en 2017, fue absuelta por la justicia.

El PSOE, en 2017, también vio en Ana Mato una debilidad dentro del Partido Popular después de que uno de los principales investigados por la trama Gürtel fuese su marido, Jesús Sepúlveda, exalcalde de Pozuelo de Alarcón. Este era considerado el contable de la organización y su nombre fue uno de los que más sonaron durante la investigación, de modo que el PSOE cargó contra la exministra de Sanidad para vincular a la cúpula del partido con el caso.

Cierto es que después ella fue investigada -y posteriormente condenada- por recibir regalos de Correa, pero los socialistas no esperaron a que un juez imputase a Mato para vincularla a la corrupción de su pareja. Un comportamiento opuesto al que ahora practica Sánchez.

Aquella manera de actuar del PSOE no ha cambiado una década después. Con Isabel Díaz Ayuso, Ferraz ha aplicado las mismas técnicas: tratar de desacreditarla a través de sus familiares. Primero fue su hermano, a quien se le acusó de llevarse comisiones por mascarillas. El caso fue archivado en dos ocasiones, pero Sánchez no ha dudado en seguir alimentando las dudas sobre Ayuso a través de su familiar.

Misma situación con el novio de la presidenta, Alberto González. Pedro Sánchez acusó a feijóo de "tapar la corrupción" y le pidió actuar tras la imputación de la pareja de Ayuso, poniendo en entredicho la integridad de la lideresa madrileña por la acción por la que él iba a ser juzgado. El presidente aseguró que "su patriotismo acaba en sus bolsillos" y pidió al gallego que exigiese su dimisión. De nuevo, una forma de actuar opuesta al que ha aplicado sobre su propia esposa, de quien dijo que "por supuesto" había hecho "todo bien".

"Aquí no hay caso, aquí hay fango", aseguró en La Sexta el presidente del Gobierno un día después de que el juez Juan Carlos Peinado le atribuyese la condición de 'investigada', misma situación en la que se encontraban las parejas de Ayuso, la Infanta Cristina o Ana Mato cuando arremetió contra ellas.

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