Salvador Illa se aupó sobre las cenizas de Ciudadanos y fue el ganador a los puntos de las elecciones catalanas del 14-F. En una cita electoral deslucida por el escaso índice de participación, el candidato socialista dobló los resultados conseguidos por el PSC hace cuatro años, se impuso en votos, igualó en escaños a ERC y podrá intentar liderar el nuevo gobierno de la Generalitat. Le bastaría sumar con ERC y los comunes, ya socios en Madrid, pero se trata de una operación con extraordinarias dificultades. Porque la llave de todo lo que suceda en Cataluña la tendrá, de nuevo, Esquerra Republicana.
La formación que lidera desde prisión Oriol Junqueras, que ha perdido casi medio millón de votos, seguirá siendo determinante y puede convertir en estéril la victoria de Illa. El bloque independentista, el que conforman con Junts Per Cat y la CUP, tendrá mayoría absoluta en el Parlament. Y el candidato republicano, Pere Aragonés, podrá jugar sus cartas en dos partidas. Bien haciendo 'president' al candidato más votado, replicando la entente que funciona en Madrid, bien dejándose investir con los apoyos de las formaciones independentistas. Habrá ajedrez en las próximas semanas, con el fantasma de la repetición electoral de fondo. Y Aragonés puede terminar siendo el verdadero ganador del 14-F.
La remontada de Illa se edificó fundamentalmente sobre el formidable desplome de Ciudadanos. El vencedor de los pasados comicios se dejó nada menos que 30 escaños. No funcionó la apuesta por Carlos Carrizosa: de 2017 a la noche del domingo, un millón de apoyos se quedaron en el camino. Buena parte de ellos, además de posibilitar la victoria de Illa, fueron a parar a Vox, que irrumpe con extraordinaria fuerza en el Parlament.
La formación de Santiago Abascal conquista 11 sillones en el Hemiciclo tras recabar más de 185.000 votos y ya es la cuarta fuerza política en Cataluña, permitiéndose incluso alguna victoria como la conseguida en el municipio de Vilamalla (Gerona). La entrada de Vox minimiza el valor político de un PP a la baja. Alejandro Fernández sumó tres escaños y evitó que su formación desaparezca del mapa.
Fue una mala noche para la derecha constitucional moderada. Y sus resultados obligan a un duro lunes de reflexión obligada tanto para Inés Arrimadas, que ha citado de urgencia a su ejecutiva este lunes, como para Pablo Casado, cuestionado en el seno de su partido tras el volantazo en plena campaña a propósito de lo sucedido en el referéndum ilegal del 1-O.
Los comunes, la marca catalana de Podemos, calcaron los resultados de 2017 y pueden ser claves en la gobernabilidad de Cataluña, si finalmente Illa explora la posibilidad de un tripartito con ERC. Sería el calco de lo que sucede en Madrid. Pero por la izquierda, la candidatura de Jessica Albiach quedó superada por la CUP. Los antisistema tendrán 9 escaños, doblando su presencia en el hemiciclo y jugando un papel clave como columna esencial en el bloque independentista que pueda conformarse.
Illa intentará la investidura
Las primeras palabras del ganador de la noche fueron para reiterar la idea clave de su campaña: "Esta victoria debe servir para pasar página. Para volver a encontrarnos", insistió. Illa confirmó que intentará ser investido presidente de la Generalitat y otorgó valor a la apuesta de Pedro Sánchez y a Iván Redondo. "Esta es una victoria nuestra", agradeció al presidente del gobierno a modo de guiño.
La justa medida del cacareado efecto Illa se mide en un incremento de 31.000 votos respecto al resultado de Miquel Iceta en 2017, en el entorno de los 650.000 votos, plasmados en esos 33 escaños que dibujan de nuevo un incierto panorama. El laboratorio de Moncloa ha logrado situar al PSC como primer actor del escenario electoral y sus opciones de ser president pasan por lo que suceda en Madrid tanto como en Cataluña, fundamentalmente de la capacidad de presión y del precio que quieran o puedan pagar Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que vuelve a tener un papel decisorio en el horizonte político pese que los comunes hayan perdido la mitad de los votos.
Aragonès pide un referéndum
El candidato de ERC, Pere Aragonès, también afrontará la investidura y urgió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a pactar un referéndum de autodeterminación: "Es la hora de resolver el conflicto, es la hora de sentare y ver cómo resolvemos esto votando en un referéndum sin represión, votando libremente".
En su discurso en la sede del partido para valorar los resultados de las elecciones, ha afirmado que buscará los apoyos más allá del independentismo, en "todos aquellos que defienden el derecho a la autodeterminación y la amnistía" de los presos del 1-O.
