España

Manuel Fernández, físico nuclear: "Las políticas energéticas de la UE nos están condenando"

Entrevista con el autor de 'Nucleares sí, por favor' para tratar de la crisis energética actual y cuál es el papel de la energía nuclear en los tiempos que vivimos

Manuel Fernández Ordóñez es un conocido divulgador científico que acaba de lanzar al mercado 'Nucleares, si por favor' (Deusto), un libro que juega con el famoso eslogan 'nucleares, no, gracias' para desmontar todos los bulos que giran en torno a la energía nuclear. Licenciado en Física de Partículas y doctor en Física Nuclear en la Universidad de Santiago de Compostela, ve a este tipo de energía como algo clave para conseguir precios más competitivos y estables, además de como un complemento ideal para sustituir a los combustibles fósiles.

En una entrevista con Vozpópuli, repasa todos los temas de actualidad en un momento tenso por una crisis energética agravada por la guerra de Ucrania y la dependencia europea de terceros países para alimentar su industria. Una cuestión que quedaría resuelta con un ambicioso programa nuclear.

Pregunta: ¿Por qué nucleares sí, por favor?

Respuesta: La energía nuclear es una energía que está en la base de los sistemas energéticos de los países avanzados, está en la base de los estándares de vida tan altos que tenemos y ha tenido un impacto muy positivo en la humanidad. Por tanto, no nos queda otra que defender la energía nuclear, defender la continuidad de los parques nucleares de los países y la construcción de nuevas centrales.

Imagen del libro 'Nucleares sí, por favor', de Manuel Fernández Ordóñez | Foto: Jesús García, Vozpópuli

P: ¿Es la energía nuclear el contrapeso perfecto para las renovables? Cuando no hay viento, por ejemplo, el precio de la luz sube mucho...

R: La energía nuclear mantiene las 24 horas del día y los 365 días del año, unos precios competitivos y por debajo de los precios del mercado que estamos viendo, no solo los que hay en esta crisis energética, sino los que teníamos en unas condiciones más normales. Es el complemento perfecto a la volatilidad de las renovables, que a veces están y otras no, por lo que necesitamos una energía de base que opere y estabilice el sistema. La nuclear es perfecta porque es capaz de hacerlo sin emitir gases de efecto invernadero.

P: ¿Son compatibles? Parece que defender las renovables es estar contra la nuclear y viceversa

R: Es una dicotomía falsa. Las renovables y la nuclear se complementan perfectamente. La nuclear generalmente opera en base, aunque también puede hacer un cierto seguimiento de carga a las renovables. Las renovables cuando están es perfecto, pero cuando no están necesitan una base. El debate está en qué tecnologías vamos a usar para dar el complemento a las renovables: si queremos utilizar la nuclear y no emitir CO2 o aplicar la otra alternativa única, el gas, que sí emitiría CO2 y que aumentaría los precios de la electricidad y, por tanto, las emisiones.

P: ¿Por qué la demonización a la energía nuclear entonces?

R: Porque la energía nuclear es una tecnología muy compleja y por ello, es difícil de explicar. Yo creo que en el principio de los programas nucleares, allá por los años sesenta, la oposición radical a la energía nuclear trató de ser contraargumentada, pero nunca hemos sabido comunicarle a la opinión pública las bondades de la nuclear porque ha sido siempre atacada desde un punto de vista antihumanista. La manera de defenderla no ha sido correcta porque se han usado términos técnicos al ser una tecnología compleja. Esto ha hecho que el discurso no haya calado en la sociedad. La industria dejó de comunicar con la intensidad que se hubiese necesitado en su momento y durante décadas prevaleció el discurso único, que fue el antinuclear, que copó todo el espacio público de discusión. Tras años de repetir el mismo discurso, en el imaginario popular están todos los mitos antinucleares que yo desmonto, uno a uno, en mi libro.

