Uno de los grandes retos a los que se enfrentó Irene Montero en su etapa en Igualdad fue la prostitución. Su obra magna, y a la postre ataúd político, la infame ley del 'solo sí es sí', trató de afrontar los grandes vacíos legales que existen en España a este respecto. Al margen de la chapuza jurídica y los cientos de penas rebajadas que trajo consigo, esta ley trató de minimizar el impacto de la explotación sexual en el día a día.
La ley del 'solo sí es sí' prohíbe tajantemente "la publicidad de servicios de prostitución (o contenidos directamente relacionados con ella)". Esta línea y media de texto, apenas una gota en todo el océano legal que trató de abarcar la legislación creada por Igualdad, supuso un terremoto logístico para miles de prostitutas en toda España.
En pleno siglo XXI, y para aquellos que este mundillo les siga pareciendo que solo vive de los clubes de carretera y casas de placer, la realidad poco o nada tiene que ver. Una inmensa mayoría de prostitutas ejercen por cuenta propia, muchas de ellas lo compatibilizan con sus trabajos diarios. Es la forma de sacarse un sobresueldo con el que llegar a final de mes y no terminar ahogadas en la era de inflación.
Por ello y para ello, existían páginas como la ya extinta pasion.com. En ellas, los clientes podían acceder a todo tipo de servicios. No se escondía nada, los anuncios eran claros y meridianos. Pero, tras la aprobación de la ley del 'solo sí es sí', se vieron obligadas a cerrar. Como esta, había cientos de ellas. Aunque intentaron salir a flote con otro dominio o usando un lenguaje menos directo, no sobrevivieron a la caza.
Como si del proceso migratorio de las aves se tratara, miles de trabajadoras sexuales aterrizaron en aplicaciones de citas como Tinder, Adopta Un Tío o Badoo, por citar algunas. Estas quedaron abarrotadas de perfiles que, tras deslizar un par de fotografías, te daban su número de teléfono y adjuntaban sus tarifas. Una lástima, pues el uso de este tipo de apps dista mucho de ser el de contratar a una prostituta. Telegram es otro de los grandes agujeros negros, ya que se hace casi imposible controlar lo que se ofrece en sus canales, sea del ámbito de la prostitución o cualquier otro.
Páginas de escorts, la trampa a la ley del 'solo sí es sí'
Hecha la ley, hecha la trampa. Si no se pueden poner anuncios explícitos a este respecto, pues habrá que disfrazar las palabras. Si el castellano es un idioma rico, no hay problema. Por ello, la opción preferida para los chulos es abrir portales webs para ofrecer servicios de compañía. Las famosas escorts, que caminan por el afilado borde de la legalidad.
Entre las más visitadas se encuentran Scompi, heredera directa de Slumi, y pecados.net. En ellas, los perfiles de las prostitutas son más sofisticados, brindando masajes, un hombro sobre el que llorar o alguien con quien pasar el día de una forma más amena. Ante esta proliferación de webs, la ley del 'solo sí es sí' poco puede hacer.
Dentro de sus epígrafes, el texto especifica que se considera publicidad ilícita si utiliza "estereotipos de género que fomenten o normalicen las violencias sexuales contra las mujeres" o las presenten "de forma vejatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo como objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar".
Pese a las dificultades que entraña controlar este torrente de nuevas páginas de escorts, el Ministerio de Consumo, a través de su Dirección General, comunicó el pasado mes de octubre la apertura de un "expediente sancionador a varias empresas que mantienen en sus webs anuncios de servicios de prostitución tras la advertencia que el Gobierno les remitió en el mes de julio para que retirasen este contenido “de forma inminente”".
Las multas, que podían llegar hasta los 100.000 euros, eran solo el inicio, pues podían suponer el cierre definitivo de los cientos de webs de compañía que anteriormente hemos relatado. Además, el Ministerio de Consumo compartió los resultados de dicha investigación, los cuales se encuentran colgados en la página web del mismo.
"Los requerimientos realizados previamente se enmarcan en una investigación liderada por la Dirección General de Consumo (DGC), en la que se examinaron más de 400 anuncios sobre prostitución y registrado 5.600 datos. Los resultados arrojaron que el 99,5% de los spots analizados contaban con fotografías de contenido sexual, el 57% hacía referencias directas al cuerpo de quien publicita sus servicios y el 62,5% usaba en el texto del anuncio adjetivos con contenido sexual.
Además, según la investigación del Ministerio de Consumo, los anuncios se presentaban en su mayoría como escorts con la intención de intentar sortear la legislación vigente. Este término, de hecho, apareció en el 90% de las webs analizadas en los filtros de búsqueda y en los espacios publicitarios de los portales", explica el comunicado de Consumo.
Por último, desde Consumo advertían que sus acciones "se alinean con el Parlamento Europeo, que recientemente también ha mostrado su preocupación por este tipo de publicidad y ha instado a los Estados Miembros a que adopten “medidas urgentes para hacer frente a la publicidad en línea y la facilitación de contactos que fomenten directa o indirectamente la prostitución o busquen atraer compradores, con el fin de prevenir la explotación de la prostitución ajena también en línea, incluida la de estudiantes, en particular de mujeres jóvenes, y la explotación sexual de menores por parte de hombres más ricos e influyentes“".