El reconocimiento de la “singularidad” catalana que Pedro Sánchez y el PSC intentan introducir en la agenda política como vía para desbloquear el enfrentamiento entre el Estado y la Generalitat, no solo es insuficiente para el soberanismo, sino que tampoco cambiará después del 26J su actitud contraria a la investidura de un presidente socialista.
Fuentes de Convergencia y de Esquerra Republicana coinciden en un diagnóstico que le ha llegado a Sánchez a través del PSC. La reforma constitucional que defiende el PSOE les parece “epidérmica” y no soluciona el problema de fondo, que es el del reconocimiento del derecho a decidir. “Para que hubiera apoyo nuestro a la investidura de un presidente progresista, tendrían que darse dos condiciones: en primer lugar, un aumento claro del gasto social y, por otra parte, un compromiso claro de convocar un referéndum a la escocesa en el plazo de un año”.
Sin el apoyo de Convergencia y Esquerra, Sánchez confía en tener el favor del PNV a su investidura
Ni Convergencia ni Esquerra, pues, piensan modificar un ápice su rechazo a investir a Pedro Sánchez, en el supuesto de que su voto resulte determinante, hasta que el PSOE no acepte la celebración de una consulta vinculante sobre el futuro de Cataluña. Este es un planteamiento que queda muy lejos del reconocimiento de la “singularidad” autonómica presentado ahora como una novedad por el líder socialista, algo que ya figuraba en la ‘declaración de Granada’ firmada por los barones en 2013 para apaciguar el enfrentamiento de la mayoría de las federaciones con el PSC.
Mediante esta propuesta, el PSOE estaría dispuesto a enmendar los retoques que el Tribunal Constitucional hizo a la reforma estatutaria emprendida en 2005, muy criticados por los socialistas y contemplados por ellos como el problema principal que disparó posteriormente el desafío soberanista. En la reforma original del Estatuto, que el expresidente Zapatero se comprometió a respetar como llegara a Madrid procedente del Parlamento catalán, ya se introdujo en el preámbulo del texto estatutario el reconocimiento de Cataluña como nación, algo sobre lo que todavía no han podido ponerse de acuerdo los dirigentes territoriales del PSOE. Con posterioridad, el Constitucional recortó, tras varios años de deliberaciones, 14 artículos y sometió a interpretación otros 27, desactivando la pretensión de considerar preferente la lengua catalana y de tener un poder judicial autónomo. Como añadido, el alto Tribunal dejó claro que la incorporación del término nación carecía de validez jurídica.
Cataluña seguirá siendo un problema para el PSOE
La advertencia de Convergencia y de Esquerra rechazando toda posibilidad de apoyar la investidura de Sánchez u otro candidato socialista que no reconozca el derecho de autodeterminación anticipa que Cataluña volverá a ser de nuevo un problema para el PSOE en el caso de que después del 26J persiga formar Gobierno con la coalición Unidos Podemos y necesite también para ello del apoyo añadido de los grupos nacionalistas.
Tanto en Convergencia como en Esquerra se conoce de primera mano que su postura no es la misma que la del Partido Nacionalista Vasco (PNV), formación con la que sí cuenta Sánchez para llegar a La Moncloa en varios supuestos: que consiga retener los 90 escaños del 20D, que se acerque lo más posible a los 176 que marcan la mayoría absoluta sumando a los diputados de Unidos Podemos y que esta suma tenga mayor tamaño que la del PP más Ciudadanos.
Algunas encuestas doblan ahora la distancia que sacó En Comú Podem a los socialistas catalanes el 20D
Las dificultades de Sánchez para responder a las exigencias de los independentistas serán después de las próximas elecciones las mismas que surgieron tras el 20D cuando el comité federal del PSOE le prohibió pactar con Podemos mientras no renunciara a la consulta soberanista. Con una diferencia destacable: en las generales de diciembre, En Comú Podem sacó a los socialistas una ventaja de 10 puntos en Barcelona, distancia que algunas encuestas disparan ahora hasta los 20 puntos.