El sumario del asesinato de la familia Villar Fernández en Chiloeches refleja la espiral de violencia que se vivió esa madrugada del 14 de abril en su casa de la Urbanización Medina Azahara. La magnitud del triple crimen quedó plasmada en las piernas y los brazos del presunto asesino Fernando que tenía cortes. Intentó destruir las pruebas provocando un incendio. Sin embargo, dejó por el camino el arma homicida. También fue intervenido en el registro de su habitación del hostal en Daganzo la colección de relojes que robó de la casa: uno de ellos tenía la imagen de uno de los seres queridos del matrimonio asesinado.
El atestado de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Guadalajara muestra que los agentes tuvieron el nombre de los presuntos responsables pocas horas después del triple asesinato de Ángel, Elvira y Laura. Las cámaras de seguridad captaron como David dejó a su amigo Fernando en el exterior de la valla de la urbanización de Chiloeches.
Y es que el turismo que conducía no dejaba lugar a dudas: le faltaba el parachoques trasero. Las cámaras de videovigilancia de la urbanización captaron al joven, vestido todo de negro, huir con una mochila de la zona donde se había producido el crimen.
La Guardia Civil utilizó todas las herramientas que tenían sobre la mesa para esclarecer este suceso. Una de ellas fue determinante: la de la gasolinera Repsol de la localidad de El Pozo en Guadalajara. También ayudó en la investigación una ubicada en el Hiper Usera de Pioz.
Todas estas diligencias llevaron a los funcionarios de Policía Judicial hasta la habitación 101 del Hostal Cervantes de la localidad de Daganzo donde se escondía Fernando, el presunto autor, con la que decía que era su novia Windybeth Bonny Guaidó. Esta joven venezolana, que es la prima del expresidente encargado de Venezuela Juan Guaidó, negó que mantuvieran una relación sentimental.
La droga de los detenidos por Chiloeches
El registro de esta dependencia fue autorizado por la magistrada del Juzgado de Instrucción número 4 de Guadalajara que se encarga de las diligencias del caso. Los investigadores incautaron una tableta de hachís de 65,58 gramos y dos paquetes de pastillas rosas, que era tusi, con un peso de 348,9 gramos. Estaban en bolsas de plástico en un armario metálico.
Las pruebas incriminatorias del crimen de Chiloeches fueron localizadas en un macetero vacío en una bolsa de color roja. Había 14 relojes, cinco pulseras (una de ellas con la inscripción de Elvira y una fecha), pendientes y collares.
No se quedó ahí el trabajo de los guardias civiles. Entre el 13 y el 16 de abril realizaron una inspección visual en la casa de las víctimas de Chiloeches y descubrieron que el asaltante se dejó en el lugar relojes, pulseras o 500 euros en billetes de cincuenta.
Las antenas telefónicas ubicaron en las proximidades de la urbanización, pocas horas antes de los hechos, a Cristian Borja. Gracias al análisis de los dispositivos móviles, los agentes pudieron hacer un recorrido cronológico de esa madrugada desde que se acercaron a la zona, en torno a las dos de la mañana hasta que Fernando abandonó el lugar a las 6:18 horas, cuando fue captado andando por la cámara del Hiper Usera de Pioz.
El coche esperando
Y es que el coche de la madre de Fernando estuvo varios minutos apostado frente a la garita de seguridad de la urbanización de Medina Azahara. Fue divisado por el vigilante de seguridad. Había cuatro personas en su interior y mostraban gran nerviosismo.
El registro en la casa del presunto asesino se produjo el 14 de abril a las nueve de la mañana. En esa casa el joven vive con su madre en el municipio de Pioz. Los agentes localizaron en el interior una navaja con un filo de hoja de un tamaño de diez centímetros, escondido bajo uno de los colchones del domicilio. Sin embargo, el arma del crimen de Chiloeches se quedó en la casa de la familia asesinada, entre las cenizas del incendio provocado.