Investigadores de la Universidad de Kyoto han medido las dosis de radiación que reciben los habitantes de tres áreas situadas en la zona entre 20 y 50 km alrededor de la central nuclear de Fukushima. Tras analizar las lecturas de los dosímetros y la radiación recibida por otras vías, los autores concluyen que estas personas están expuestas a una radiación extra similar a la que se recibe cada año de fuentes naturales. También estiman que, si se toman las medidas oportunas, el riesgo de aumento de cáncer tras el accidente nuclear de 2011 no será relevante epidemiológicamente en los próximos años.