Satisfacción en Génova por cómo han jugado sus cartas en los últimos ocho días en Bruselas. Un envite que comenzó el lunes de la semana pasada y que puede finalizar este miércoles, una vez comparezca Teresa Ribera en el Congreso y se desbloquee en el Parlamento Europeo su nombramiento. Algo que Alberto Núñez Feijóo y su equipo han tratado de frenar a toda costa, al menos, hasta que la todavía vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica se sometiera a su tercer grado parlamentario. Dicho y hecho. "El Partido Popular Europeo (PPE) se mantiene en su posición: no habrá novedades hasta escuchar a Ribera dar explicaciones en el Congreso", celebraban en la noche de este martes fuentes de Génova.
A ojos de la sala de máquinas de los populares, dos son los principales objetivos cumplidos: uno buscado y otro, sobrevenido. "Cuando nuestro objetivo era internacionalizar el problema que tenía Pedro Sánchez con Teresa Ribera, nunca pensamos que llegaríamos a ver al presidente del Gobierno negociando con eso que llaman extrema derecha", sintetizan en el equipo de Feijóo con genuina felicidad. Para un eurodiputado del PP con galones en la Eurocámara, el movimiento de Sánchez ha evidenciado en Europa que "vendería su alma al diablo" con tal de conseguir sus objetivos. Una queja que, exportada recurrentemente por los populares a la política comunitaria, ahora cuenta con una prueba manifiesta. Para los populares en Bruselas, el swing político del implacable secretario general del PSOE "nunca ha estado tan débil" en la capital europea.
En el PP encuentran un botín discursivo descomunal, sin parangón, en que Sánchez haya decidido negociar "personalmente" con Giorgia Meloni y Víktor Orbán. Dos líderes políticos que, siempre tildados por Sánchez como de "ultraderecha", a menudo puestos como ejemplo de hacia donde no debe cabalgar la Unión Europea, han resultado ser ahora interlocutores válidos. Dos dirigentes con los que llegar a acuerdos legítimos en Europa como se alcanzan en el Congreso con Junts y Bildu.
Por eso en la dirección nacional del PP se relamen del rédito obtenido con su pulso en Bruselas. O más bien, del crédito perdido por Sánchez "sacrificando una nueva línea roja". Un movimiento más que simbólico para los populares, habida cuenta de que un posible pacto Feijóo/Abascal fue la idea-fuerza en torno a la que giró la campaña del PSOE en las últimas elecciones generales. Un motor electoral con el rechazo a Vox como gasolina con el que Sánchez consiguió retener su poder en el Palacio de la Moncloa. Ahí el triunfo: la posibilidad de haber neutralizado, por fin, el "comodín de la ultraderecha" empleado por Sánchez y sus socios para espantar a esa parte del electorado a quien Santiago Abascal genera urticaria.
"¿Os acordáis de las líneas rojas de lo que llaman la ultraderecha? Pues mirad, ahora la oferta del PSOE en Europa es pactar con lo que llaman la ultraderecha europea. Ya veis que la grandilocuencia y los cordones sanitarios duran lo que tarda el PSOE en necesitar a los comisarios de la extrema derecha a cambio de que voten a la comisaria candidata Teresa Ribera", se vanaglorió Feijóo este lunes ante la plana mayor de su partido, en referencia a Oliver Várhely y Raffaele Fitto, los candidatos a comisarios de Orbán y Meloni, respectivamente.
Pero la "victoria estratégica" –así lo consideran en Génova– que ha retrasado durante una semana el nombramiento de Ribera no se queda ahí. Para los populares, "que el líder de la Internacional Socialista sea quien avale la entrada de la extrema derecha en un Gobierno es algo que le recordaremos siempre a la izquierda en nuestro país". Hay vocación de continuidad, un antes y un después. La sensación de poseer, al fin, el argumento definitivo con el que anular ese ideario de Ferraz que, por ósmosis, asocia a Feijóo con Abascal y al PP con Vox. "¿Por qué no es lo mismo compartir gobierno con Juan García-Gallardo que con Fitto o Várhely?", comparan en el equipo del líder del PP.
Ester Muñoz confrontará con Ribera
En cuanto a la comparecencia de Ribera, será Ester Muñoz, vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP y figura al alza dentro de la organización, la encargada por Feijóo para intentar acorralar a la vicepresidenta tercera. "Preguntará mañana a Ribera si dimitiría como vicepresidenta de la Comisión si fuera imputada por su deficiente respuesta a la DANA y su nula prevención de las riadas que afectaron a Castilla-La Mancha y a la Comunitat Valenciana", adelantan fuentes de la dirección nacional popular.
Otras voces del PP consultadas en Europa ponen el foco, precisamente, en este extremo. "¿Qué hará Ursula [von der Leyen] si Ribera es imputada? ¿Aplicará el artículo 17 del TUE [Tratado de la Unión Europea]?", se preguntan sobre un precepto que reza, literalmente, que "un miembro de la Comisión presentará su dimisión si se lo pide el presidente". Una de las dos condiciones impuestas por el PPE liderado por el alemán Manfred Weber –la otra es la propia comparecencia de la candidata a la vicepresidencia verde de la Comisión– para desbloquear su nombramiento.
Ester Muñoz, lógicamente, atacará por este flanco a Ribera, solicitando su compromiso verbal de que así será, más allá de las explicaciones debidas como responsable última de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), cuyos pronósticos fueron volátiles a lo largo del fatídico 29 de octubre y tardía la información transmitida a la Generalitat Valenciana. Además, Muñoz reiterará el "abandono" en sus responsabilidades desde que fue propuesta por Sánchez para encabezar la lista del PSOE a las elecciones europeas del 9 de junio. Un cometido que aceptó sin abandonar su puesto en el Consejo de Ministros y sumando, semana a semana, incomparecencias en los plenos del Congreso.
Pdomingo3
20/11/2024 01:19
Me da igual que sea de izquierda de derecha rico pobre guapo feo rico pobre preo lo que sí es el as de la des...v....za