El candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, no quiere polémica alguna sobre la concesión de beneficios penitenciarios a presos de ETA antes del 20-N, sobre todo por el coste electoral que llevaría aparejada cualquier medida de este tipo. Así se lo ha trasladado Zapatero al presidente del PNV en el encuentro celebrado este miércoles en La Moncloa, donde repasaron el guión que previamente han pactado ambos para coronar el final del terrorismo, del que es partícipe también el líder del PP, Mariano Rajoy. Urkullu ha dejado constancia en Madrid de que ha hablado con este último antes y después del comunicado etarra en el que anunció el pasado jueves el cese “definitivo” de la violencia. Con anterioridad, han mantenido media docena de contactos discretos en los que el fin de ETA ha ocupado un papel central.
La izquierda abertzale trabaja sobre un comunicado en el que, previsiblemente, reconocerá el sufrimiento de las víctimas. Con posterioridad, los presos que quieran se sumarán al mismo. Fuentes gubernamentales calculan que lo hará el 90% de los reclusos, paso a partir del cual podrán tener acceso a condiciones carcelarias menos rígidas e, incluso, acceder con el tiempo al tercer grado y disfrutar de permisos. La fase final está reservada, en su caso, para los indultos parciales o totales, paso reservado al Consejo de Ministros.
En el reconocimiento del sufrimiento de las víctimas se implicarán instituciones internacionales y diversos foros europeos. El propio Urkullu, uno de los mejores conocedores del guión, ha emplazado a las instituciones europeas a involucrarse también en la “resocialización” de los presos. Las dos vías discurrirán paralelas.
Todas las partes implicadas asumen que en la fase final del proceso es muy importante no cometer errores. De ahí que nadie cuente con una foto final de rendición ni de entrega de las armas como tal porque, posiblemente, podría echar todo por tierra. La sensibilidad de las víctimas está, como es lógico, a flor de piel y las prisas que demuestra la izquierda abertzale por rentabilizar el final de ETA en las urnas el próximo 20-N chocan con la prudencia exigible a un Gobierno agónico y la discreción que mantiene un líder de la oposición que toca ya el poder con sus manos.
En este tablero no encaja, pues, la concesión de beneficios penitenciarios antes de las elecciones, aunque seguro que el Gobierno hará un gesto con los presos enfermos, tal y como le ha pedido a Urkullu a Zapatero. Mientras tanto, el PNV, en clara competición con la izquierda abertzale dentro de la recomposición del campo nacionalista en el País Vasco, ha vuelto a poner su programa de máximos sobre la mesa. La reivindicación de otro estatus para esta comunidad autónoma que acabe en el llamado derecho a decidir, ha recordado el presidente del PNV, no lo puede patrimonializar la izquierda abertzale ya que ha sido una constante en las cinco últimas asambleas de un partido que acumula 116 años de historia.