Mariano Rajoy llega a la casa de Bertín Osborne, se saludan dicharacheros. La estructura del programa se repite, el showman intentando que todo sea cercano, que se sienta a gusto. El presidente lo intenta en la medida de sus posibilidades, se muestra más o menos próximo cuando habla de su infancia en León o del deporte que hace, aunque por el camino no se olvida de contar las bondades de su legislatura, de los kilómetros de AVE inaugurados o de las muchas ciudades españolas en las que ha estado: "Yo he estado por toda España, por eso me gusta mucho".
Osborne arranca preguntando sobre qué cree que los españoles opinan de él: "La gente piensa de forma muy diferente, lo malo sería que todos pensáramos igual. Habrá muchos que piensen bien de mí, a otros no les gustaré mucho. Probablemente eso le pase también a Bertín Osborne". Y de ahí, a lo personal.
"No me gusta que vayas a Ibiza, pero si te quieres ir, te vas". Así recuerda Rajoy la tolerancia de su padre, un juez que hoy en día vive en Moncloa y que aunque no le quería en la isla, accedía. "De él he aprendido a ser flexible, a ser buena persona y a tratar a los demás como a ti te gustaría que te tratasen", resume. Y continúa, esta vez recordando a su progenitora: "Mi madre murió muy joven en 1993, era estupenda, tenía un carácter muy alegre, era muy guapa y muy bien. Me hubiera gustado que me hubiese visto de presidente del Gobierno".
"Me hubiera gustado que mi madre me hubiese visto de presidente del Gobierno", rememora Rajoy
Una familia ilustre, cuatro hermanos: tres de ellos registradores de la propiedad y el otro, notario, que falleció recientemente a causa de una leucemia que también recordó el presidente. "Yo estuve hablando con él un rato largo, fui el último que hablé con él", comentó Rajoy, comprendido bien por Osborne, que relató su propio drama familiar.
El presentador, que la semana pasada recibió a Pedro Sánchez, le pidió que contase si era de muchas novias, que no ("he sido de lo que me dejaron") y también comentó que a su mujer, Elvira, la conoció gracias a su hermano. "Me costó trabajo, tuve que dar mis razones, pero en ese tema acerté, y eso lo podría decir hasta la oposición", dijo entre risas. La luna de miel, escasa según dice, fue en Santo Domingo. Osborne, bromeando, le dijo que tenía que solucionar eso y Rajoy respondió: "No hace falta que me lo digas tú, ya me lo recuerda ella". Su mujer, que trabajó en televisión, le animó a sentarse en el sofá con Bertín, una de sus no muy abundantes citas televisivas.
Rajoy contó que todos los días desayuna con sus hijos, aunque él va más allá que el líder socialista y consigue incluso cenar con ellos a las 21.00 h. Rajoy tiene contadas las 12 horas 40 minutos que trabaja al día. "Cenar con ellos es muy reconfortante, lo hago por ellos y por mí", comenta el presidente. Sus hijos están presentes en el fondo casi siempre, aunque no se mete en si quiere que sean políticos o no: "Que elijan lo que quieran". ¿Y si salen del PSOE? "Peor sería que saliese de otro equipo de fútbol, y lo peor, que fuesen mala gente", remató.
"Tuve la culpa del accidente que sufrí"
Intercaló también anécdotas de su juventud: "Tuve un accidente en Palas de Rey, la culpa fue mía, me caí por un barranco por dormir dos horas y luego meterme un viaje largo. Tuve suerte porque podría haber muerto. Hubo un momento en el que me asusté porque no veía, era sangre que tenía en los ojos. La cara del conductor que paró a recogerme la tengo aún grabada. Fue una bofetada estratosférica", cuenta sobre uno de los momentos más duros de su carrera. Tiempo después, y también en parte por eso, se dejó su característica barba. No fue su único accidente, años después, en 2005, tuvo un accidente de helicóptero con Esperanza Aguirre. "No me he vuelto a montar en un helicóptero", comenta el presidente del Gobierno.
A Rajoy no le tocó el gordo de Navidad porque sus compañeros registradores no le guardaron un décimo
Pronto empezaron a recordar la carrera política de Rajoy. "Yo fui diputado en el primer parlamento de Galicia, hubo una discusión monumental por cuál era la capital de Galicia, un debate que terminó a bofetadas, no dialécticas, no entre políticos, sino entre periodistas", comentaba jocoso el líder del Ejecutivo. "Hubo un debate que terminó a las cuatro de la mañana, Paco Vázquez ganó las elecciones porque intervino 16 veces, luego fue un grandísimo alcalde, nosotros sólo llegamos a la alcaldía cuando él se fue", bromeó Rajoy.