La manera de defenderla no ha sido correcta porque se han usado términos técnicos al ser una tecnología compleja. Esto ha hecho que el discurso no haya calado en la sociedad. La industria dejó de comunicar con la intensidad que se hubiese necesitado en su momento y durante décadas prevaleció el discurso único, que fue el antinuclear"

P: Sorprende el apagón nuclear mientras Europa reactiva plantas contaminantes, como las térmicas

R: El año pasado, España quemó más gas que nunca. En los 11 años anteriores, la líder había sido la energía nuclear y en 2021, por primera vez en la historia fue superada por la energía eólica. Eso es una transición de referencia en el mundo: hemos transitado de una utilización masiva de combustibles fósiles a unas tecnologías que no emiten CO2. Desafortunadamente, las consecuencias de las políticas derivadas de tratar de paliar los altos precios, llevaron a subvencionar el gas y el año pasado quemamos más gas que nunca, algo contraproducente para los intereses climáticos

P: ¿Es, por tanto, el momento de reivindicar la energía nuclear?

R: La energía nuclear siempre ha estado ahí, en la base de los sistemas. Es cierto que la sociedad no conoce los pormenores de los sistemas energéticos y no nos hemos preocupado de cuáles son las tecnologías que están tras un hecho tan sencillo como pulsar un interruptor para que la luz se encienda. Esta crisis energética ha servido para que la sociedad se dé cuenta, despierte del letargo y comience a protestar contra las políticas energéticas, especialmente de la UE, que se han venido llevando los últimos años. Están condenando nuestras economías, nos están condenando a un frenazo en el progreso y en el crecimiento económico. A lastrar nuestros intereses. La nuclear es una energía que aporta estabilidad, seguridad de suministro, la no emisión de gases de efecto invernadero y precios bajos de la electricidad. La gente está empezando a darse cuenta de que esto siempre ha sido así y que hay que reivindicarlo. Vemos un cambio de opinión en la opinión pública. De hecho, en las últimas encuestas nos están diciendo que la mayoría de la población en Alemania nos están diciendo que la mayoría de la población está a favor de la operación nuclear en las centrales que todavía les quedan.

P: ¿Es la energía nuclear el único camino para que Europa consiga la autonomía energética?

R: Será a través de una mezcla de varias tecnologías. En energía, cuando uno ve el devenir histórico de la humanidad respecto a los consumos energéticos, se da cuenta de que no existe una solución mágica ni única. Siempre es una mezcla de varias tecnologías, aunque siempre existe una dominante en su momento. Ahora mismo a nivel mundial está siendo el petróleo y el gas, anteriormente fue el carbón y antes la madera. Estamos intentando hacer la siguiente transición a fuentes de energía que no emitan CO2. Las energías renovables ayudarán cada vez más, pero solas, con las tecnologías actuales, no van a poder, necesitan ayuda.

P: ¿Existe todavía cierto 'efecto Chernobyl' para demonizar a la energía nuclear? ¿Se ha reactivado con el accidente de Fukushima?

R: Los accidentes nucleares han marcado una profunda radicalización del discurso contra la energía nuclear, pero cuando vamos a mirar los datos reales de fallecidos debido a la energía nuclear, vemos que es la que menos fallecidos ocasiona por unidad de electricidad producida, al nivel de la energía solar. La solar y la nuclear son las energías más seguras que existen, el resto vienen detrás. Los datos nos dicen que cuando la energía nuclear genera tres fallecidos para generar tres MWh, el carbón genera más de 3.000.

Los accidentes nucleares han marcado una profunda radicalización del discurso contra la energía nuclear, pero cuando vamos a mirar los datos reales de muertos debido a la energía nuclear, vemos que es la que menos fallecidos ocasiona por unidad de electricidad producida"

P: En tu libro argumentas que por mucho que los países desarrollados usemos tecnologías limpias, es necesario dárselas también a los países en vías de desarrollo

