España

El fin del 'bombero torero': ¿derechos sociales o una condena al ostracismo laboral?

Tras la aprobación en el Congreso el 27 de abril de la prohibición de espectáculos taurinos que vejen personas con discapacidad, se abre un debate sobre si conviene o no decidir por los demás

Independientemente de si nos agrada, nos parece moral o no, la figura del bombero torero lleva entre nosotros desde hace muchísimo tiempo. España es una nación de tradiciones, un país que ha vivido abrazado al costumbrismo hasta hace bien poco, cuando las nuevas generaciones de políticos y pensadores se han empeñado en empujarnos fuera de nuestro ser. Un sentimiento de pertenencia que lleva entre nosotros muchos siglos, una ideología común más longeva que la historia de muchas potencias actuales.

En España, de vez en cuando, se tiende a decidir por los demás en asuntos bastante trascendentales. Y así ha sido en el caso de las personas que laboran en los espectáculos taurinos que cuentan con bomberos toreros en sus filas. El Congreso ha aprobado el Proyecto de Ley de trasposición de Directivas de la Unión Europea en materia de accesibilidad de determinados productos y servicios, que incluye, entre otras medidas, la prohibición legal de celebrar espectáculos públicos, incluidos los taurinos, que supongan vejación para personas con discapacidad.

El texto salió adelante previamente en el Senado con la abstención del PP y el rechazo de Vox. También regula los Centros Estatales sobre Trastornos del Espectro del Autismo y de Documentación e Investigación sobre Discapacidad y da mandato al Gobierno para actualizar la normativa reglamentaria del Real Patronato sobre Discapacidad o la ampliación a intervenciones de accesibilidad universal del Fondo Reina Letizia para la Inclusión Educativa.

Muchas de estas iniciativas han sido impulsadas por el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) que presenciaron el debate en la tribuna de la Cámara alta "para ser testigos de este avance normativo en el ámbito de la accesibilidad a productos, bienes y servicios".

Entre las novedades que recoge esta normativa, también destaca "la creación de una nueva oficina técnica que ejerza como mecanismo de coordinación y comunicación y permita a las autoridades designadas colaborar estrechamente". Además, se establece que sean las comunidades y las ciudades autónomas las que designen a las autoridades responsables de la vigilancia de los criterios de accesibilidad aplicable a los productos y servicios contemplados en la Directiva.

¿Quién es el Estado para decidir sobre el bombero torero?

De este modo, y tras la decisión final del Congreso, las personas con discapacidad que salían a flote económicamente participando en este tipo de eventos, se ven abocados a reinventarse laboralmente en una sociedad que los sigue mirando con muchos prejuicios. El Estado debe tener el compromiso con estos bomberos toreros de facilitarles una nueva posición con la que seguir con sus vidas. ¿Alguien ha preguntado a ellos qué quieren hacer con su vida?

La reforma de la ley de discapacidad para prohibir estos actos era un compromiso que asumió el Ministerio de Derechos Sociales, que en numerosas ocasiones ha pedido públicamente la cancelación de estos espectáculos al considerar que denigra a las personas con acondroplasia y atenta contra la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.

En una entrevista con la Agencia EFE, Daniel Calderón, responsable de Diversiones en el ruedo, ha explicado los motivos y razones por las que esta decisión afecta de sobremanera a las personas que participan en los shows de bombero torero. La compañía que dirige se define como un "espectáculo cómico taurino que inculca los valores de la tauromaquia entre familias" y la componen 14 personas, "7 de talla baja".

"Comemos de ello; es una auténtica aberración que, encima que tienes la oportunidad de trabajar en algo que te gusta, que eres un profesional que cotizas legalmente, te lo prohíban; es como si por ser rubia en tu trabajo no te dejaran ser periodista, no se entendería", apunta.

"Los que estamos en el espectáculo somos libres, ejercemos el trabajo que queremos y nadie nos obliga a nada, es algo inexplicable lo que pasa en España", insiste este empresario, que recuerda que trabajan en Francia y Portugal, países donde no tienen ningún problema.

"Estamos totalmente regulados, tenemos un convenio taurino, tenemos una base de cotización, es que somos toreros y no lo pueden prohibir; en la tauromaquia tenemos nuestras armas, tenemos nuestros derechos y abogados e iremos hasta la última a defenderlo", señala.

Desconfían de las posibles alternativas laborales. "Es fácil prohibir sin darte una alternativa laboral; la única es que cobres una ayudita de 400 euros que no te vale ni para pagar gastos y dar de comer a tu familia o trabajar en la ONCE, donde ellos te obliguen a estar en calle: ¿y eso no es denigrante?", cuestiona Calderón.

"No queremos formación, ya tenemos nuestro oficio; es como si eres carpintero y ahora quieres enseñarme a ser charcutero, porque a usted le da la gana. No hay ni por dónde cogerlo, no tiene ni pies ni cabeza", finaliza. Juzguen ustedes. ¿Derechos sociales reales o un movimiento de salón que conlleva pérdida de trabajos?

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