Existe el riesgo de que a la pérdida de casi 400.000 votos el pasado domingo, un descenso que se tradujo en ocho diputados menos, se sumen otros efectos adversos para Ciudadanos si termina permitiendo una investidura del jefe del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. De ello son plenamente conscientes en el entorno de Albert Rivera, donde teme, según las fuentes internas consultadas por Vozpópuli, que se produzcan “deserciones” así como “amplio ruido mediático” en caso de que finalmente el partido centrista diera tal paso, aunque fuera con condiciones.
Las fuentes citadas apuntan que hay especial preocupación por la reacción de buena parte de los exafiliados de UPyD, que se oponen por completo a levantar el veto a Rajoy. “Quieren su cabeza. Estos militantes se embarcaron en C’s, entre otras razones, porque vieron en el ADN del partido tanto una oposición frontal al secesionismo como el compromiso de luchar contra la corrupción, que vinculan con Rajoy”, señalan las mismas fuentes.
El pasado 26J consiguieron su acta de diputados por C’s antiguos miembros del partido de Rosa Díez como Toni Cantó, Ignacio Prendes, Marta Martín, Fernando Maura, Francisco Igea o Fernando Navarro. Suman, por tanto, seis escaños: cerca del 20% de toda la representación naranja en la Cámara baja.
A la espera del curso de los acontecimientos, hay una afirmación que pesa como una losa en la estrategia de la formación emergente. El pasado 16 de junio, en plena campaña, durante un desayuno informativo organizado por El Periódico de Catalunya, Albert Rivera descartó la posibilidad de que Ciudadanos se abstuviera en una eventual investidura de Mariano Rajoy. Tal aseveración podría volverse en contra de C’s y generar descontento interno, con fuga de militantes y dimisiones de cargos orgánicos, en el supuesto de que los 32 diputados se abstuvieran y facilitaran la continuidad del presidente popular en La Moncloa.
La afirmación de Rivera en campaña descartando una abstención de C's para investir a Rajoy pesa como una losa en la estrategia de la formación emergente
Un giro de tales características sólo se sostendría con un cambio de escenario, como el que se produjo cuando Rajoy rechazó el encargo del Rey para someterse a la investidura en la pasada legislatura. Entonces, Rivera, que había rechazado apoyar a Rajoy y Pedro Sánchez en campaña, se acogió a tal hecho que no estaba en el guion, para justificar su voto favorable al candidato socialista. Ahora, en Ciudadanos todo pasa por que sea el PSOE quien mueva ficha y se pronuncie sobre su abstención, probablemente en el Comité federal del 9 de julio. De esta manera, apuntan las mismas fuentes, en el partido naranja tratan de que haya un “nuevo vuelco en la guerra de posiciones actual”, que les permita un mayor margen de maniobra y burlar la hemeroteca.
El vuelco deseado por el equipo de Rivera es que el PSOE se avenga a negociar en una 'mesa a tres' las políticas de un Gobierno “reformista” -donde C’s estaría dispuesto a sentarse- que proporcione certidumbre y capacidad de decisión. Aunque creen que el 9 de julio, próximo Comité federal del PSOE, será la fecha en que se despejarán muchas incógnitas en un sentido u otro. No obstante, ¿qué pasaría si los socialistas mantienen su rechazo al PP y pese a ello Rajoy consigue entre los nacionalistas las abstenciones necesarias para ser investido? Aquí el panorama se complicaría para la formación naranja, que sería vista como culpable de llevar a España a sus terceras elecciones generales en apenas un año. Este peso de la responsabilidad también se descarga ahora en el PSOE por parte de los portavoces de C’s. Y es que el partido centrista declina dar prioridad a un entendimiento con el PP para forjar una mayoría de gobierno de 169 diputados y se limita a poner la pelota sobre el tejado de los socialistas de Pedro Sánchez.
Ni legislatura corta ni cuestión de confianza
Otra cuestión que ha despertado especial interés es la siguiente: ¿Hay un ‘plan B’ en Ciudadanos? De momento no ha transcendido nada y tampoco se ha informado de ello a la militancia. Lo único claro, de momento, es dejar que el PSOE muestre primero su inclinación. Prueba de que ese ‘plan B’ todavía no está armado es el desconcertante episodio que protagonizaron este jueves dos de los principales colaboradores de Rivera. Fue primero el portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, quien deslizó en los Desayunos de TVE que su partido no descarta fórmulas como “investir a alguien que disponga de un acuerdo de legislatura o, si me apura, de media legislatura con el compromiso de una cuestión de confianza a la mitad”. Sin embargo, apenas unas horas después, el vicesecretario general de C’s y jefe de campaña el 26J, José Manuel Villegas, cerró la puerta que había abierto su compañero y señaló que la formación naranja ni concibe una legislatura corta ni una cuestión de confianza.
Villegas declaró precisamente en los pasillos del Congreso que el portavoz parlamentario solamente “respondía a una especulación, a una posibilidad” que le plantearon en la entrevista en TVE. “Él decía lo que podía pasar en caso de que el PSOE se abstuviera. Pero la posición del partido en ningún caso es plantear eso como una condición, ni siquiera como una posibilidad”, aseguró. Además, el número dos de Ciudadanos insistió en que la única opción que contempla su partido “a día de hoy” es establecer “una mesa a tres” para “hablar de políticas y ver si es posible desbloquear la situación”.