R: Cuando uno va a los datos crudos, ve que España emite menos del 1% de las emisiones globales. Por mucho que España haga un esfuerzo ingente, aunque mañana consiguiéramos inventar mágicamente algo que cortara de raíz todas las emisiones de CO2, en el mundo apenas se notaría. Las grandes emisiones de CO2 vendrán de países en desarrollo, China fundamentalmente, también de sudeste asiático, África, Sudamérica... son países pobres que lo son porque consumen poca energía, pero estos países van a demandar cada vez más energía. Nosotros, en los países ricos, nos hemos desarrollado merced al consumo ingente de combustibles fósiles. No tenemos ningún derecho a decir a los países pobres que no se pueden desarrollar. Tampoco que no pueden usar combustibles fósiles y que tienen que permanecer en la pobreza o utilizar unas tecnologías que son extraordinariamente caras y que no se pueden permitir porque nosotros, las élites de los países ricos, hemos decidido que el mayor problema de la humanidad es el cambio climático. Es una falta de sensibilidad absoluta con los países pobres, que tienen el derecho a vivir como nosotros y que van a pelear por conseguir ese derecho. Si no aportamos tecnologías disruptivas, lo van a hacer usando combustibles fósiles. Además, cada kilo de combustibles fósiles que usemos los países ricos, es un kilo que estamos evitando que utilicen ellos, que les hacen mucha más falta. Tenemos el ejemplo paradigmático de Alemania, quemando carbón.

P: Estados Unidos y China lideran la contaminación mundial en estos momentos

R: Estados Unidos se equipara a Europa en número de habitantes. Europa tiene 122 centrales y EEUU unas cien. En el porcentaje de electricidad que procede de la energía nuclear, EEUU está igual que España y más o menos igual que la UE. En España tenemos siete reactores nucleares que producen aproximadamente el 21% de la electricidad que consume, Estados Unidos es el 20% y la UE, el 25%. China está construyendo un ambicioso programa nuclear, pero tienen 1.200 millones de habitantes y aunque sean los líderes en construcción de centrales nucleares, también lo son en uso de carbón, de energía solar y en todo.... porque su demanda va a crecer tanto que necesitan todas las tecnologías disponibles.

P: En tu libro también hablas de la gestión de residuos nucleares, otro argumento antinuclear

Todas las tecnologías de generación de energía generan residuos. No hay actividad humana que no genere residuos. La particularidad de los residuos nucleares es que son radiactivos y, por tanto, son muy peligrosos. Deben gestionarse de forma adecuada. La maravilla del progreso y la tecnología es que es posible hacer seguras cosas que son muy inseguras. Siempre pongo el ejemplo de un avión: ¿hay algo más inseguro que ir volando en una lata de metal a 10 km de altura a 1.000 km/h? Es extraordinariamente peligroso, pero la tecnología ha hecho que volar sea la forma de transporte más segura. La energía nuclear, del mismo modo, ha conseguido gestionar sus residuos de manera totalmente segura. En la historia de la energía nuclear no ha habido ningún accidente en el que haya habido que lamentar algún tipo de víctima por los residuos. El argumento es el contrario: si no hemos tenido ningún fallecido o accidente en sesenta años. ¿Por qué algunos siguen diciendo que son peligrosos? No lo son, porque se gestionan adecuadamente.

Si no hemos tenido ningún fallecido o accidente en sesenta años. ¿por qué algunos siguen diciendo que son peligrosos? No lo son, porque se gestionan adecuadamente"

P: Siempre se demoniza en películas y series al que usa energía nuclear... siempre son los malos

R: Steven Pinker decía que el ser humano está adaptado a las noticias catastrofistas: los titulares así son los que más venden. Está especialmente adaptado a que le metan miedo. Este mensaje siempre cala, siempre vende y siempre llega al público generalista. El discurso antinuclear siempre se ha centrado en la seguridad de las plantas, que no está ne entredicho, ya que son extremadamente seguras. También se ha centrado en los residuos, diciendo que son extremadamente peligrosos. Lo son si no se saben gestionar, pero sabemos cómo hacerlo y, por tanto, no ha supuesto nunca un peligro. Es un discurso mágico para alimentar el pensamiento antinuclear.

