El Gobierno no hablará en el homenaje de Estado que se rendirá a todas las víctimas de la covid-19 el próximo 16 de julio en el Palacio Real de Madrid y ha decidido ceder el protagonismo al Rey Felipe VI, pero también a la sociedad civil.
No habrá por tanto en ese acto palabras de miembros del Ejecutivo, y sí un discurso del jefe del Estado y de otros dos representantes de las víctimas de esta pandemia y de los profesionales sanitarios que han luchado en primera línea contra la enfermedad, avanzan fuentes del Gobierno a Europa Press.
El lugar escogido para el homenaje es la Plaza de la Armería del Palacio Real, un espacio descubierto y expuesto al sol, por lo que la ceremonia se ha previsto para las 9.30 horas de la mañana y durará en torno a media hora.
Se espera que la plana mayor del Gobierno participe del homenaje, así como la totalidad de los presidentes autonómicos, que han confirmado su asistencia, incluido el catalán Quim Torra.
También estarán presentes los principales representantes de las instituciones europeas (presidentes del Consejo, la Comisión y el Parlamento), el Alto Representante de Política Exterior, además del director general de la Organización Mundial de la Salud.
La Iglesia, invitada
Aunque se ha invitado a la Iglesia a participar, será un acto aconfesional, sin presencia de símbolos religiosos. Su objetivo es el de honrar y recordar a todas las personas que han perdido la vida como consecuencia de esta pandemia, ya sea porque la enfermedad covid-19 fue más fuerte que ellas, bien porque sufrieron los efectos colaterales de la sobrecarga de los hospitales.
Es decir, que el acto va más allá de conmemorar a los 28.396 que, a fecha de este miércoles, reconoce la estadística oficial como fallecidos confirmados por covid-19.
El desfase en el número de víctimas recogidas en el balance oficial respecto del exceso de mortalidad registrado desde que comenzó la epidemia lo ha usado el PP para expresar su temor a que el acto del 16 se convierta en un homenaje a la gestión del Gobierno, en palabras de su portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo.
Una crítica que al Partido Popular le resultará difícil hacer si es el Rey, junto a representantes de la sociedad civil, quienes asuman el protagonismo en ese acto.