En este sentido, ha asegurado que no se conforman con un acuerdo que sume la mayoría absoluta, sino que quieren "sumar a la gobernabilidad a todo tipo de diputados comprometidos por la amnistía y la autodeterminación".
Junts pide entendimiento a ERC
Tercera fuerza política en el próximo Parlament, Junts animó a ERC a buscar el entendimiento, toda vez que el independentismo ha superado el 50% de escaños y, por primera vez, de votos. En rueda de prensa conjunta con el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, la candidata Laura Borràs reveló los primeros contactos con Pere Aragonès y Dolors Sabater para empezar a "trabajar juntos para que este gran resultado independentista dé sus frutos".
"Es una gran victoria. Hemos superado el límite del 50% de votos. Superar este 50% de votos tenía que tener consecuencias políticas, y debe tener consecuencias políticas en el Govern y en el Parlament", ha sostenido. Según Borràs, los catalanes han vuelto a enviar un mensaje de "unidad" y de que las fuerzas independentistas deben entenderse, por lo que ha pedido escucharlo y trabajar para avanzar juntos.
A su vez, Puigdemont redobló a apuesta y avisó al Estado de que le será "imposible hacer política sin hablar de independencia". "El mensaje que hay que hacer llegar a Madrid y a Europa es que, pese a todos los esfuerzos para presentar al independentismo como algo prescindible, es imposible hacer política sin hablar de independencia, sin que pase por los grupos independentistas y por un Parlament con una voz autorizada para hablar de república catalana".
Ciudadanos, en el precipicio
La noche amarga de Ciudadanos fue una prolongación del drama que protagonizó Albert Rivera en la aciaga noche de las generales de noviembre de 2019. Si en aquellos comicios, la formación naranja cayó de los 57 a los 10 diputados, en Cataluña pasa de 36 a 6 escaños en el Parlament. Este lunes, Arrimadas ha llamado a filas a los suyos, en el primero de varios días difíciles.
Por el momento, Carrizosa optó por ganar tiempo y lanzar un mensaje de control de daños. En su intervención para valorar los resultados del 14-F, insistió en el partido seguirá "defendiendo al constitucionalismo desde el centro, y con absoluta firmeza" y advirtió de la fuerza del bloque independentista. "Cuando el separatismo probablemente está más dividido, va a salir reforzado en escaños y porcentaje de votos. Comparto con muchos catalanes constitucionalistas la sensación de tristeza de que tras estas elecciones el separatismo salga reforzado", remató Arrimadas.
Resultado "muy malo" para el PP
El candidato popular Alejandro Fernández logró sostener la presencia del PP en el Parlament, pero reconoció que el resultado del 14-F fue "muy malo". Reconoció que ha sido ésta una campaña muy dura para un partido metido de bruces en el desgaste producido por el terremoto Bárcenas. A duras penas, el Partido Popular retuvo 100.000 votos, 80.000 menos que en las pasadas elecciones.
A pesar de que el líder nacional del partido, Pablo Casado, ha convocado a su plana mayor para este martes, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ya avanzó que no habrá grandes cambios en la estrategia de Génova y coincidió con su candidato en culpar a los efectos de las acusaciones de Bárcenas. Ésa es la última factura que vamos a pagar de ese pasado. No vamos a cambiar el rumbo y vamos a seguir trabajando en el proyecto en el que creemos y estamos construyendo".
"Nos dijeron 'No pasaréis'. Hemos pasado"
Allá donde Ciudadanos y el Partido Popular lamentaban los votos perdidos, irrumpió de manera concluyente Vox. Tras una accidentada campaña electoral, con un mensaje duro, la formación de Santiago Abascal se sitúa como referente de la derecha en Cataluña. Su candidato, Ignacio Garriga, llamó a no dejarse llevar por la euforia, aunque su gesto lo delataba: "Hemos ganado una batalla, pero no es una victoria".
Vox tendrá por sí mismo más escaños que la suma de Cs y PP, un dato que revela la magnitud del cataclismo. Más de 215.000 personas han dado su confianza a la lista de Garriga. "Nos dijeron 'No pasaréis'. Hemos pasado, pasaremos y seguiremos trabajando hasta desalojarlos de todas las instituciones de Cataluña".
La participación más baja
Las elecciones al Parlament de este domingo, celebradas en plena pandemia de coronavirus, han registrado una participación del 53,53 % -con el 97,54 % escrutado-, la cifra más baja en unas elecciones en Cataluña desde la recuperación de la democracia. Este porcentaje de participación supone 25,4 puntos menos que en las autonómicas de 2017, cuando la afluencia a las urnas alcanzó un récord del 79 % al final de la jornada.