P: Uno de esos argumentos es que la energía nuclear genera cáncer...

R: El discurso antinuclear ecologista yo lo equiparo con una nueva religión. Tiene sus propios apóstoles, su liturgia y sus mensajes que la ciencia poco a poco arrincona y deja sin espacio. En España, los grupos ecologistas se cansaron de pedir un estudio epidemiológico en las inmediaciones de las centrales nucleares para demostrar que las tasas de cáncer eran superiores al resto de las poblaciones españolas donde no había centrales. La conclusión del estudio fue la contraria: se demostró que no hay ninguna incidencia superior de cáncer. Automáticamente, tuvieron que cambiar el discurso. Es decir 'nucleares no, por nucleares no', sin ningún tipo de base científica para seguir viviendo de la exégesis ecologista

P: El uranio es finito, ¿pero hasta qué punto es esto así?

R: Los argumentos contra los recursos naturales es un debate recurrente que existe desde que Malthus escribió su Ensayo sobre los principios de la población a finales del siglo XVIII. Es la matraca continua de que los recursos se van a acabar, pero no lo hacen. ¿Por qué? Porque ese discurso parte de un error intelectual, que considera a los seres humanos como cualquier otra especie animal: que somos capaces de utilizar los recursos como los encontramos en la naturaleza. Pero el ser humano no se encuentra los recursos, los crea. El uranio no era un recurso hasta que el ser humano lo descubrió. Lo mismo pasó con el carbón, con el petróleo o el silicio. Entonces, los recursos naturales siguen un proceso cíclico: tenemos unas reservas que tienen un precio determinado, conforme el precio es barato se deja de buscar reservas, el precio empieza a subir porque las reservas empiezan a bajar a medida que agotamos el recurso. Cuando el precio es lo suficientemente elevado, se crea un efecto llamada y los sectores van a buscar recursos. Cuando se busca, se encuentra y el precio vuelve a bajar, por lo que tiene un ciclo de precios que suben y bajan. Tenemos unas reservas de uranio para 110-120 años, pero es que hace 20 años, teníamos reservas para 70 años. Nunca en la historia hemos tenido tanto uranio. No es un problema, no va a haber escasez y, por tanto, no es un argumento.

Hay que dejar de perseguirla a nivel gubernamental. En España, la energía nuclear tiene una presión fiscal asfixiante. Está haciendo que las plantas sean insostenibles desde el punto de vista económico"

P: Se habla mucho de la fusión nuclear como la solución universal. ¿En qué punto está esta tecnología?

R: El problema que hay es de materiales que nos permite que esa tecnología sea una realidad. Estamos en un desarrollo que no me cabe duda que en el futuro será una realidad, aunque no me atrevo a decir cuando. ¿Será la solución a todos los problemas? Conforme se ha ido desarrollando la historia del ser humano, yo diría que no, que será una tecnología más de la variedad de tecnologías que servirán para que el ser humano siga produciendo energía, progresando y generando riqueza.

P: ¿Se debe regular mejor la energía nuclear para que sea interesante de cara a un inversor?

R: Hay que dejar de perseguirla a nivel gubernamental. En España, la energía nuclear tiene una presión fiscal asfixiante. Está haciendo que las plantas sean insostenibles desde el punto de vista económico. Por tanto, no se pide que se ayude a la energía nuclear, directamente se pide que no se la machaque. Sucesivos gobiernos que hemos tenido han usado la energía nuclear como instrumento meramente recaudatorio. Tenemos impuestos duplicados y triplicados, algunos ilegales y declarados inconstitucionales por el Tribunal Constitucional en varias ocasiones y aún así, están vigentes y se siguen cobrando. Hacen que una energía extraordinariamente competitiva, que podría abaratar el precio de la electricidad, se está haciendo artificialmente cara con base en una presión fiscal por un motivo recaudatorio, lo que hace que sea más cara para todos los españoles y la industria, que pierde competitividad y que genera desempleo.

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