'Tic-tac'. El reloj sigue sonando y al Gobierno le causa el mismo temor que al capitán Garfio, histérico con el sonido que anticipa la llegada del cocodrilo que le arrebató una mano. Moncloa tiene hasta el 31 de agosto de 2026 para gastar los fondos Next Generation y les busca salida como puede. Uno de sus últimos proyectos será la dedicación de cerca de 800.000 euros del Plan de Recuperación para cambiar la imagen de marca del Instituto Cervantes.
En concreto, la cifra total que el Ministerio de Asuntos Exteriores destina a tal fin es de 781.801 euros, y el adjudicatario es la empresa especializada en publicidad Prodigioso Volcán. El Instituto Cervantes es una institución pública creada bajo el Gobierno de Felipe González en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español y "contribuir a la difusión de las culturas hispánicas en el exterior". En estos momentos está presente en 88 ciudades de 45 países, a través de sus centros, aulas y extensiones, por los cinco continentes. En España cuenta con dos sedes, la central de Madrid -en Calle Alcalá, bien cerquita de Gran Vía- y otra en Alcalá de Henares, cuna de Miguel de Cervantes. El contrato se va a financiar con fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR en adelante), bajo el Componente 19-Inversión 1, correspondiente a la inversión en Competencias digitales.
En los pliegos de contratación, consultados por Vozpópuli, el Gobierno argumenta que el Instituto Cervantes está "inmerso en un proceso de transformación digital que implica la revisión de procesos de comunicación y la creación de nuevos productos y servicios". En este sentido, consideran necesaria la puesta en marcha de "un plan estratégico que aporte una visión global de sus proyectos y que contribuya a consolidar una imagen sólida y coherente de la marca Instituto Cervantes en el futuro, para potenciar de este modo el ejercicio de su misión y el logro de sus objetivos".
En resumen, el cerca de millón de euros que Exteriores dedicará a este fin deberían servir para reforzar la posición estratégica y la imagen de marca del Instituto Cervantes "como organismo de referencia internacional en la enseñanza, el estudio y el uso del español y en la difusión de las culturas hispánicas". ¿En qué se traduce esto? En una serie de acciones que comienzan con la propia redefinición de la identidad del organismo.
"¿Qué somos? ¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Cómo queremos que nos vean?", serán algunas de las preguntas que responderá la agencia contratada. Una vez dado este paso se diseñará la nueva estrategia de marca y todo un plan de comunicación y rediseño. Se prevén campañas de todo tipo para difundir la nueva esencia del Instituto Cervantes. Al, se deberán haber entregado un mínimo de 200 imágenes y al menos 100 recursos de vídeo de catálogo para ilustrar las áreas de actividad del IC. Todo ello acompañado de un rediseño web y hasta de una nueva "identidad sonora", tal y como se especifica en los pliegos.
Un director del Cervantes en contra del "amigues"
Hay que recordar que al frente del Instituto Cervantes se encuentra el poeta Luis García Montero, que comparte las bondades del lenguaje inclusivo con buena parte del Ejecutivo socialista, pero sin llegar tan lejos como Irene Montero y Unidas Podemos. En una entrevista para EFE así lo manifestaba: "Si yo a mi madre, educada en la España franquista, le hablo de hombres y mujeres o de alumnos y alumnas, ella de manera natural se va a sentir incluida. Si yo en vez de 'amigos y amigas' digo 'amigues' creo que va a considerar que estoy diciendo una tontería".
"Cuando el espacio de lo público lo ensuciamos con alguna ocurrencia, creo que se vuelve contra nosotros. Esos son mis sentimientos y respeto lo que decida cada uno. Y comprendo la militancia feminista que quiere decir 'amigues', pero yo me siento cómodo diciendo 'amigos y amigas' o 'la presidenta', y, sin embargo, me lleno de dudas si tuviera que decir 'amigues", reconoció en dicha entrevista.
Bajo su batuta se va a llevar a cabo este lavado de cara del Instituto Cervantes que el próximo Gobierno deberá heredar al haber ya un contrato firmado y adjudicado. Una forma más de dar salida a los millones de euros europeos que se acumulan en la burocracia diseñada por Moncloa y que está costando colocar.