"Aguirre y yo hemos tenido alguna cosita..."
En el relato también hubo hueco para otros políticos como Esperanza Aguirre, amiga de Bertín. "Me llevo bien con ella, hemos tenido alguna cosita...". No concreta. "Yo vi el famoso discurso de puedo prometer y prometo en Sangenjo", recuerda Rajoy sobre Adolfo Suárez, aunque él, lo reconoce, era votante de Alianza Popular. "El pueblo español no se equivoca en las grandes ocasiones, lo lógico era que ganara Suárez en el 78 y González en el 82". A pesar de lo dicho de Suárez, le obvia cuando Osborne le pregunta por políticos a los que admira: "Oye, Bertín, por qué me preguntas esto... yo he conocido gente magnífica de todas las fuerzas políticas y no tan magníficas". El siguiente que Osborne sacó a relucir fue el nombre de Felipe González, a quien el showman tiene mucho cariño. "Yo he combatido a Felipe González, he hablado con él alguna que otra vez y está muy bien, es constructivo, da gusto hablar con él, tengo buena opinión de él", comenta.
¿Y Zapatero? "He visto las notas y los dos las tenían muy buenas", tercia Rajoy, tras subrayar que su hermano coincidió en clase con él. "En los debates, ya se sabe... pero salvo que te encuentres con un desalmado la relación es normal", zanja al respecto.
Como no podía ser de otra forma, llega el turno de Aznar: "Siempre nos hemos llevado bien, la gente dice que no nos llevamos muy bien, pero pretender coincidir al 100% con alguien es imposible, es incluso sospechoso, ni con los familiares". Recordó también la sucesión: "Nos citó a los que sonábamos entonces y nos lo dijo a todos a la vez y todo el mundo lo apoyó, todo el mundo estuvo de acuerdo, hubo incluso una votación". Bertín, al quite, repregunta: "¿Te lo esperabas?". La respuesta es clara. "Sí, tantos años después, qué quieres que te diga".
Sobre Aznar: "Siempre nos hemos llevado bien, la gente dice que no, pero pretender coincidir al 100% con alguien es imposible"
De ahí, tras años de oposición, la presidencia. "Yo estaba ya bregado, he sido concejal, por donde deberían de pasar todos, para mí ser presidente de mi país es la pera, un enorme honor y les voy a dejar a mis hijos ese patrimonio, que es lo único que les voy a dejar", asegura. ¿Renuncias? "Es igual, porque para alguien que tiene vocación no puede querer otra cosa. Sí, tienes poca vida privada, no puedes ir a tomarte unas copas, pero te compensa, aunque he tenido momentos duros. Creo que algo he hecho por mi país", agrega Rajoy.
La memoria le lleva al año 2012, cuando España estuvo cerca de ser rescatada. "No se explicó bien, los primeros tiempos en el gobierno yo no explicaba nada, tenía mil millones de líos, seguramente no me expliqué, no se acierta siempre", cuenta Rajoy, que reconoce que La Moncloa crea cierta tendencia al aislamiento aunque se llega a sentir como una casa.
Después de la charla, la cocina, con Bertín Osborne incapaz de encender su vitrocerámica y Rajoy ofreciéndose a soltar un discurso, pero sin saber tampoco cómo se enciende un electrodoméstico bastante sencillo. Un buen rato para conseguir hervir unos mejillones. "En Bruselas le meten salsas, pero el mejillón de verdad, el español, es hervido, sin más", cuenta, brindando con vino, hablando de lo bien que cocina su esposa y de que en la capital europea se come especialmente mal. O que no le tocó el gordo de Navidad porque sus compañeros registradores no le guardaron un décimo. Y entre copas de albariño, le dio por resumir la galleguidad: "Un gallego es gente de fiar".
Y de la cocina, finalmente, salto al salón para jugar al futbolín. Rajoy se atrevió a preguntar a Osborne si le parecía tan aburrido como "dicen algunos". "Ni de coña", le espetó el presentador. Casi a renglón seguido consultó a Osborne si le gustaría ser alcalde de Jérez y como remate llegó a bromear con que llevaba un mes "currándose" la partida de futbolín, que le ganó 6-1. "Un fenómeno en el terreno de juego y en las distancias cortas", concluyó el presentador.